Solo en el t¨²nel
El alcalde pierde con la dimisi¨®n de Enrique Villoria a su principal servidor de inauguraciones desde 1991
El incombustible Enrique Villoria Mart¨ªnez, 28 a?os de concejal en Madrid, termin¨® quemado como una tea al mezclar su actividad p¨²blica con sus negocios privados. Villoria dimiti¨® ayer, s¨®lo un mes despu¨¦s de que se conociese su doble militancia, oculta cuatro a?os, como concejal y empresario.Tanto negoci¨® Villoria con las constructoras privadas para abaratar las obras, tanto defendi¨® la privatizaci¨®n de servicios p¨²blicos para ahorrar dinero al Ayuntamiento, y tanto alab¨® el patrocinio de particulares de tareas municipales, que termin¨®, ¨¦l mismo, por hacer una pol¨ªtica de empresa y una empresa desde la pol¨ªtica.
Durante sus ¨²ltimos 10 a?os de concejal dirigi¨® el ¨¢rea de Obras e Infraestructuras, atalaya cargada de millones desde la que proyect¨® y ejecut¨® t¨²neles, fuentes, plazas, monumentos, operaciones asfalto, aparcamientos subterr¨¢neos e invernaderos. Organiz¨® una lluvia de chirimbolos que inund¨® la ciudad de muebles publicitarios y prepar¨® a Madrid para una red de autopistas subterr¨¢neas como culminaci¨®n de su obra en el subsuelo.
Entre pol¨¦micas por adjudicaciones supuestamente ama?adas de pisos p¨²blicos, concesiones a empresarios procesados, obras cuyo presupuesto se sal¨ªa siempre de presupuesto e inauguraciones aderezadas con chotis y zarzuela, sobrevivi¨® Villoria sin cambiar de ¨¢rea.
Hace cinco a?os sucumbi¨® a la tentaci¨®n de crear una empresa privada con Pablo Poblaci¨®n, su gerente en la sociedad p¨²blica Campo de las Naciones, que preside Villoria. Y el incombustible concejal de Obras de Madrid, "m¨¢s listo que el hambre", seg¨²n cuentan compa?eros de su partido y de la oposici¨®n, dej¨® que sus abogados registrasen su negocio particular, Denver Europa, con un objeto social sospechoso: el asesoramiento inmobiliario o la compraventa de inmuebles, tareas incompatibles con su cargo p¨²blico.
Pero Denver Europa s¨®lo vendi¨® alimentos a unas 500 empresas, con una facturaci¨®n anual de entre 130 y 200 millones de pesetas. Algunas de las firmas que compraban al empresario Villoria recibieron concesiones municipales con el voto a favor del concejal Villoria. Otra empresa, Caramelos Pinedo, contrat¨® con la firma de Villoria porque se lo indic¨® "don Pablo" Poblaci¨®n, que luego le compr¨® 500.000 pesetas de golosinas para la sociedad Campo de las Naciones.
Los contactos entre contratistas municipales y la empresa de Villoria fueron confirmados, sin comentarios, por el cuarto teniente de alcalde, Juan Antonio G¨®mez Angulo. Pero Villoria y ?lvarez del Manzano restaron importancia a la venta de "unos caramelos" y a las relaciones triangulares entre el Ayuntamiento, las concesionarias municipales y la empresa del concejal.
El ¨²ltimo 26 de febrero, viernes, hab¨ªa pleno en la Casa de la Villa. El alcalde y los concejales del PP descubrieron por el peri¨®dico que ten¨ªan un empresario en activo en sus filas: Una empresa del concejal Enrique Villoria vende a tres firmas que sirven al Ayuntamiento, titulaba EL PA?S ese d¨ªa.
"En la reuni¨®n de la comisi¨®n de Gobierno", recordaba ayer un concejal del PP, "el alcalde nos plante¨® los temas del d¨ªa y aludi¨® al asunto de Villoria. Pero luego se olvid¨®, y no se toc¨® el problema de la empresa y la incompatibilidad del concejal". Villoria respondi¨® a los dos d¨ªas. Encarg¨® a sus subordinados informes exculpatorios y demostr¨® con documentos municipales que su empe?o privado era compatible con su actividad p¨²blica. "Nos cont¨® que sus abogados no le hab¨ªan dicho que iban a poner como objeto social lo de la compraventa de inmuebles y el asesoramiento inmobiliario. Aquel asunto era una metedura de pata colosal", recuerda otro dirigente del gobierno municipal.
En el Patio de Cristales de la Casa de la Villa, el alcalde y su concejal Villoria despejaron las preguntas descalificando la informaci¨®n. As¨ª capearon la borrasca de micr¨®fonos que se les ech¨® encima.
El concejal de Obras sigui¨® en sus trece y defendi¨® que sus negocios privados eran compatibles con su cargo. Su compa?ero de partido Alberto Ruiz-Gallard¨®n, presidente de la Comunidad de Madrid, censur¨® que los cargos p¨²blicos creasen empresas privadas.
Pero Villoria sigui¨® en su despacho municipal, cuyo tel¨¦fono coincid¨ªa con el de una fundaci¨®n privada creada por ¨¦l. La fundaci¨®n hizo una obra ben¨¦fica: la edici¨®n de un libro escrito por Villoria en tercera persona, que ensalzaba la gesti¨®n de Villoria y ridiculizaba las cr¨ªticas de la oposici¨®n.
En la financiaci¨®n de la fundaci¨®n y en la edici¨®n del libro, presentado en el Ayuntamiento de Madrid, colabor¨® un amigo suyo, Antonio M¨¦ndez, empresario privado y contratista de publicidad municipal. Villoria entendi¨® que tampoco era incompatible. Su amigo pod¨ªa presentarse a concursos municipales que deb¨ªa adjudicar ¨¦l mismo.
Y mientras defend¨ªa sus amistades, peligrosas como cargo p¨²blico, la oposici¨®n buscaba en los negocios privados de sus hijos, relacionados con las inversiones urban¨ªsticas. El Mundo public¨® supuestas compras fraudulentas cometidas por una hija y un supuesto trato de favor de una constructora supuestamente beneficiada por Villoria a una empresa de sus hijos. Los ataques a la familia pudieron con el concejal.
?lvarez del Manzano perdi¨® ayer a su principal servidor de obras municipales. Inaugurator, como llama la oposici¨®n al alcalde, se ha quedado solo en el t¨²nel.
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