Sexo, s¨®lo sexo
Cristina Alberdi, ex ministra de Asuntos Sociales y diputada socialista, public¨® una tribuna, el pasado 18 de febrero, con el t¨ªtulo La violencia de g¨¦nero. Firmaban el texto otras siete mujeres para glosar que la Uni¨®n Europea ha declarado 1999 como el "a?o europeo contra la violencia hacia las mujeres".En el texto se repet¨ªa varias veces la expresi¨®n "violencia de g¨¦nero", y conclu¨ªa con la necesidad de insistir en la igualdad entre hombres y mujeres "para la erradicaci¨®n de la violencia de g¨¦nero".
Joaqu¨ªn Moya, licenciado en Filolog¨ªa Francesa, se ha dirigido al Defensor para decir que, "en ingl¨¦s y en franc¨¦s, los t¨¦rminos gender y genre, respectivamente, pueden admitir un sentido no s¨®lo gramatical", sino tambi¨¦n sexista, pero, en espa?ol, a?ade este lector, la palabra g¨¦nero tiene un car¨¢cter estrictamente gramatical, por lo que, en su opini¨®n, Cristina Alberdi emplea la expresi¨®n "violencia de g¨¦nero cuando de lo que se est¨¢ hablando realmente es de violencia sexista".
El Libro de estilo de EL PA?S se?ala que "los art¨ªculos estrictamente de opini¨®n (tribunas) responden al estilo propio del autor y no ser¨¢n retocados salvo por razones de ajuste o errores flagrantes (incluidos los ortogr¨¢ficos)", y concluye que "el criterio es que en tales originales debe respetarse al m¨¢ximo la voluntad de su autor".
Eso es, exactamente, lo que se hizo en esta ocasi¨®n, aunque Cristina Alberdi aclara que en el titular se desliz¨® una errata: el original era La violencia de g¨¦nero y se public¨® como La violencia del g¨¦nero.
Pero en el texto la expresi¨®n correcta se repet¨ªa numerosas veces, y Alberdi, a instancias del Defensor, afirma que "la utilizaci¨®n del t¨¦rmino g¨¦nero para designar la distinci¨®n de sexos es pol¨ªtica, no gramatical".
La diputada explica que "la utilizaci¨®n de la palabra g¨¦nero para referirse a la posici¨®n de hombres y mujeres en la sociedad es un t¨¦rmino pactado en el seno de Naciones Unidas, con motivo de la Cumbre de la Mujer de Pek¨ªn, celebrada en septiembre de 1995, con el objetivo de tener una denominaci¨®n com¨²n a nivel mundial que identificara la distinta posici¨®n de hombres y mujeres hist¨®ricamente y hoy en la sociedad, y las distintas posibilidades que de ello se derivan".
Alberdi asegura que la definici¨®n acordada por la comunidad internacional "se refiere a la construcci¨®n social de los papeles asignados a hombres y mujeres en la sociedad".
La diputada concluye con un lamento: "Como casi siempre, en lo que afecta a las mujeres, estamos, una vez m¨¢s, ante una falta de conocimiento y de inter¨¦s por algo que est¨¢ asumido y consolidado" internacionalmente.
Lo cierto es que, por muy consolidada que pudiese estar la expresi¨®n "violencia de g¨¦nero", el Defensor piensa que chirr¨ªa en espa?ol, y, junto a la de Alberdi, ha pedido la opini¨®n de Alex Grijelmo, responsable de la edici¨®n del Libro de estilo de EL PA?S y autor, entre otros, del libro Defensa apasionada del idioma espa?ol.
En su opini¨®n, "no puede haber violencia de g¨¦nero, como no puede haber violencia de subjuntivo". "En esta acepci¨®n", prosigue, "el g¨¦nero es un concepto gramatical: una mesa tiene g¨¦nero, pero no tiene sexo. La misma palabra violencia es del g¨¦nero femenino. S¨ª se puede hablar de la violencia de las personas de g¨¦nero masculino, pero en este caso no nos referimos a la violencia del g¨¦nero, sino a la violencia de las personas. Si, siguiendo el criterio de la violencia de g¨¦nero, dij¨¦ramos "la polic¨ªa francesa golpe¨® a los manifestantes", estar¨ªamos hablando de una violencia de g¨¦nero femenino, aunque la polic¨ªa estuviera formada exclusivamente por hombres".
Grijelmo aporta algunas alternativas para nuestro idioma: "En ning¨²n caso "violencia masculina" (estar¨ªamos hablando de la masculinidad de la violencia; equivaldr¨ªa a violencia viril, puesto que masculino es un adjetivo: "una mujer de voz masculina", por ejemplo. Incluso podr¨ªamos escribir: "Una mujer de violencia masculina".
"Se entiende mejor, "violencia machista", "violencia contra las mujeres", "violencia de los hombres" (o "violencia del var¨®n" si se quiere evitar la eventual confusi¨®n con el gen¨¦rico hombres como equivalente de seres humanos), o, finalmente, "la violencia del sexo masculino" (entendiendo sexo, en este caso, como "conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo", definici¨®n que da el diccionario en la segunda acepci¨®n de la palabra)".
En la tribuna de Alberdi se citaba una propuesta del Parlamento Europeo en la que se dice que "las cuestiones referentes a la violencia contra las mujeres, la violencia de g¨¦nero, tienen una relaci¨®n con la igualdad entre hombres y mujeres, el reparto de poder entre los sexos y el concepto que los hombres tienen de las mujeres". Grijelmo entiende que esa resoluci¨®n "habla, efectivamente, de "violencia de g¨¦nero", y concluye que "una vez m¨¢s el lenguaje se deteriora desde la c¨²pula de la sociedad, cuando los hablantes de la base siempre han sabido distinguir estos matices; as¨ª, desde las clases cultas se impone una lengua que no es la de la gente".
Juan Luis Cebri¨¢n, fundador y primer director de este peri¨®dico, recordaba el domingo pasado en una tribuna, aunque en otro contexto, que "la extensi¨®n del ingl¨¦s como lingua franca no s¨®lo en Europa, sino en el mundo es algo inevitable". Lengua franca: "La que es mezcla de dos o m¨¢s, y con la que se entienden pueblos distintos". Lengua franca, el ingl¨¦s, muy poderosa, -donde la expresi¨®n violencia de g¨¦nero es correcta-, encaramada ya a la c¨²pula de la sociedad digital, la del futuro. Si, adem¨¢s, el feminismo est¨¢ en la c¨²pula de las exigencias sociales, no ser¨ªa raro que acaben por imponerse a la ortodoxia. Mientras sea posible, defendamos el idioma: sexo, s¨®lo sexo.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o tel¨¦fonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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