Buenos indicios y viejos errores

El Real Madrid ofreci¨® signos de mejor¨ªa en su partido frente al Dinamo de Kiev, pero los n¨²meros abundan en varios defectos que le persiguen desde el comienzo de la temporada. En el aspecto colectivo, el equipo sufri¨® en el arranque de los dos tiempos. Despu¨¦s de la inactividad invernal, el Dinamo tuvo su mejor respuesta f¨ªsica en los veinte primeros minutos de cada parte. Despu¨¦s decay¨® de forma evidente, en gran medida por su falta de gasolina.Las estad¨ªsticas hablan de un partido de cuatro tiempos. El primer y tercer cuarto pertenecieron al Dinamo. El segundo y el cuarto fueron del Madrid. Cada uno de los intervalos qued¨® bien definido en el juego. En el comienzo del partido, el Dinamo manej¨® la pelota con criterio y paciencia, y puso a prueba el sistema defensivo del Madrid, mejor armado que en semanas anteriores. Gracias a su firmeza, el equipo de Toshack pudo desactivar el juego de ataque de sus rivales.
Se puede hablar de que hubo un primer asalto t¨¢ctico, con un equilibrio considerable. Las aventuras ofensivas de los dos equipos terminaban generalmente en los tres cuartos de campo, donde se impon¨ªan las l¨ªneas de defensas. El punto de inflexi¨®n se produjo en el minuto 25 del primer tiempo. Guti arranc¨® desde el medio campo, tir¨® una pared con Mijatovic y fall¨® una ocasi¨®n bastante sencilla. El Dinamo sali¨® afectado de la jugada. Su sistema defensivo se resinti¨®, con otro problema a?adido: perdieron el control de la pelota.
El mejor Madrid se vio entre los minutos 25 y 40 de la primera parte. Por juego y por oportunidades, casi todas en cabezazos (Mijatovic, Morientes y Ra¨²l). La facilidad madridista para dominar el juego a¨¦reo habla de las carencias de la defensa del Dinamo en este aspecto, cuesti¨®n que puede ser decisiva en el partido de vuelta. Sin embargo, el Madrid no tuvo demasiada presencia en los costados. O, al menos, poca profundidad. Seedorf sali¨® muy castigado. Fue el jugador que m¨¢s balones perdi¨® (11 en 58 minutos). Este dato explica la dispersi¨®n del jugador holand¨¦s. Seedorf encabeza la lista de balones perdidos en la Liga, con 265 y una media superior a diez por partido. Por tratarse de un medio centro, constituye una cifra escandalosa. Seedorf es el principal suministrador de contragolpes de los equipos rivales. Ning¨²n otro medio centro figura entre los diez primeros en la lista de balones perdidos.
Seedorf no compensa este defecto con su capacidad de recuperaci¨®n de la pelota. En la n¨®mina de los diez mejores interceptadores de la Liga se encuentran cuatros medios centro (Juan G¨®mez, Mazinho, Emerson e Iv¨¢n Helguera, que tambi¨¦n juega como central) y seis centrales. El problema de Seedorf es capital en una posici¨®n que exige seguridad y equilibrio.
Ante el Dinamo, persistieron los errores de Seedorf, esta vez como interior derecho. Sus dificultades no pasaron inadvertidas para el p¨²blico, que la tom¨® contra ¨¦l. Tampoco para Toshack, que le sustituy¨® por Savio en el minuto 58.
El Madrid pag¨® sus viejos errores en el arranque del segundo tiempo. El equipo se rompi¨® por el medio. Volvieron las grandes distancias entre las l¨ªneas, factor que favoreci¨® las intenciones del Dinamo, que estuvo a punto de aprovechar tres contragolpes. Sin embargo, su gol lleg¨® en un error descomunal en el marcaje y en la atenci¨®n defensiva. En un saque del portero, Rebrov gan¨® en el salto a Hierro, probablemente disminuido por sus problemas f¨ªsicos. El bal¨®n sali¨® prolongado hacia Shevchenko, libre de marcaje. La pasividad de Sanchis y Panucci resulta inexplicable en dos defensas de tanta experiencia. Pero su error es bastante com¨²n: los zagueros miran fascinados el bal¨®n y se olvidan de los marcajes. Este tipo de desatenci¨®n le ha llevado al Madrid a numerosos desastres durante la presente temporada. Los remates en el segundo palo, con los defensas despistados, han sido tan habituales como los goles despu¨¦s de rechaces. M¨¢s que un s¨ªntoma, se trata de una dato que complica la vida al Real Madrid con demasiada frecuencia. Toshack tendr¨¢ que corregir este asunto. Y otro m¨¢s: el Madrid comenz¨® el partido con la defensa bastante adelantada, en un intento de ejercer una presi¨®n organizada. Pero a medida que discurr¨ªa el partido, la l¨ªnea defensiva se retras¨® hasta regresar a las posiciones habituales, muy cerca de Illgner. De esta manera, resulta casi imposible tirar el fuera de juego. El ¨¢rbitro s¨®lo concedi¨® uno a favor del Real Madrid. Claro que el Dinamo tampoco se distingue en este apartado. Con Vaschuk como defensa escoba, estableci¨® su l¨ªnea a escasos metros de su portero. No pareci¨®, por tanto, un equipo capaz de intimidar por su organizaci¨®n defensiva, ni por su capacidad para presionar en el centro del campo.
El equipo de Toshack cay¨® preso del desorden en el segundo tiempo. El Dinamo se aprovech¨® de la circunstancia durante quince minutos, pero el gol de Mijatovic dio la vuelta al juego. Puesto que ten¨ªa dificultades para dominar el partido desde lo t¨¢ctico, el Madrid se aprest¨® a un voluntarismo que le rindi¨® beneficios por el car¨¢cter afectadizo del Dinamo, que pareci¨® fr¨¢gil en el aspecto an¨ªmico, y probablemente por sus escasos recursos f¨ªsicos despu¨¦s de la inactividad durante los tres ¨²ltimos meses.
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