La drogadicta fracasa en la terapia el doble que el var¨®n
Las toxic¨®manas son m¨¢s vulnerables a causa de la maternidad y la prostituci¨®n
La toxic¨®mana es madre, convive con parejas adictas, es repudiada por su familia y ejerce la prostituci¨®n para sufragar la droga. Estas caracter¨ªsticas diferenciales con el var¨®n, que las hacen m¨¢s vulnerables, no se contemplan en los programas de desintoxicaci¨®n, lo que explica, seg¨²n los expertos, que fracasen el doble en las terapias. Es un fen¨®meno t¨ªpico con la hero¨ªna, que, si no la m¨¢s consumida, es la que causa mayor estrago social.
Quienes trabajan a pie de calle con las heroin¨®manas son menos optimistas que las estad¨ªsticas oficiales. ?stas apenas reflejan diferencias de comportamiento entre los sexos. Si acaso, una progresiva retirada de las adictas de los centros de tratamiento en los ¨²ltimos a?os. En 1997 eran mujeres el 15,7% del total de las 52.440 personas admitidas a terapias de desintoxicaci¨®n, seg¨²n la memoria del Plan Nacional sobre Drogas de ese a?o.Las mujeres s¨®lo constituyen una peque?a porci¨®n de las v¨ªctimas de las drogas duras, pero las que hay cada vez son menos visibles y m¨¢s dif¨ªciles de recuperar. Lo constataron los expertos que participaron en la I Conferencia Nacional sobre la Mujer y las Drogas, organizada recientemente en Santander por Mujeres para la Democracia de Cantabria.
Los escasos estudios en Espa?a sobre esta poblaci¨®n las dibujan con unas cargas que hacen casi tit¨¢nico el esfuerzo por la vuelta a la normalidad. Su historia comienza en el seno familiar. Tienen m¨¢s antecedentes de abusos sexuales y maltrato que los toxic¨®manos. Su adicci¨®n se ve como una mayor transgresi¨®n social, lo que las deja sin apoyo familiar en un 90% de los casos. "La mujer siempre convive con un adicto; en cambio, ellos vuelven a casa con su mam¨¢, que es la que mejor les cuida", ironiz¨® Juan Jos¨¦ Llopis, m¨¦dico experto en conductas adictivas. Este desarraigo familiar explica por qu¨¦ la mujer se inicia mayoritariamente en la droga a causa de una pareja consumidora y recae en ellas por la misma circunstancia. "Hay una coadicci¨®n. Una relaci¨®n simbi¨®tica con la pareja al tiempo que con la droga", explic¨® Carmen Orte, profesora de la Universidad de Baleares.
La toxic¨®mana tiene m¨¢s cargas familiares, y no perder la tutela de sus hijos es el motor principal para iniciar tratamiento -en los hombres es la presi¨®n de sus padres o pareja-.
Los especialistas consideran que ser¨ªa ¨²til para su reinserci¨®n establecer terapias a las que pudieran acudir con los ni?os y donde se las ayudara a establecer v¨ªnculos familiares normalizados.
La mujer que cae en la droga muestra un mayor nivel de formaci¨®n. Sin embargo, entre ellas hay m¨¢s paro que entre los drogadictos y m¨¢s trabajo marginal. En algunas ciudades, hasta el 90% ejerce la prostituci¨®n, frente a un 5% de toxic¨®manos.
La marginalidad impregna todos los ¨¢mbitos de su vida. De ah¨ª que Llopis fuera tajante: "Antes de iniciar cualquier tratamiento tenemos que asegurarles unas necesidades b¨¢sicas, empezando por la comida y la vivienda. Si no, estamos abocados al fracaso". En estas demandas se basan las conclusiones de un estudio realizado en cinco pa¨ªses europeos que se dar¨¢ a conocer el pr¨®ximo mes de mayo.
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