Lo que nunca sucedi¨® PEDRO ZARRALUKI
En tiempos de la autarqu¨ªa corr¨ªa por estas tierras un chascarrillo seg¨²n el cual si el timbaler del Bruc, en vez de tocar el timbal, se hubiera tocado los cojones, ser¨ªamos franceses y vivir¨ªamos como reyes. Perdonen la groser¨ªa, pero viene a cuento porque el otro d¨ªa descubr¨ª, en un aula de la Universidad Pompeu Fabra, que aquella frase ingeniosa tan poco complaciente con el ultranacionalismo de la ¨¦poca no era otra cosa que un juego contrafactual. Que nadie se asuste. Me explico. Se presentaba el libro Historia virtual (Taurus), una serie de trabajos dirigidos y prologados por Niall Ferguson. Este ingl¨¦s ha tenido la feliz ocurrencia de pedir a una serie de historiadores que estudien, con seriedad y rigor, qu¨¦ habr¨ªa pasado si las cosas hubieran sido de otra manera. Por ejemplo, si no hubiera existido la rebeli¨®n militar de 1936 en Espa?a -cap¨ªtulo ¨¦ste a cargo de Santos Juli¨¢-, o si la Alemania nazi hubiera invadido Gran Breta?a, o si el comunismo no se hubiese derrumbado en la URSS. En definitiva, les ped¨ªa que se dieran un paseo por los mundos paralelos y nos explicasen qu¨¦ ve¨ªan all¨ª. La idea era, sin duda, interesante y estaba condenada a levantar ampollas entre la vieja guardia de la historiograf¨ªa. As¨ª que, venciendo la pereza, cog¨ª mi ciclomotor y me fui a la universidad. Se encontraba entre el p¨²blico Gabriel Jackson, con su amable sonrisa de sabio incisivo pero ben¨¦volo. Tambi¨¦n Gabriel Halevi y Mercedes Odina, autores del interesante ensayo El factor fama. Entr¨® Niall Ferguson flanqueado por sus presentadores. Albert Carreras reconoci¨® haber empezado a admirar la nariz de Cleopatra en su ¨¦poca de estudiante cuando todos, absolutamente todos sus profesores, negaban la importancia hist¨®rica de tan bello y famoso atributo. Tambi¨¦n, en un alarde de poes¨ªa cientifista, nos record¨® las imprevisibles consecuencias que puede tener el aleteo de una mariposa. A continuaci¨®n, Joan B. Culla -aterrizando en la realidad de forma aparatosa- explic¨® que la ¨²nica especulaci¨®n contrafactual que se hab¨ªa hecho en estas tierras se deb¨ªa a Joan Oliver, que en una obra de teatro imaginaba una Catalu?a independiente y con reyes propios. Esta afirmaci¨®n hizo que Ferguson le mirase con bastante perplejidad. Enric Ucelay-Da Cal, finalmente, se despach¨® a gusto en defensa del libro presentado. Asegur¨® que era una obra importante que pasar¨ªa inadvertida. ?Las razones? Por un lado, el arraigado determinismo que tienen nuestra cultura y nuestro car¨¢cter, al que este cronista, m¨¢s que determinismo, llamar¨ªa inmovilismo fatalista. Por otro lado, la sospecha de que los historiadores espa?oles, utilizando un m¨¦todo de trabajo bastante peculiar, se dedican con gran af¨¢n a buscar preguntas. Pero no preguntas abiertas a la investigaci¨®n y al an¨¢lisis, sino aqu¨¦llas que podr¨ªan servir como introducci¨®n a unas respuestas que ya han preparado y de las que est¨¢n convencidos. Seg¨²n opini¨®n del presentador, que suscribo con alegr¨ªa, har¨ªa falta m¨¢s humor y mucho m¨¢s sentido l¨²dico para equilibrar esa relaci¨®n entre preguntas y respuestas. Niall Ferguson, utilizando la teor¨ªa del caos, explic¨® que en el mundo natural las causas son tan complejas que no se pueden hacer predicciones de futuro. Para este hombre no hay nada que sea inevitable, y el m¨¦todo de trabajo contrafactual vendr¨ªa a ser una especie de ant¨ªdoto contra el determinismo, una manera inteligente de estudiar las numerosas variables que intervienen en la consecuci¨®n de cualquier suceso. Al final, entre la nariz de Cleopatra, la monarqu¨ªa catalana y el lejano recuerdo del timbaler del Bruc, sal¨ª de all¨ª sin saber si hab¨ªa acudido a la presentaci¨®n por decisi¨®n propia o arrastrado por una serie de coincidencias. Al llegar a casa me puse a releer un libro sobre el azar en el que Jorge Wagensberg afirmaba: "Me siento c¨®modo con un mundo determinista en la extensi¨®n rutinaria de las adaptaciones y azaroso puntualmente en ciertas singularidades. Tal esquema de coexistencia entre leyes y contingencias me propone un mundo razonablemente indeterminista en el que, como m¨ªnimo, quedo yo como ser humano con libertad y todo". Bueno, aquello me dej¨® m¨¢s tranquilo, aunque sigo sin saber -como me sucede con mi propia vida- qu¨¦ es m¨¢s importante para entender la historia: si lo que realmente sucedi¨® o lo que pudo haber sucedido.
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