Acoso y derribo
De los tres grandes componentes de la estructura institucional europea, el ¨²nico que tiene una clara vocaci¨®n metanacional es la Uni¨®n Europea. Vocaci¨®n precariamente concebida y s¨®lo en parte cumplida pero que, sin embargo, ha sido durante los ¨²ltimos 30 a?os la bicha de los eur¨®fobos. Por eso cuando en 1995 se trata de elegir al sucesor de Jacques Delors para la presidencia de la Comisi¨®n, Major, fiel pe¨®n de la m¨¢s fervorosa representante de los euroclastas, la se?ora Thatcher, impone, y los dem¨¢s jefes de Gobierno con gusto aceptan, al candidato que les parece que mejor puede servir a sus planes de convertir a la Comisi¨®n en una simple agencia administrativa a las ¨®rdenes del Consejo de Ministros. Gracias a los aliados de extrema derecha y de extrema izquierda con los que sab¨ªa que contar¨ªa siempre en el Parlamento Europeo; gracias a otros con los que pensaba no poder contar pero que le ha regalado la voluntad de los europarlamentarios de dotarse de bazas medi¨¢ticas en esta coyuntura electoral; y gracias, sobre todo, a la decisi¨®n alemana y de los pa¨ªses norteuropeos de reducir a toda costa los fondos estructurales y de cohesi¨®n desmochando para ello a la Comisi¨®n que los defend¨ªa, el proyecto thatcheriano est¨¢ en v¨ªa de cumplimiento. Es decir, una pura confabulaci¨®n pol¨ªtica aunque el tiro de gracia haya sido chuscamente t¨¦cnico.En efecto, al no prosperar una moci¨®n de censura contra la Comisi¨®n presentada el pasado mes de diciembre por presunta corrupci¨®n, se crea un comit¨¦ de expertos para evaluar los posibles casos de fraude, mala gesti¨®n y nepotismo por parte del Ejecutivo comunitario. Su informe, presentado el lunes de esta semana, ha provocado la dimisi¨®n colectiva del Colegio de Comisarios. ?Qu¨¦ dicen sus 135 p¨¢ginas? De los 1.342 casos de irregularidades detectados por los servicios de lucha contra el fraude de la propia Comisi¨®n, s¨®lo 27 conciernen a su administraci¨®n, los otros son imputables a la administraci¨®n que hacen directamente los Estados de los fondos comunitarios. El Comit¨¦ ha encontrado seis casos de irregularidades, de los cuales cuatro pertenecen a la Comisi¨®n Delors, y uno de nepotismo. Entre este an¨¢lisis pormenorizado y la descalificaci¨®n global absoluta y ofensiva que se hace en las conclusiones no hay ninguna relaci¨®n causal. Pero lo m¨¢s incomprensible de esta inapelable condena es que contradice la reiterada afirmaci¨®n que se contiene en los ep¨ªgrafes 9.2.3 y 9.3.1 de que "el Comit¨¦ no ha podido descubrir ninguna irregularidad ni mucho menos un fraude". La gran acusaci¨®n que se repite 17 veces en el informe es que se lanzaban nuevas pol¨ªticas sin que la Comisi¨®n tuviera los recursos necesarios. Frente al estereotipo medi¨¢tico dominante de una eurocracia poderos¨ªsima, yo he escrito seis veces en esta columna y varios comisarios, y de modo principal Marcelino Oreja, han afirmado que la insuficiencia de medios gestores del Ejecutivo comunitario le condenaba a la incompetencia. Pero el responsable de esta situaci¨®n no es la Comisi¨®n, sino el Consejo de Ministros y el Parlamento, que se han negado a autorizar el aumento de esos recursos de gesti¨®n. En cualquier caso, hoy el regocijo de los euroclastas es un¨¢nime. La gran mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica norteuropea y los dos extremos del espectro pol¨ªtico del sur han brindando con champa?a. El fascista se?or M¨¦gret, que acaba de fundar el Movimiento Nacional, lo ha dicho en Le Monde ayer: se ha acabado la Comisi¨®n y hay que sustituirla por un secretariado administrativo a las ¨®rdenes del Consejo de Ministros al que se conf¨ªen las pocas tareas ejecutivas que no realicen los Estados.
Derribada la Comisi¨®n, ha comenzado el acoso contra el Parlamento Europeo. Los medios de comunicaci¨®n sostienen que m¨¢s del 50% de los europarlamentarios no comparecen en m¨¢s del 50% de las sesiones y el Journal du Dimanche ha publicado la lista de presencias y ausencias de los franceses. Insistiendo en que todos cobran ¨ªntegramente el sueldo. En esta situaci¨®n es urgente que Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles ponga fin a su hostigamiento a la Comisi¨®n y se adelante a los euroclastas en la adopci¨®n de medidas que den transparencia a los comportamientos del Parlamento. A ver si por lo menos logramos salvar este otro gran soporte de la construcci¨®n europea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.