El catedr¨¢tico, Marcos y el chorizo
Con cierta tardanza debido a un viaje llega a mis manos un art¨ªculo de Opini¨®n publicado por EL PA?S con el t¨ªtulo: Marcos, V¨¢zquez Montalb¨¢n y el liberalismo. Tras leerlo, me sorprende inicialmente que un diario de cejas altas como EL PA?S publique semejante mediocridad, uno de los 5.001 peores art¨ªculos que he le¨ªdo en los ¨²ltimos veinte a?os. Pero el autor, de hecho, ha forzado ¨¦ticamente la publicaci¨®n al reclamar un espacio para los neoliberales en el primer peri¨®dico de Espa?a, evidencia de que lo lee poco porque en EL PA?S ejerce c¨¢tedra el m¨¢s importante gur¨² neoliberal literario, Mario Vargas Llosa, y a veces prolonga sus excelentes art¨ªculos cuatro, cuatro p¨¢ginas del dominical, una m¨¢s que las que me cedieron para el reportaje de mi encuentro en la selva Lacandona con el subcomandante. Lamento que mi impugnador lea tan poco o tan mal EL PA?S y me congratula la generosidad con que ha sido recompensada tal dejaci¨®n, prueba de que nuestro diario es como el s¨¢ndalo, que puede perfumar el hacha que lo abate. Me alarm¨® que el autor del art¨ªculo me connotara como conocido escritor izquierdista espa?ol, porque, o bien invita a que a partir de ahora todos los escritores llevemos el carnet de identidad ideol¨®gico en boca o bien se trata de un desliz inquisidor y muy poco liberal, a un paso de considerar el izquierdismo una psicopatolog¨ªa, como cuando en los a?os cuarenta el fundador de la dinast¨ªa Vallejo N¨¢jera redactara un hoy d¨ªa inencontrable Psicopatolog¨ªa del rojo. Tambi¨¦n percibo cierto retint¨ªn porque le llev¨¦ unos chorizos, excelentes, de Guijuelo, al subcomandante, por lo que deduzco que el articulista tiene el razonar poco l¨²dico o bien estamos ante un caso de autoritarismo diet¨¦tico, al que no puede escapar ni siquiera un ultraliberal.Aparte de no leer EL PA?S suficientemente, el futil articulista demuestra que no est¨¢ al d¨ªa de los informes de Amnist¨ªa Internacional, donde se demuestra que pa¨ªses de econom¨ªa neoliberal y de superestructuras liberales a secas practican la tortura y toda clase de violaci¨®n de derechos humanos o simplemente de derechos del ciudadano, Espa?a incluido. En cuanto al barato recurso de suponer mi ceguera ante la violaci¨®n de derechos humanos en Cuba, le remito a treinta a?os de hemeroteca a partir del caso Padilla (1968), a mi libro Y Dios entr¨® en La Habana y a una columna publicada en EL PA?S hace un par de semanas, cr¨ªtica de los recientes procesos habaneros contra los disidentes. Evidentemente, el recalcitrante neoliberal no la ha le¨ªdo y es que, no, este hombre, o no lee EL PA?S o no entiende lo que lee. Sin pretender usurpar el lugar de los anticastristas de profesi¨®n y procesi¨®n, soy tan partidario de la legitimidad de la revoluci¨®n cubana como de vincular el respeto a los derechos humanos (expresi¨®n, asociaci¨®n, reuni¨®n, trabajo, educaci¨®n, salud) a cualquier proceso de transformaci¨®n social.
El an¨¢lisis que el articulista hace de mi di¨¢logo con Marcos es de una baratura interpretativa de estudiante repetidor, no ya en Historia del Pensamiento Econ¨®mico, sino en el examen te¨®rico de carnet de conducir. Lo que le irrita de Marcos es que sea un liberal, ni neo, ni post, ni pre, es un liberal a secas, seguidor de las consignas de Juan de Mairena, que ni siquiera pretende un cambio de estructuras por la fuerza, sino que se cumpla la Constituci¨®n y la democracia para todos, no s¨®lo para los neoliberales y el sector emergente c¨®mplice del PRI en M¨¦xico y de cualquier otro equivalente en cualquier lugar de la Tierra. El calificado por el mal lector de EL PA?S como topicazo intervencionista de la dictadura cultural anglosajona en el mercado cultural supuestamente libre, es materia de reflexi¨®n, no de subcomandantes selv¨¢ticos o de conocidos escritores izquierdistas, sino de un amplio frente pol¨ªtico e intelectual no s¨®lo europeo, porque una cosa es la bunkerizaci¨®n de las diversidades culturales y otra la m¨¢s total impotencia ante la log¨ªstica de penetraci¨®n de las culturas dominantes.
Es probable que haya m¨¢s paro juvenil en Barcelona que en Estados Unidos, para¨ªso de la econom¨ªa neoliberal, pero en Barcelona no se aplica la pena de muerte como s¨ª se aplica en Estados Unidos a delincuentes que enmascaran su condici¨®n de perdedores sociales, en una sociedad ultraliberal que ha convertido las c¨¢rceles y las polic¨ªas privadas en casi la ¨²nica posibilidad compensatoria de los excesos del capitalismo salvaje. Tal vez una clave fundamental para comprender las limitaciones del articulista citado es que peregrine demasiado a Mont Pelerin, el Lourdes de la Teolog¨ªa Neoliberal, que ya tiene m¨¢s de cincuenta a?os de existencia. All¨ª prepararon Hayek y Friedman, entre otros, la reconquista neoliberal del mundo amenazado por los totalitarismos marxista y keynesiano y cinco d¨¦cadas despu¨¦s comprobamos que los mayores ¨¦xitos de los economistas neoliberales se han conseguido cogidos del brazo del integrismo opusde¨ªsta y militar a lo Pinochet, en Chile, sin ir m¨¢s lejos, donde, bajo el dictador, se cre¨® un Instituto de Estudios Pol¨ªticos dedicado a Hayek, como tambi¨¦n Mas Canosa se convirti¨® en el principal protector econ¨®mico de un instituto similar operante en Miami. La ofensiva cultural neoliberal se ha basado en los ¨²ltimos veinte a?os en la culpabilizaci¨®n de la izquierda por todos sus excesos ut¨®picos y en el olvido de la violencia genocida de liberalismo a lo largo de tres siglos de expansi¨®n imperialista o globalizadora, pasando por encima de los cad¨¢veres de colonizados y explotados. ?ltimamente, en la l¨ªnea del mal lector de EL PA?S, la excusa neoliberal es que o bien el neolibralismo ha fracasado porque se ha aplicado insuficientemente o a causa de la resistencia del globalizado ante el globalizador, debido a que no se ha extirpado suficientemente el resitencialismo izquierdista.
Por ah¨ª, por ah¨ª va a este sectario se?or que, para mi pasmo, no es un profesional liberal, sino un funcionario con el empleo m¨¢s seguro que Mont Pelerin. Se proclama catedr¨¢tico de Historia del Pensamiento Econ¨®mico de la Universidad Complutense. ?C¨®mo lo ha conseguido? ?Escribi¨® al rector una carta reclamando la parte de cuota que le toca como adicto a la romer¨ªa de Monte Peregrino? Porque no ser¨¢ por falta de neoliberales en tan complutense universidad, que me consta los tiene de alta calidad y que no s¨®lo leen, sino que tambi¨¦n entienden EL PA?S.
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