El reto de Castro
TRAS EL estrecho par¨¦ntesis que supuso la hist¨®rica visita del Papa, el r¨¦gimen castrista ha vuelto a echar el candado. Al endurecimiento de la ley penal en materia de disidencia pol¨ªtica le ha seguido un juicio-farsa contra contra cuatro opositores, acompa?ado de la mayor redada en a?os contra un centenar de cr¨ªticos del r¨¦gimen. Una forma de decir: "Aqu¨ª no se mueve nadie". El que no se mueve, desde luego, es Castro.Los cuatro disidentes, encarcelados desde julio de 1997 tras publicar un documento titulado La patria es de todos, en el que criticaban el V Congreso del Partido Comunista Cubano, han sido acusados de ser "contrarrevolucionarios pagados por Estados Unidos". El fiscal pide hasta seis a?os de c¨¢rcel.
En un pa¨ªs en el que la independencia judicial es irrisoria, la sentencia depender¨¢ de la voluntad del poder. Est¨¢ en los usos del castrismo utilizar la gradaci¨®n de las penas y los indultos como un elemento de negociaci¨®n diplom¨¢tica. Por eso cabe preguntarse si la elecci¨®n de la fecha del juicio no guarda relaci¨®n con el previsto viaje de los Reyes a Cuba. Este viaje, aplazado hasta que se super¨® la crisis diplom¨¢tica surgida tras la llegada de Aznar al poder, tendr¨ªa un marcado car¨¢cter simb¨®lico, ya que es el ¨²nico pa¨ªs de Am¨¦rica Latina que no han visitado los Reyes. Justamente por ello, una parte de la oposici¨®n anticastrista en el exilio est¨¢ intentando que no se produzca. Y Castro, como producto de su c¨¢lculo o de su paranoia, parece empe?ado en darles munici¨®n.
El viaje de los Reyes deber¨ªa servir para estimular la apertura pol¨ªtica en Cuba. Si se cancela o se aplaza sine die, los primeros que tendr¨ªan algo que perder ser¨ªan los propios cubanos que sufren la opresi¨®n del r¨¦gimen. M¨¢s all¨¢ de las intenciones del sistema, que, sin duda, tratar¨¢ de usar este viaje en beneficio propio, la esperada visita de los Reyes a la isla es una oportunidad para reafirmar el compromiso de la acci¨®n exterior espa?ola con la defensa de los derechos humanos. Los ¨²ltimos acontecimientos ocurridos en Cuba han venido a eliminar los m¨ªnimos resquicios de tolerancia entreabiertos hace un a?o con la visita del Papa.
El viaje de los reyes de Espa?a deber¨ªa contar al menos con las mismas garant¨ªas que tuvo Juan Pablo II en materia de libertad de expresi¨®n y de movimiento, incluyendo contactos con los disidentes pol¨ªticos. Es un reto al que Castro deber¨ªa dar una respuesta constructiva. Hasta la celebraci¨®n de la cumbre iberoamericana, prevista para noviembre en La Habana, hay margen para crear las condiciones adecuadas para esta visita oficial de los Reyes.
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