El Rayo se apoltrona

Debi¨® ser el manguerazo que precedi¨® al partido. El campo de Vallecas estaba reci¨¦n regado en el primer minuto, cuando Pineda vole¨® un despeje sobre la frontal del ¨¢rea del Las Palmas y el bal¨®n se escurri¨® como un pez mojado entre los guantes de Cicovic. As¨ª de f¨¢cil se le puso el partido al Rayo. Y nueve minutos despu¨¦s, con el segundo gol, el panorama se le abri¨® insospechadamente favorable. Tanto, que el Rayo se apoltron¨®, y cuando quiso reaccionar -si es que tuvo esa intenci¨®n- el Las Palmas hab¨ªa empatado y se lanzaba al asedio del marco de Lopetegui.El Rayo salt¨® a la hierba entre el jolgorio de sus seguidores m¨¢s ruidosos, Los Bucaneros y Los Petas, insuflado, quiz¨¢, por la ma?ana primaveral. Bien armado por Est¨ªbariz y Pineda en el centro del campo y con un Cembranos revolucionado en la banda izquierda, el Rayo se adue?¨® de la iniciativa. Colabor¨® en su prop¨®sito el tr¨ªo de centrales del Las Palmas, que tras el primer gol dieron s¨ªntomas de angustia. Otro hombre, el volante Samways, contribuy¨® como nadie a desordenar un poco m¨¢s el panorama isle?o. Nervioso y trot¨®n, Samways quiso tirar de su equipo sin contar con demasiados recursos para tal empresa. Cada pase suyo termin¨® en una encerrona.

Propenso a patear tobillos, Samways fue respondido con una tarjeta amarilla que recomend¨® su sustituci¨®n. El jugador entrante estaba llamado a electrizar al Las Palmas hacia la remontada. Se trataba de Renaldo. Brasile?o, el cr¨¢neo afeitado y los ojos oblicuos, este delantero exhibe un indudable parecido f¨ªsico con Ronaldo: ¨¦l lo explota con gestos t¨¦cnicos similares, aunque los resultados sean antag¨®nicos. Renaldo tuvo el m¨¦rito de incentivar a su equipo: se ubic¨® en los tres cuartos y organiz¨® el ataque junto a Orlando y Eloy. La recompensa lleg¨® en forma de penalti absurdo de Cota sobre un futbolista fundamental para el Las Palmas: Paqui. Renaldo ejecut¨® la pena m¨¢xima y el Rayo se tambale¨®. Peor a¨²n, pas¨® del entusiasmo al adormecimiento, como esperando el empate que lleg¨® con un cabezazo de Herrera, que no logr¨® provocar el orgullo rayista. Pineda perdi¨® fuelle. El inquieto Cembranos se volvi¨® contemplativo. Pablo Lago fue anulado por Paqui.

Y el partido que pudo ganar el Rayo a un competidor directo en el ascenso se convirti¨® en un episodio espeso. Plano como un empate.