Una ley de inmigraci¨®n
Durante la visita de Bill Clinton a los cuatro pa¨ªses centroam¨¦rica nos devastados por el hurac¨¢n se ver¨¢ presionado para ayudar a resolver los problemas de la regi¨®n, y no hay cuesti¨®n m¨¢s acuciante que el destino de casi un cuarto de mill¨®n de inmigrantes desplazados no por el hurac¨¢n, sino por las guerras. Viven en EE UU desde los a?os ochenta y tienen derecho a solucionar su situaci¨®n. Clinton deber¨ªa aprovechar la ocasi¨®n para manifestar deforma clara e inmediata c¨®mo resolver la situaci¨®n de 190.000 salvadore?os y 50.000 guatemaltecos que abandonaron Centroam¨¦rica, la mayo r¨ªa para establecerse en el sur de
California. (...) En esta situaci¨®n se encuentran los cabezas de familia que ahora viven en LE UU, la mayor¨ªa con el permiso de residencia en tr¨¢mite. Cuando llegaron les fue denegado el derecho de asilo a pesar de que casi todos ellos eran refugiados que hu¨ªan de reg¨ªmenes represivos. (. . .) Se les garantiz¨® el permiso de trabajo mientras se revisaba el de residencia. (...) Clinton tiene ahora una oportunidad de enmendar el error. Puede y debe tomar una clara decisi¨®n sobre este grupo de centroamericanos que se vieron envueltos en unas guerras en las que Washington desempe?¨® un papel significativo. Tendr¨ªa que tener en cuenta que estos emigrantes han echado ra¨ªces en BE UU (...) y han rehecho sus vidas. El que llegaran a ser v¨ªctimas de la guerra fue, en gran medida, una cuesti¨®n de azar. En la actual situaci¨®n, Clinton debe desechar esta cuesti¨®n y escucharles con ecuanimidad para despu¨¦s conceder la residencia a todos los que lo merezcan. (...)
, 11 de marzo
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