El Camp Nou abraza a Johan Cruyff
El ex t¨¦cnico regresa esta noche al estadio azulgrana para recibir el homenaje de la afici¨®n del Bar?a
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Vuelve la memoria, vuelve la leyenda, vuelve el mito. Pero, por encima de todo, regresa el equipo que enamor¨® al Camp Nou con sus goles, sus haza?as de infarto, sus guiones inimaginables e irrepetibles: el Dream Team (el Equipo de Ensue?o, bautizado as¨ª para situarlo al nivel de la selecci¨®n de baloncesto de EE UU en Barcelona 92). Johan Cruyff regresar¨¢ con ¨¦l hoy al estadio azulgrana para recibir un homenaje tan tard¨ªo que agiganta al mito.El presente y el pasado estar¨¢n en los dos banquillos. El Bar?a de Van Gaal se enfrentar¨¢ esta noche (TV3, 21.00 horas; Via Digital, 21.30 y TVC Internacional -Canal Sat¨¦lite Digital- en diferido a las 3.50) a una selecci¨®n del Dream Team reforzada por figuras como Cantona, Gascoigne y Danny Blind. No perder¨¢ esta vez la ocasi¨®n: Cruyff coger¨¢ el micr¨®fono y dirigir¨¢ unas palabras a la afici¨®n a la que no pudo decir adi¨®s. El club sostiene que todas las entradas est¨¢n vendidas. Pero no lo tiene tan claro Cruyff, quien sospecha del destino que la directiva ha dado a los 15.000 boletos reservados a las pe?as.
Quiz¨¢s hab¨ªa 1.500 personas. O 2.000. Una simple mirada a un rondo - un c¨ªrculo de jugadores que se pasan el bal¨®n con rapidez mientras dos en el centro intentan interceptarlo- reflej¨® ayer toda la ilusi¨®n, toda la pasi¨®n que ha despertado el homenaje. La escena es propia del pasado. Todos apostados contra las vallas o encaramados a las copas de los ¨¢rboles junto al campo de La Masia. Esos aficionados asistieron ayer a un improvisado ensayo del Dream Team dirigido por Cruyff y escoltado por sus ex ayudantes Carles Rexach y Bruins Slot y por el preparador Angel Vilda. Volvieron Koeman, Stoichkov y Begiristain (ambos reci¨¦n llegados de Jap¨®n), Laudrup (de Dinamarca), Witsche (de Amsterdam), Bakero, Alexanco, Juan Carlos, Serna, Angoy... Y un invitado de lujo: Eric Cantona, el ¨ªdolo del Manchester que reside desde su retirada con la mayor discreci¨®n en Barcelona. Fue como un viaje por el tiempo. Van Gaal, por una vez, no acudi¨® a su despacho del Camp Nou en su d¨ªa de fiesta, y se acabaron el orden y la disciplina marcial. No hab¨ªa un rinc¨®n del vestuario por donde no apareciera una c¨¢mara. Cruyff, como siempre, lleg¨® el primero, y uno a uno el resto de ex jugadores hasta el reencuentro. En otro vestuario (el visitante), con otra camiseta (dream team por delante; homenaje a Cruyff por detr¨¢s), con otro escudo (un suced¨¢neo del oficial) y todos con m¨¢s a?os y con m¨¢s peso. Todo no se olvida: Cruyff, mientras apuraba un caf¨¦, evit¨® un saludo directo con Rexach ante las c¨¢maras. Su relaci¨®n pareci¨® distante. No se ve¨ªan desde que el holand¨¦s se march¨® y Rexach no se fue con ¨¦l sino que acept¨® un pacto con el club.
Una foto de familia, unos estiramiento y el rondo. Cientos de periodistas y de seguidores aplaudiendo, con un chupa-chups gigante de pl¨¢stico (el dulce que saboreaba Cruyff en los partidos, tras dejar de fumar), y aclamando a Stoichkov. Hasta unos alba?iles hicieron un par¨®n en unas obras en el estadio para ver el ensayo. Y hasta hubo un espectador de excepci¨®n: Ronald de Boer pas¨® ayer por el Camp Nou para tratarse una lesi¨®n y se acod¨® luego en una galer¨ªa del estadio, sin ganas de esconderse, para mirar divertido.
Y dijo Cruyff despu¨¦s: "Nos lo hemos pasado bien. Como en los viejos tiempos. He tenido muchas sensaciones, pero ¨¦sta es mi casa. Aqu¨ª nunca me sentir¨¦ como un extranjero". "?ste es el mejor regalo que pod¨ªamos recibir", agreg¨® Bakero. Laudrup, que regresaba otra vez al Camp Nou tras ser abucheado como madridista, reclam¨® un homenaje a una ¨¦poca: "Quiz¨¢s sea la ¨²ltima vez que veamos a estos jugadores juntos. Es una reuni¨®n entre amigos que significaron algo importante en mi vida como jugadores y personas".
Una fiesta hoy, y ayer una ficci¨®n de apenas una hora. Un ni?o rompi¨® el encanto con la mayor naturalidad. Cansado de verlo todo desde fuera, cruz¨® el c¨¦sped, se sent¨® junto a Bakero y le imit¨®, ya al final del ensayo, haciendo los mismos estiramientos. La escena caus¨® hilaridad primero. Luego, otro peque?o repiti¨® la osad¨ªa. Y despu¨¦s fue ya la estampida en busca de aut¨®grafos. Ni Cruyff, otra vez el jefe, otra vez Dios -como le llamaban sus jugadores-, pudo impedirlo.
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