El Zaragoza le pone l¨ªmites al Valencia
Los de Ranieri chocan contra el entramado defensivo de Rojo en un partido muy feo
En un partido lijoso, el Zaragoza puso l¨ªmites al Valencia, que hab¨ªa encadenado tres victorias consecutivas en la Liga y se cre¨ªa capaz de todo. No tanto. A Txetxu Rojo le bast¨® llenar de trampas el terreno de juego, con un par de marcajes individuales sobre las entrellas valencianistas (Claudio L¨®pez e Ilie) y una defensa poblad¨ªsima, para desactivar por completo el ataque valenciano, que s¨®lo se ilumin¨® con un disparo lejano de Ilie que equilibr¨® el marcador. Ni antes ni despu¨¦s sucedi¨® nada futbol¨ªsticamente interesante. Bien es cierto que Ranieri arriesg¨® tras el descanso, mejor¨® levemente en ese periodo su equipo, pero no lo bastante para resquebrajar la acerada defensa zaragocista. El Zaragoza obtuvo lo que quer¨ªa, puntuar como fuera, aunque para ello convirtiera la cita en una birria que se prolong¨® hasta despu¨¦s del pitido final, cuando algunos jugadores del Valencia arremetieron contra el ¨¢rbitro, al que recriminaban que no descontara m¨¢s tiempo. ?Para qu¨¦ ese suplicio? El Valencia, en suma, evidencia su falta de recursos para superar en su estadio a rivales de este estilo, que dar¨ªan lo que fuera por pescar un punto. Los n¨²meros cantan al respecto: el equipo valenciano s¨®lo ha ganado uno de sus cuatro ¨²ltimos cuatro partidos en Mestalla.En medio de la artificial pol¨¦mica levantada durante la semana entre el presidente y el t¨¦cnico, en la que Ranieri trat¨® de lanzarle la afici¨®n al dirigente a trav¨¦s de una calculada ambig¨¹edad, el Valencia jug¨® una primera parte horrorosa. Quiz¨¢ producto de esta tensi¨®n innecesaria. O quiz¨¢ debido a un rival especialmente ¨¢spero. El caso es que nadie en el conjunto de Ranieri se pareci¨® ayer a s¨ª mismo: ni el habitualmente din¨¢mico Mendieta, reci¨¦n convocado por Camacho para debutar con la selecci¨®n espa?ola el pr¨®ximo s¨¢bado, era Mendieta; ni el normalmente potente Angulo era Angulo; como tampoco Piojo L¨®pez ni Adrian Ilie ten¨ªan nada que ver con esa pareja explosiva de delanteros. Simples sombras de s¨ª mismos. En parte por estar inmersos en una tarde obtusa; en parte porque el Zaragoza estableci¨® un centro del campo muy aguerrido y una defensa de piedra, en la que sus dos mejores marcadores, Paco y Solana, persegu¨ªan implacablemente por todo el territorio a Ilie y a Piojo, respectivamente (curiosamente, los dos delanteros fueron amonestados, mientras sus f¨¦rreos defensores salieron limpios de tarjetas del envite).
VALENCIA 1
ZARAGOZA 1Valencia: Ca?izares; Djukic, Bj?rklund, Carboni; Angulo, Milla (Angloma, m. 46), Mendieta, Schwarz; Farin¨®s (Vlaovic, m. 46); Ilie (Serban, m. 84) y Claudio L¨®pez. Zaragoza: Mondrag¨®n; Cuartero, Paco, Sundgren, Solana, Pablo; Acu?a (Arag¨®n, m. 92), Garitano, Kily; Gustavo L¨®pez (Marcos Vales, m. 83) y Milosevic (Wooter, m. 72). Goles: 0-1. M. 19. Gustavo L¨®pez engancha un disparo dur¨ªsimo desde la esquina derecha del ¨¢rea grande y el bal¨®n se cuela por la escuadra. 1-1. M. 48. Ilie aguanta las tarascadas de un contrario, avanza hacia el interior y dispara seco desde unos 25 metros para sorprender a Mondrag¨®n. Arbitro: Rodr¨ªguez Santiago. Amonest¨® a Claudio L¨®pez, Acu?a, Garitano, Sundgren, Ilie, Carboni, Djukic y Gustavo L¨®pez. Unos 40.000 espectadores en Mestalla.
Rojo, en definitiva, pint¨® un partido fe¨²cho y pendenciero del que el Valencia no supo c¨®mo salirse. Entre otras cosas porque no ten¨ªa salida por las bandas, en las que claudicaban Angulo, que viv¨ªa una tarde lamentable, y Schwarz, con demasiado armadura para correr por los costados. El Valencia, en fin, jugaba sin extremos y el Zaragoza era feliz con los atascos que provocaba en el interior de la pradera. Con eso y con la zurda amenazante de Gustavo L¨®pez, que trajo de cabeza a Carboni desde el extremo derecho.
Ranieri, como viene siendo habitual, rectific¨® tras el descanso. Abri¨® mucho el campo al dar entrada a Angloma por la derecha y ubicar a Angulo por la izquierda. Lo que permiti¨® que Ilie hallara un atajo para llegar raudo hasta Mondrag¨®n: un espacio libre en el centro que resolvi¨® el rumano con un excelente disparo, muy seco, desde unos 25 metros. Una estupenda acci¨®n t¨¦cnica que declaraba abierto el partido y designaba el fin de la infamia acontecida en el primer acto. El Zaragoza, herido, reaccion¨® de inmediato: le rob¨® el bal¨®n a Mendieta, s¨ªntoma evidente de que el jugador vasco estaba ayer como un flan, y lanz¨® a Milosevic, quien, en el mano a mano con Ca?izares, se top¨® con una gran estirada del portero.
El cuadro de Rojo, sin embargo, sigui¨® a lo suyo: la defensa a ultranza, mientras el p¨²blico silbaba, como en los viejos tiempos, a Piojo L¨®pez, que no anduvo muy fino. El ataque valencianista era desali?ado e impreciso, convirti¨¦ndose el choque en un correcalles del que cualquiera podr¨ªa sacar partido. No ser¨ªa Vlaovic, en cualquier caso, que dilapida, con desafortunadas actuaciones, las m¨²ltiples oportunidades que le conceden unos entrenadores y otros. La cosa estaba m¨¢s que nadie para Piojo, que suele picar en medio de la anarqu¨ªa, pero el argentino no hall¨® el apoyo adecuado en Vlaovic.
Rojo retir¨® entonces a Milosevic, molido a palos por los tres centrales valencianistas, y dio entrada a Wooter, con quien cogi¨® aire el Zaragoza, que apunto estuvo de marcar en un par de acciones enrevesadas. El partido acab¨® completamente deshilachado, sin que ni uno ni otro pudiera ordenarlo un poquito. Ni mucho menos Serban, que sali¨® acelerado como siempre y se enzarz¨® en una cadena de regates tan interminables como est¨¦riles.
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