Unas muestras del toreo bueno
Arte, para empezar. No es mal comienzo de la temporada. La afici¨®n disfrut¨® con las muestras de toreo bueno que desplegaron los veteranos diestros y tom¨® buena nota para establecer a su debido tiempo los oportunos t¨¦rminos de comparaci¨®n. Por ejemplo, as¨ª se torea -como en el festival-; as¨ª no se torea -cuando vengan los pegapases d¨¢ndoselas de fen¨®menos-.Se torea seg¨²n demostr¨® Jos¨¦ Fuentes a pesar de sus carencias. Menudo ejemplo. Se pon¨ªa de perfil para citar fuera-cacho, pero templado y rematado el pase, no perd¨ªa terreno y se quedaba colocado para iniciar el siguiente muletazo en perfecta ligaz¨®n. Igualito que ahora...
De esta forma se tore¨® toda la vida. A buenas horas le iban a permitir a un matador que apretara a correr despu¨¦s de cada pase sin llamarle bailar¨ªn y ratonero. De unos a?os a esta parte, sin embargo, las figuras no hacen otra cosa: no paran de correr; si rematan hacia la izquierda, pernean hacia la derecha; luego, al rev¨¦s. Es el toreo zascandil.
Seis ganader¨ªas / Seis matadores Novillos despuntados, discretos de presencia: 1?
La Dehesilla, manso reserv¨®n; 2?. Las Ramblas, bravo y noble; 3?. Sep¨²lveda, flojo y manejable; 4?. R¨ªo Grande, manso con casta; 5?. Lozano Hermanos, inv¨¢lido; 6?. Jos¨¦ Miguel Arroyo, flojo y noble. Jos¨¦ Fuentes: estocada y rueda de peones (aplausos y salida al tercio). Manolo Cort¨¦s: estocada delantera, rueda de peones y seis descabellos (vuelta). Jos¨¦ Antonio Campuzano: estocada trasera ca¨ªda (aplausos y salida al tercio). Pepe Luis V¨¢zquez: pinchazo, estocada corta y descabello (aplausos y salida al tercio). Rafael Camino: pinchazo hondo, cuatro descabellos (silencio). Gustavo Mart¨ªn: pinchazo y bajonazo (escasa petici¨®n y vuelta). Plaza de Las Ventas, 7 de marzo. Inauguraci¨®n de la temporada. Festival homenaje al matador de toros retirado Andr¨¦s V¨¢zquez. Media entrada.
Se hizo presente Manolo Cort¨¦s, que ven¨ªa plet¨®rico de afici¨®n y ci?¨® unas trincherillas soberanas. El arte de torear resurg¨ªa en el ruedo de Las Ventas y el clamor de los ol¨¦s encendidos se elevaba por sobre los tejadillos. Sigui¨® Cort¨¦s por redondos de similar corte y su faena sab¨ªa a gloria.
Quiz¨¢ la cort¨® demasiadas veces; entre tandas se marchaba lejos para degustar relajado las ovaciones de la afici¨®n. Mas al volver se encontraba con el toro enterizo, qui¨¦n sabe si avisado, y ten¨ªa dificultades para recuperar el temple y mantener el tipo frente a la arrancada recrecida.
El toreo al natural... Fuentes y Cort¨¦s hab¨ªan esbozado algunas pinceladas de esta suerte, que es la emblem¨¢tica del toreo. Mas faltaba la instrumentaci¨®n en todos sus tiempos y en su cabal esencia, y ¨¦sa fue obra de Pepe Luis V¨¢zquez en tres muletazos que volvieron a llenar de m¨¢gicas vibraciones el coso vente?o.
El ya maduro artista sevillano -que va para cuarent¨®n, aunque se conserva hecho un quinto- no repiti¨® la suerte. Estaba empe?ado en torear con la derecha al toro, que ya le hab¨ªa hecho fu por ese lado en los lances de capa, y, salvo par de redondos y alg¨²n ayudado suelto, el trasteo result¨® bastante deslucido.
Pudo apreciarse que la afici¨®n estaba con Pepe Luis, y con Cort¨¦s, y con Fuentes. Acaso hac¨ªa comparaciones. Entre el toreo de estos tres y el que practican las actuales figuras -las consagradas y las reaparecidas-, ?hay diferencia? Y si la hay, ?qui¨¦nes son los que, de verdad, ejecutan el toreo bueno?
Estaba por otras Jos¨¦ Antonio Campuzano, fiel a su l¨ªnea, que es la del toreo campero. Una t¨¦cnica propicia para la tienta: eficacia, mandar con capote y muleta sin dar juego a la inspiraci¨®n; de manera que al final quedaba demostrada la bondad de las embestidas del toro antes que los m¨¦ritos del diestro que las propici¨®.
El toro -novillo de festival, en realidad- tambi¨¦n suscit¨® inquietantes reflexiones. S¨®lo los dos primeros tomaron m¨¢s puyazos que los seis de la corrida de Olivenza, y, si se a?ade el feo y descolgado sep¨²lveda que correspondi¨® a Campuzano, al que pegaron duro, la suma total rebasa dos corridas de feria. A lo mejor lo bueno es ir a los festivales.
Cambi¨® el panorama en los dos novillos siguientes: se ca¨ªan; eran el toro del tercer milenio. Rafael Camino se mostr¨® voluntarioso en el suyo, aunque no logr¨® acoplarse. El novillero Gustavo Mart¨ªn le hizo al pastue?o ejemplar que cerr¨® plaza una faena de altos vuelos, ilustrando redondos y naturales, pases de pecho y trincherillas, con la marca del toreo bueno.
El homenaje a Andr¨¦s V¨¢zquez, que fue int¨¦rprete consumado del toreo puro, no pudo tener mejor r¨²brica. La afici¨®n ovacion¨® largamente a Andr¨¦s V¨¢zquez despu¨¦s del pase¨ªllo y en la despedida. Permanec¨ªa vivo el recuerdo de sus grandes tardes y sobre todo hab¨ªa nostalgia de su ¨¦poca, que ya no volver¨¢. Ahora lo que se lleva no es el toreo bueno. Es la imagen, el psicoan¨¢lisis y la promoci¨®n de ventas lo que se lleva.
Babelia
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