Aclaraci¨®n
En el ejemplar de EL PA?S del d¨ªa 9 de marzo (p¨¢gina 20), en relaci¨®n con los informes encontrados por la polic¨ªa en el ordenador personal de Pepe Rei, aparecen una serie de informaciones falsas relacionadas con mi persona. Quiero, por ello, hacer las siguientes precisiones:1. En el art¨ªculo referido, el autor de la noticia se?ala que uno de los informes intervenidos "se refiere al jefe de psic¨®logos de la Ertzaintza, el catedr¨¢tico de la Facultad de Zorroaga Enrique Echebur¨²a".
Debo decirle que no soy -ni he sido nunca- jefe de psic¨®logos de la Ertzaintza. Mi tarea profesional se limita a actividades de docencia y de investigaci¨®n en el campo de la psicolog¨ªa cl¨ªnica en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, de la que soy catedr¨¢tico a tiempo completo.
Cualquier ciudadano tiene derecho a que las informaciones que se publiquen sobre ¨¦l en los medios de comunicaci¨®n sean veraces, o al menos contrastadas. En este caso, lo m¨ªnimo exigible es que el autor de la noticia se hubiera puesto en contacto conmigo o con la Ertzaintza y no hubiera hecho meramente de altavoz -estoy seguro de que sin ninguna mala intenci¨®n por parte del periodista- de las injurias difundidas por Pepe Rei y por gente de su entorno. Repare en el significado que le atribuye el abertzalismo radical a un puesto influyente en la Ertzaintza. Infundios de este tipo han estado en el origen de conductas violentas contra v¨ªctimas inocentes en el Pa¨ªs Vasco.
2. Me parece especialmente grave e inadecuado que figure mi nombre en el reportaje referido, al ser yo una persona ajena a la vida p¨²blica y no pertenecer a ning¨²n partido pol¨ªtico. La situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco es cualquier cosa menos una balsa de aceite. No se le ocultar¨¢ que se?alar mi nombre contribuye a una victimizaci¨®n secundaria y a ponerme en el punto de mira de los sectores que siguen practicando la violencia en el Pa¨ªs Vasco.
Otros peri¨®dicos, como El Mundo o Abc, se han hecho eco del contenido de estos informes, pero han omitido mi nombre. Se han limitado a referirse al cargo desempe?ado, que no permite la identificaci¨®n.
3. Respecto a mi pretendida mediaci¨®n en el secuestro de Julio Iglesias, de la que tambi¨¦n se hace eco su diario, he de decirle que tampoco responde a la verdad. Lo hubiese hecho, por cierto, con mucho gusto de haber estado en mi mano aliviar de semejante tortura a un ser humano, pero yo no tengo, por desgracia, ninguna influencia -ni he hecho, por ello, ninguna gesti¨®n- para liberar a Julio Iglesias ni a ning¨²n otro secuestrado.-
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