Peajes: ?podemos ir al fondo del asunto?
El malestar con los peajes ha explotado. La extensi¨®n de las autopistas y autov¨ªas en Espa?a hab¨ªa hecho crecer la sensaci¨®n de agravio. En unos sitios hay que pagar y en otros no, con lo que esto implica de trato desigual al usuario y de perjuicio a la competitividad del tejido empresarial localizado en los territorios del peaje. Las ¨²ltimas pr¨®rrogas de las concesiones han colmado la paciencia. Es normal. El Gobierno central no ha acusado recibo del conflicto. El catal¨¢n, preso de la ansiedad, ha tomado una trayectoria ca¨®tica, sin programa previo ni plan previsto. Cada d¨ªa anuncian bajadas de peajes con cargo al presupuesto. Alguna habr¨¢ antes de las elecciones, con la esperanza de que el agua regrese al cauce; qui dia passa any empeny. Creo que esta esperanza es infundada: los parches no eliminar¨¢n la sensaci¨®n de agravio, que pervivir¨¢ a¨²n con precios m¨¢s bajos. Es necesario que la gesti¨®n de la pol¨ªtica de carreteras sea m¨¢s racional en todos los niveles de gobierno. Ya es tiempo de discutir sobre el fondo del asunto: ?C¨®mo podemos avanzar en la homogeneizaci¨®n funcional y financiera de la red de autov¨ªas y autopistas? Para eliminar la disparidad de los peajes hay dos opciones: generalizarlos, o eliminarlos. Es muy dif¨ªcil generalizar los peajes en Espa?a. Es dudosa su viabilidad jur¨ªdica en los tramos de autov¨ªa sin alternativa. Por otra parte, los costes materiales de implantar instalaciones y sistemas para cobrar peaje en toda la red son elevados. Adem¨¢s, esto impone costes futuros de gesti¨®n (personal en cabinas, etc¨¦tera) nada despreciables. Aunque no hubiese tantas dificultades, ?conviene extender el sistema de peajes? En general, est¨¢ bien que el coste de lo consumido lo pague quien lo consume. Pero en la teor¨ªa econ¨®mica est¨¢ aceptado que financiar autopistas con peajes es ineficiente. Es as¨ª por las caracter¨ªsticas de la estructura de costes de una carretera: los peajes aumentan innecesariamente los gastos de inversi¨®n y explotaci¨®n de la v¨ªa, y los tr¨¢ficos entre v¨ªas alternativas se asignan muy mal. Lo han mostrado economistas muy prestigiosos, como Joseph Stiglitz, de Stanford, que fue jefe de consejo de asesores econ¨®micos del presidente norteamericano Bill Clinton y ahora es vicepresidente del Banco Mundial (las p¨¢ginas 139-140 de la segunda edici¨®n de su manual La econom¨ªa del sector p¨²blico dan buena muestra). Una imagen mucho m¨¢s expresiva es la t¨ªpica foto de la B-30, con los carriles centrales de peaje vac¨ªos y los laterales gratuitos colapsados. Todo un monumento visual a la ineficiencia econ¨®mica. Los argumentos te¨®ricos para la financiaci¨®n presupuestaria de las carreteras son contundentes. Por eso, en los pa¨ªses anglosajones y los del centro y el norte de Europa este ha sido, y es, el modelo general de provisi¨®n de autopistas. Entre los pa¨ªses desarrollados, el peaje como sistema general es una singularidad mediterr¨¢nea, y s¨®lo en Espa?a la gesti¨®n privada ha sido modelo general (queda para otra ocasi¨®n la discusi¨®n sobre la tasa de congesti¨®n, usada en algunas ciudades para regular el tr¨¢fico urbano. Por su objetivo y forma de aplicaci¨®n, no tiene nada que ver con el peaje financiero). Dados los problemas jur¨ªdicos, pr¨¢cticos y te¨®ricos para generalizar el peaje, veamos la otra opci¨®n: eliminarlos. Una red sin peajes ser¨ªa m¨¢s eficiente, acabar¨ªa con las disparidades territoriales y nos acercar¨ªa al modelo centro / norte europeo. Pero suprimir los peajes plantea exigencias que no se pueden obviar. Primero, las concesionarias tienen derecho a indemnizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.