"El ciclismo es un "curro" m¨¢s "
Xabier Lazpiur sol¨ªa desesperar a la generaci¨®n de ciclistas profesionales hoy instalada en la ¨¦lite del ciclismo mundial. Pero eso ocurr¨ªa antes de incorporarse a la m¨¢xima categor¨ªa, donde las tarjetas de visita no impresionan a nadie. Despu¨¦s, ¨¦sta recondujo a Lazpiur al pelot¨®n de los desaparecidos, desde donde pedale¨® hacia su dimisi¨®n. Punto y final, nunca lleg¨® a ser lo que se esperaba que fuera. Es decir, un fen¨®meno. Otra fuerza de la naturaleza repudiada por la naturaleza. Una lesi¨®n misteriosa que se convirti¨® en compa?era fea de baile, de consulta en consulta, de decepci¨®n en decepci¨®n. La paciencia del Banesto, el equipo que nunca quiso dejar a otros al aficionado m¨¢s ilusionante de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, tard¨® dos a?os en evaporarse. Adi¨®s, mala suerte, gracias. Aguant¨® arriba otras dos temporadas, hasta 1995, ahora con el equipo Euskadi y un diagn¨®stico definitivo en las manos: rotaci¨®n de cadera, que explicaba un pedaleo desigual y un molesto dolor lumbar. Para entonces, la ilusi¨®n de Lazpiur quedaba tan descolorida como los m¨¦ritos enormes apuntados en las categor¨ªas inferiores, a donde ha regresado despu¨¦s de casi cuatro a?os de vida civil. Lo suyo es una vuelta de efecto. Un imposible inesperado, una ilusi¨®n recuperada para el protagonista. Correr¨¢ por lo menos un a?o en el Kaiku, el equipo en el que se form¨® antes de convertirse en profesional, donde se ha reencontrado con I?aki Juanicorena, su director entonces. Hace unos meses, Juanicorena recordaba con nostalgia la fantas¨ªa del correr de Lazpiur, a su juicio el ciclista m¨¢s dotado que se ha cruzado en su camino. "No volver¨¦ a ver semejantes exhibiciones en mi vida. Era incre¨ªble", asegura. "Antes de la carrera, le dec¨ªa que atacara en tal puerto y que hiciera una selecci¨®n. La hac¨ªa. Luego, que se marchara solo. Tambi¨¦n lo hac¨ªa. He llegado a verle escaparse e ir m¨¢s r¨¢pido que un grupo de 10 relev¨¢ndose. Cuando se marchaba, yo me acercaba con el coche y ¨¦l me preguntaba "?qu¨¦, sigo?". Yo le dec¨ªa que si se encontraba bien tirara hacia meta, que a lo mejor sal¨ªa... Y no le volv¨ªan a ver", recuerda. Ahora Juanicorena no espera revivir las mismas exhibiciones; le estimula el gesto del corredor, sus deseos de reconciliarse con su pasi¨®n. Lazpiur, de 29 a?os, no es el primer ciclista reciclado. Sin embargo, sus motivaciones son diferentes. Durante dos a?os y medio permaneci¨® ajeno a toda actividad deportiva distinta de la relacionada con la tienda de deportes que dirig¨ªa en Mondrag¨®n, y m¨¢s tarde, de su puesto en el departamento de ciclismo de una superficie comercial. Hasta que un d¨ªa desempolv¨® la bicicleta y se encontr¨® meses despu¨¦s con 10.000 kil¨®metros en las piernas y unas ansias desconocidas por regresar a donde sol¨ªa. Fue el a?o pasado y se encontraba bien. Tanto que le dio por meditar, sopesar presente y pasado y considerar ¨¦ste ¨²ltimo m¨¢s como una escuela que como un borr¨®n desagradable. ?La lesi¨®n? Sencillamente ha aprendido "a convivir con ella, usando trucos". Quiere "disfrutar del deporte", algo que s¨®lo podr¨¢ hacer entre los aficionados porque todav¨ªa recuerda el contraste brutal entre la idealizaci¨®n ingenua de una actividad y la realidad del profesionalismo: "Es imposible disfrutar del ciclismo siendo profesional". Antigua pasi¨®n Lazpiur exhibe la ventaja del conocimiento, del que ha estado, ha visto y no aspira a recrearse en paisajes que han perdido su atractivo. "Ninguno de los que quieren saltar al profesionalismo puede imaginarse, ni de lejos, c¨®mo es ese mundo. En realidad, el ciclismo se convierte en un curro m¨¢s, un trabajo, incluso para los que ganan carreras". Incapaz de mirar ahora con ojos rom¨¢nticos su antigua pasi¨®n deportiva, el ciclismo se ha convertido en la materializaci¨®n de una oportunidad: "Volver a hacer lo que me gusta, porque el ciclismo como tal nunca ha dejado de atraerme", afirma. Su regreso, muy comentado en una categor¨ªa en la que los reci¨¦n llegados (los que tienen 18 a?os) demuestran una indisimulada aprensi¨®n ante compa?eros de pelot¨®n de 22 o 23 a?os (considerados "viejos"), plantea el l¨®gico dilema de la aceptaci¨®n. "No creo que mi forma de correr vaya a perjudicar a los chavales. He recordado lo que yo sent¨ªa cuando ten¨ªa 19 a?os y compet¨ªa con mayores que yo y creo que ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que yo les acepte a ellos que ellos a m¨ª".
Nada que demostrar
En el regreso de Xabier Lazpiur al campo aficionado del ciclismo pesa mucho algo que suele atribuirse a razones gen¨¦ticas: la pasi¨®n de la competici¨®n. Pero ahora, media una diferencia sustancial. Los compa?eros de pelot¨®n de Lazpiur se convierten en espectadores, dejan de ser rivales directos en una categor¨ªa que fabrica cientos de frustrados, la diferencia entre los pocos que dan el paso y los que tienen que girar sobre s¨ª mismos. ?l compite con el fin de competir. No hay m¨¢s meta que la realizaci¨®n personal, el gusto por recuperar las sensaciones de las carreras. "Creo que no puedo demostrar m¨¢s de lo que he demostrado", resume, y descarta un regreso al profesionalismo. Adem¨¢s, escucha sus sensaciones y ¨¦stas le aseguran que ya no es el que sol¨ªa, otra raz¨®n para mantener la frialdad. "S¨¦ como he andado, de lo que era capaz, y ahora todo es distinto. No podr¨¦ correr como antes pero lo tengo asumido y no temo hacer el rid¨ªculo". Con todo, el viernes pasado se clasific¨® noveno en la Subida a Gorla, una de las pruebas m¨¢s prestigiosas del calendario que ya se adjudic¨® en su primera etapa como aficionado.
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