Elogio del socialismo "ligero"
Nadie puede dudar ya a estas alturas que el programa pol¨ªtico de la Tercera V¨ªa ha sido un magn¨ªfico ¨¦xito electoral. Un ¨¦xito que se ha visto, sin embargo, bastante empa?ado por el escaso entusiasmo que ha suscitado entre los sectores tradicionales de izquierdas y en el mundo del pensamiento o la intelectualidad en general. Si hay algo que desde siempre ha honrado a la izquierda es que, adem¨¢s de vencer, est¨¢ tambi¨¦n obligada a convencer. Pero lo que ya no parece sensato es que siga sin poder escaparse del famoso c¨ªrculo vicioso, tan bien conocido por la socialdemocracia: que cuando gana, "pierde", y cuando pierde, "gana". "Pierde" porque tras el triunfo electoral se ve obligada a negociar con la realidad y, en el camino, ha de prescindir de muchos de los dictados de la ideolog¨ªa. Pero al menos gobierna. Cuando ha de permanecer en la oposici¨®n, por el contrario, puede permitirse el lujo de la autocomplacencia con sus sacrosantos principios, pero es la derecha la que alcanza sus objetivos.Esta ¨²ltima situaci¨®n la han vivido durante m¨¢s de una d¨¦cada en pa¨ªses como Alemania y el Reino Unido. De ah¨ª que, con cierto retraso, empezaran a proponer una nueva actitud frente a los recientes imperativos de la pol¨ªtica electoral en la sociedad medi¨¢tica: la importancia central del liderazgo, de los mensajes claros y escuetos, de la escenificaci¨®n visual teleg¨¦nica, etc¨¦tera. Y, ya en el plano m¨¢s estricto de las ideas, buscaran un nuevo discurso, apoyado en nuevos think-tanks independientes de los dictados del partido, y se atrevieran a arrinconar los dogmas y a presumir de pragmatismo. Comenz¨®, en suma, una novedosa labor de alquimia dirigida a transformar el bronce de la sociedad capitalista en el oro de la realizaci¨®n de los principios socialistas. Todo ello sin promesas de grandes reformas del status quo, pero bien conscientes de que la izquierda de finales de siglo s¨®lo puede alcanzar sus fines a partir de un nuevo diagn¨®stico sobre la realidad.
Prescindamos ahora de las innovaciones de mercadotecnia electoral u otras estrategias dirigidas a ganar las elecciones, como el gui?o al centro, por ejemplo, y concentr¨¦monos en dicho diagn¨®stico. A este respecto yo destacar¨ªa tres percepciones que me parecen sumamente acertadas: primero, la des-demonizaci¨®n del mercado y la correlativa reinterpretaci¨®n de las funciones y "posibilidades" del Estado actual; en segundo lugar, el reconocimiento expl¨ªcito de la fragmentaci¨®n del ¨¢mbito cultural e identitario, que obliga a recoger apoyos de una pluralidad de grupos sociales que no se dejan englobar ya por el universalismo de la izquierda tradicional; y, por ¨²ltimo, la asunci¨®n de uno de los rasgos b¨¢sicos de la pol¨ªtica: la dificultad de reconciliar de forma elegante y no contradictoria ideal y realidad, principios y gesti¨®n cotidiana. Desde luego, todas estas percepciones van unidas porque es la constataci¨®n de esta brecha entre discurso normativo y tozuda realidad la que, en definitiva, ha propiciado estas nuevas tomas de postura hacia el capitalismo y el Estado y frente a la pluralidad de formas de vida. Puede que esto permita explicar la sugerencia que hiciera Blair al referirse a su postura pol¨ªtica como un "socialismo de valores". Pervivir¨ªa el ethos de la libertad, igualdad y solidaridad que desde siempre ha acompa?ado a la izquierda, pero ¨¦ste no podr¨ªa ser identificado ya sin m¨¢s a una serie preestablecida de recetas de acci¨®n pol¨ªtica.
?Por qu¨¦? Sencillamente porque la palanca encargada de sustentar el encaje de dichos valores -o sea, el Estado- debe ser reajustada a las nuevas circunstancias. Nadie duda ya de que la globalizaci¨®n es una realidad -y no s¨®lo en su aspecto econ¨®mico y financiero-. Hemos de despedirnos, pues, del Estado como instancia jer¨¢rquica capaz de imponerse a la sociedad que supuestamente "encapsula" y a su entorno m¨¢s inmediato. En aras de una mayor eficacia -o simplemente para poder realizar sus fines- se ve obligado a "horizontalizarse", a respetar los procesos de autoorganizaci¨®n social e incluso a impulsarlos favoreciendo procesos de negociaci¨®n y coordinaci¨®n entre toda una mir¨ªada cada vez m¨¢s plural de actores sociales. Esta "crisis de direcci¨®n" no significa que el Estado est¨¦ abandonando sus funciones tradicionales, sino que ¨¦stas se est¨¢n reorganizando a la par que se van superponiendo a otras nuevas, gener¨¢ndose en el proceso nuevas funciones e instituciones.
El ¨¦xito del Estado de hoy se mide por su capacidad catal¨ªtica, por sus posibilidades para combinar su poder convencional a un imprescindible poder de cooperaci¨®n, tanto hacia dentro como hacia fuera. La pol¨ªtica de nuestros d¨ªas est¨¢ inmersa -como no dejan de record¨¢rnoslo algunos soci¨®logos y polit¨®logos- en una estructura reticular cada vez m¨¢s densa y compleja de dependencias y relaciones de negociaci¨®n trasnacionales e internas. S¨®lo "compartiendo" su poder con otros Estados y/o organizaciones puede conservarlo y multiplicarlo a la vez. La recientemente revitalizada socialdemocracia alemana ha calificado a este Estado como el Estado activador (aktivierender Staat). Y Giddens, en un magn¨ªfico libro (La tercera v¨ªa, Taurus, en prensa) m¨¢s dirigido al ciudadano com¨²n que al sesudo investigador social, nos habla de las nuevas virtudes de la gobernancia (governance) -frente al m¨¢s cl¨¢sico "gobierno"- para referirse a estas nuevas interacciones entre Estado y agencias, regiones, grupos, etc¨¦tera.
En todo caso, y ¨¦ste es uno de los presupuestos normativos esenciales de la Tercera V¨ªa, lo esencial es que este Estado "expanda el papel de la esfera p¨²blica" (Giddens), se abra a una mayor transparencia en sus actuaciones, combata m¨¢s eficazmente la corrupci¨®n y aspire a una mayor inclusi¨®n en el sistema de los grupos m¨¢s menesterosos. En la jerga que usamos los polit¨®logos, lo que se necesita es una democracia de "mayor calidad" y de mayor eficiencia administrativa. Esto permitir¨¢ "obtener m¨¢s de menos", sin necesidad de reducir los niveles de gasto social, para dedicar despu¨¦s el excedente en po-
l¨ªticas de promoci¨®n social selectivas e imaginativas pol¨ªticas educativas capaces de invertir las tendencias hacia la desigualdad y la exclusi¨®n social. Y todo ello con la pretensi¨®n de desembocar en un crecimiento ecol¨®gicamente sostenible y velando por la salvaguardia frente a los nuevos riesgos derivados de la aplicaci¨®n de la ciencia y la tecnolog¨ªa. Estamos, claro est¨¢, ante presupuestos ideol¨®gicos que funcionan como principios regulativos que luego deber¨¢n traducirse en decisiones pol¨ªticas concretas seg¨²n los dictados de la ocasi¨®n y las contingencias del momento.Refiri¨¦ndose exclusivamente al ¨¢mbito de la literatura, en sus Propuestas para el pr¨®ximo milenio, Italo Calvino nos habla de las bondades de la "levedad" o leggerezza, de la necesidad de "sustraer peso" a una realidad que ha devenido compacta, inercial, opaca. No creo que sea una mala sugerencia para trasladar al ¨¢mbito de la ideolog¨ªa. Sobre todo tras un siglo desgarrado por el dogmatismo ideol¨®gico y en momentos de proliferaci¨®n de los nacionalismos, ideolog¨ªa pesante donde las haya, incapaz de sustraerse a la fuerza de gravedad de la historia y la etnia. Pero, como Aquiles -"el de los pies ligeros", por cierto-, este nuevo socialismo tiene tambi¨¦n su tend¨®n vulnerable. Si una de sus ventajas estriba en haber roto con la autocomplacencia con los principios de la izquierda tradicional y sus mec¨¢nicas recetas, poco habr¨ªamos avanzado si ahora caemos en la autosatisfacci¨®n con lo dado y renunciamos a que los valores del socialismo sigan ejerciendo como referente ¨²ltimo de nuestras acciones. Deber¨¢n seguir proporcion¨¢ndonos el peso necesario al menos para no ser arrastrados por la fuerza de los mercados y la sociedad mercantilizada. Aunque, ahora que una derecha carente de discurso busca chupar rueda de este nuevo giro de la izquierda, basta con recordar las palabras de Calvino: "La levedad del pensar puede hacernos parecer pesada y opaca la frivolidad".
Fernando Vallesp¨ªn es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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