El mundo de Wally

La imparable ascensi¨®n de Wally Szczerbiak en el baloncesto universitario se complet¨® el pasado fin de semana. Contra pron¨®stico, su equipo -Miami (Ohio)- elimin¨® a dos poderosos rivales, Washington y Utah, en el arranque del torneo de la NCAA. Wally fue instrumental en las dos victorias. Frente a Washington anot¨® 43 de los 59 puntos de su equipo, en una actuaci¨®n asombrosa que confirm¨® la consideraci¨®n que se ten¨ªa de ¨¦l: un anotador puro cuyo destino es la NBA. En el partido con Utah, sum¨® 24 puntos, pero aprovech¨® perfectamente los 11 tiros de los que dispuso, adem¨¢s de contribuir decisivamente en el cap¨ªtulo reboteador y en las asistencias. Probablemente, la aventura de Szczerbiak con su poco publicitado equipo terminar¨¢ en la siguiente ronda. Le espera Kentucky, una potencia tradicional del baloncesto universitario de Estados Unidos. Wally es hijo de Walter Szczerbiak, un inolvidable del Madrid de los a?os setenta. Como su padre, autor de la mayor anotaci¨®n en un partido de la Liga espa?ola (65 puntos), Wally es un producto de la inteligencia aplicada al baloncesto. Cuando sali¨® de un peque?o instituto en el conf¨ªn de Long Island, nadie repar¨® en su talento. Se enrol¨® en el modesto equipo de Miami (Ohio) y poco m¨¢s se supo de ¨¦l durante los dos primeros a?os de su ciclo universitario. Sin embargo, en la pasada temporada se coron¨® como uno de los mejores jugadores de la NCAA. Con 2,03 metros y un cuerpo esculpido despu¨¦s de largas y dur¨ªsimas horas en el gimnasio, Wally Szczerbiak se convirti¨® en una de las sensaciones del a?o. Y no s¨®lo por su capacidad anotadora. Todos los expertos dicen que interpreta el juego con madurez y precisi¨®n.

Durante el verano, confirm¨® estas impresiones en la selecci¨®n estadounidense que gan¨® los Juegos de la Buena Voluntad. Sus actuaciones en el Madison Square Garde merecieron la atenci¨®n de los principales ojeadores de la NBA. Con raz¨®n: Wally fue el m¨¢ximo anotador de la selecci¨®n de Estados Unidos, con 17 puntos por partido. Nada mal para un jugador que ha cumplido el viejo sue?o americano: salir de la nada y convertirse en una estrella aclamada por la prensa.