Las firmas de biotecnolog¨ªa de EE UU piden ayuda a las universidades para reducir p¨¦rdidas
La voz de alarma llega tras un a?o con 750.000 millones de pesetas de 'n¨²meros rojos'
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ENVIADO ESPECIALSi Estados Unidos marca la pauta a la industria biotecnol¨®gica internacional, las universidades y centros p¨²blicos de investigaci¨®n del mundo deber¨¢n prepararse para recuperar buena parte de las competencias que en los ¨²ltimos veinte a?os han ido delegando en la empresa privada. Cient¨ªficos y representantes estadounidenses de ese sector hicieron ayer, en la apertura del foro BioVisi¨®n, que se celebra en Ly¨®n, un llamamiento para que sea la ciencia acad¨¦mica, y no la iniciativa privada, la que se encargue de desarrollar los nuevos descubrimientos durante los a?os o d¨¦cadas que tardan en estar maduros para su explotaci¨®n comercial.
La necesidad de que los proyectos de investigaci¨®n biotecnol¨®gicos se retengan m¨¢s tiempo en los ¨¢mbitos acad¨¦micos antes de dar el salto a la empresa privada fue resaltada por cient¨ªficos como el premio Nobel David Baltimore y por directivos del sector como Henri Termeer, presidente de la firma Genzyme Corporation, de Cambridge (Massachusetts, EE UU).Ambos intervinieron ayer en el foro BioVisi¨®n, un exhaustivo congreso bianual internacional sobre los avances en las ciencias de la vida y sus implicaciones sociales, ¨¦ticas y econ¨®micas que celebra estos d¨ªas en Ly¨®n su primera edici¨®n y que, seg¨²n el ex primer ministro franc¨¦s Raymond Barre, actual alcalde de Ly¨®n, pretende erigirse en "la conferencia de Davos de la biolog¨ªa", en alusi¨®n a uno de los m¨¢s importantes foros internacionales de debate sobre econom¨ªa.
Desde sus or¨ªgenes en los a?os cincuenta, la biolog¨ªa molecular se desarroll¨® como una disciplina totalmente acad¨¦mica en las universidades y centros p¨²blicos de todo el mundo occidental. A mediados de los setenta, sin embargo, las t¨¦cnicas hab¨ªan avanzado y se hab¨ªan abaratado lo suficiente como para que las firmas privadas, a menudo creadas de la nada por cient¨ªficos de procedencia p¨²blica, se animaran a entrar en un campo cuyas aplicaciones en la medicina, la agricultura y, m¨¢s tarde, el medio ambiente, eran y siguen siendo de una magnitud incalculable. Las florecientes empresas de biotecnolog¨ªa dan empleo actualmente a unas 150.000 personas en Estados Unidos.
Exceso de optimismo
Pero ahora parece claro que las previsiones eran demasiado optimistas. Las firmas biotecnol¨®gicas de Estados Unidos perdieron el a?o pasado 5.000 millones de d¨®lares (unos 750.000 millones de pesetas). Tambi¨¦n el a?o pasado, algunas de las empresas con m¨¢s experiencia -Alpha Beta e Inmunologics, con m¨¢s de diez a?os andadura, son dos ejemplos notables- se vieron forzadas a cerrar sus plantas. Termeer, cuya empresa s¨ª da beneficios, ve dos razones principales para lo que considera una verdadera crisis, con todo lo extra?a que esa palabra pueda parecer en un sector al que todas las proyecciones dan como caballo ganador. En primer lugar, seg¨²n Termeer, las empresas de biotecnolog¨ªa han proliferado demasiado, ciertamente m¨¢s que los productos que las t¨¦cnicas actuales les permiten desarrollar. Muchas empresas ofrecen lo mismo, y ello les obliga a reducir precios por debajo de lo rentable.La segunda raz¨®n es que los nuevos descubrimientos salen demasiado pronto desde el ¨¢mbito acad¨¦mico donde se producen al empresarial donde se pretenden comercializar. La mayor¨ªa de los proyectos de este tipo requieren un desarrollo muy largo, entre 10 y 15 a?os. Si una empresa se lleva la idea nada m¨¢s producirse el primer hallazgo, lo m¨¢s probable es que se pase 10 o 15 a?os haciendo fuertes inversiones en ella y sin obtener ning¨²n retorno.
Por esta causa, Termeer y otros de los principales representantes del sector creen que los ¨¢mbitos acad¨¦micos, que est¨¢n financiados con dinero p¨²blico y no asumen riesgos empresariales, deber¨ªan hacerse cargo de desarrollar sus propios hallazgos durante la mayor parte de ese tiempo. S¨®lo cuando los descubrimientos est¨¦n maduros para su explotaci¨®n, las empresas deber¨ªan tomarlos en sus manos.
El premio Nobel Baltimore utiliz¨® un argumento distinto para proponer la misma idea. Seg¨²n ¨¦l, la proliferaci¨®n de firmas privadas est¨¢ estimulando las estrategias que prometen resultados al menor plazo posible, y ello deja sin abordar la clase de proyectos a largo plazo que abren nuevos campos, generalmente demasiado lentos y arriesgados para la empresa privada.
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