"El Banco Europeo tambi¨¦n debe velar por el empleo"
A los 18 a?os particip¨® en la Caputxinada, la asamblea del Sindicato Democr¨¢tico de Estudiantes celebrada en marzo de 1966 en el convento de los Capuchinos de Sarri¨¤. A los 40 se march¨® a Bruselas, donde durante 10 a?os ha sido director de relaciones econ¨®micas exteriores en el servicio jur¨ªdico del Consejo de la Uni¨®n Europea. Ahora publica un libro cr¨ªtico, pero constructivo, tras su etapa comunitaria, titulado Derecho y pr¨¢ctica de las Relaciones Exteriores en la Uni¨®n Europea (Cedecs Editorial, Barcelona 1988). Pregunta. Dice en su libro que la Comunidad Europea no funciona y que se ha convertido en una gran burocracia. Respuesta. La esencia de mi cr¨ªtica apunta a la idea de desgobierno y descontrol, que creo que es justificada. El problema grave es la ausencia de un verdadero Gobierno en la Uni¨®n Europea. Sobre la burocracia, no hay que exagerar porque hay muchos menos funcionarios de lo que la gente piensa. P. ?Cu¨¢ntos hay? R. Depende de c¨®mo se cuenten. En la Comisi¨®n hay unos 15.000 en plantilla, en el Consejo unos 2.000 y en el Parlamento otros 2.000. Pero en la Comisi¨®n hay muchas personas que trabajan como prestadores de servicios. Por tanto, 20.000 funcionarios no es una enorme burocracia si se compara con muchos ministerios. El problema es que se trata de una Administraci¨®n desgobernada donde los funcionarios concentran m¨¢s poder que en una Administraci¨®n nacional. Adem¨¢s, la Administraci¨®n comunitaria no se rige por un derecho administrativo general. En Bruselas no hay un equivalente a la ley de procedimiento administrativo. P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene para los ciudadanos que Bruselas no tenga ley de procedimiento administrativo? R. Que en una Administraci¨®n normal la gente sabe que est¨¢ sometida a unas reglas, a veces excesivas, pero que tienen la virtud de ser el cuerpo de reglas de la Administraci¨®n. En cambio, en la Comisi¨®n Europea las reglas que existen para gesti¨®n de los programas -lo que ahora ha provocado la crisis- est¨¢n hechas en la mayor parte de los casos para cada programa. Por eso, entre los funcionarios no existe el sentimiento de estar sometidos a reglas iguales para todos y de ser parte de una Administraci¨®n. En cambio, en sus pa¨ªses los ciudadanos pueden reclamar cierta unidad de acci¨®n gubernamental. P. Llega a decir que la Comisi¨®n es un conglomerado de direcciones generales no coordinadas entre s¨ª. R. Hay un problema jur¨ªdico por el hecho de que la Comisi¨®n es una instituci¨®n colegiada, sin un poder central que la controle y le d¨¦ unidad. El presidente de la Comisi¨®n s¨®lo es un primero entre iguales y las decisiones se deben tomar por mayor¨ªa. La teor¨ªa de que todos los comisarios deben sentirse responsables de todo conduce, en la pr¨¢ctica, a lo contrario: salvo en los grandes temas, todos est¨¢n dispuestos a decir que s¨ª a las decisiones de los dem¨¢s con tal que los dem¨¢s tambi¨¦n les digan que s¨ª a las suyas. P. La reciente crisis en la Comisi¨®n ?podr¨ªa haberse saldado s¨®lo con la dimisi¨®n de los afectados por las irregularidades destapadas por el comit¨¦ de sabios? R. Podr¨ªa haberse dado el caso, pero hay que fijarse en que en un Gobierno nacional, al existir el Gobierno en singular y los ministros en plural, tiene sentido que un ministro dimita o cese. En la Comisi¨®n no existe esta distinci¨®n entre el Gobierno y los ministros. Cada comisario puede decir que no tiene poder de decisi¨®n aut¨®nomo y, por tanto, la dimisi¨®n conjunta tiene sentido. Pero yo interpreto que parte de la crisis actual es resultado del descubrimiento del Mediterr¨¢neo. Quiero decir que los comisarios han descubierto a trav¨¦s del comit¨¦ de sabios algo que podr¨ªan y deber¨ªan haber conocido antes, pero de lo que no eran y no quer¨ªan ser conscientes. P. Su experiencia se centra en el Consejo de la Uni¨®n Europea y asegura que a veces se rellenan sus reuniones con asuntos sin contenido. R. Se olvida que el que legisla en Bruselas no es la Comisi¨®n, sino el Consejo, con una intervenci¨®n mayor o menor y a veces nula del Parlamento Europeo. El Consejo de la Uni¨®n Europea es la instituci¨®n con poder jur¨ªdico que toma las principales decisiones en el seno de la Uni¨®n. El problema es que el tratado lo configura como una instituci¨®n, pero no funciona as¨ª porque lo que hay son consejos sectoriales de ministros. Y el que haya consejos sectoriales nos sirve s¨®lo en parte porque nos gustar¨ªa identificar un Gobierno. Por eso, ni la Comisi¨®n ni el Consejo son capaces de asegurar la unidad de acci¨®n y de gobierno en el seno de la Uni¨®n. P. ?Qu¨¦ salva entonces de la Comunidad Europea? R. Salvo dos cosas que me parecen esenciales. La construcci¨®n europea ha contribuido a reducir o eliminar el conflicto entre grandes potencias que ha ensangrentado Europa dos veces en este siglo. Y salvo el mercado ¨²nico, que a la enorme mayor¨ªa de los ciudadanos les parece bien. Pero lo que me parece incorrecto es que por un europe¨ªsmo beato, que no tiene ning¨²n sentido despu¨¦s de 40 a?os de vida de la Comunidad, haya que seguir subrayando los logros y ocultando las insuficiencias. Y las insuficiencias son evidentes. El europe¨ªsmo no est¨¢ en discusi¨®n, pero no se puede ser ciego e incapaz de analizar. P. ?No cree que Maastricht ha supuesto una contribuci¨®n a la estabilidad monetaria y fiscal? R. Hay aspectos positivos innegables en la uni¨®n monetaria, pero se ha hecho sin mecanismos eficaces de coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas y hay mucha m¨¢s uni¨®n monetaria que econ¨®mica. Pensemos que el Tratado de Maastricht orienta al BCE [Banco Central Europeo] s¨®lo a la estabilidad de precios. Todos vivimos el a?o pasado las convulsiones de los mercados financieros mundiales, que no llegaron a una cat¨¢strofe en parte por la acertada intervenci¨®n de la Reserva Federal norteamericana. La pregunta es qu¨¦ habr¨ªa pasado en octubre si la Reserva Federal no hubiera asumido como propia no s¨®lo la estabilidad de los precios en Estados Unidos, que no estaba en cuesti¨®n, sino la responsabilidad de serenar los mercados y contribuir as¨ª al crecimiento. El Tratado de Maastricht har¨ªa dif¨ªcil que el BCE lo hiciera porque le atribuye un objetivo distinto. P. ?Cree que el BCE debe colaborar en la pol¨ªtica econ¨®mica general? R. S¨ª, y a veces se quiere olvidar que la uni¨®n monetaria no es otra cosa que una competencia de la Comunidad Europea. Por lo tanto, el BCE est¨¢ sometido a ciertas obligaciones generales que se imponen a todas las instituciones. No se sit¨²a fuera, sino dentro de la Comunidad. P. ?Quiere decir que ante una futura crisis econ¨®mica el BCE no deber¨ªa mirar s¨®lo el nivel de inflaci¨®n y liquidez monetaria? R. S¨ª, pero sabiendo que en la ley que crea la Reserva Federal norteamericana se le encomienda no s¨®lo velar por la estabilidad de los precios, sino tambi¨¦n por las condiciones de crecimiento, mientras que al BCE en Maastricht se le encomend¨® s¨®lo la funci¨®n de guardi¨¢n de la estabilidad de los precios. Pero los juristas sirven para algo y por eso decimos que el BCE est¨¢ dentro de la Comunidad Europea y, por tanto, sometido a sus objetivos generales, sin olvidar que habr¨ªa quedado m¨¢s claro si el Tratado de Maastricht lo hubiera dicho. P. ?C¨®mo se resolver¨ªan posibles diferencias de interpretaci¨®n? R. No tengo la menor duda de que si el tema llegara al Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea, interpretar¨ªa que el BCE debe colaborar con las pol¨ªticas generales. Los art¨ªculos 2 y 3 del Tratado de la Comunidad Europea dicen que la Comunidad tiene por misi¨®n, y por tanto tambi¨¦n el BCE, no s¨®lo promover un desarrollo no inflacionista, sino tambi¨¦n un nivel de empleo elevado y el aumento del nivel de vida. P. Para impulsar la Comunidad, ?no cabe otra soluci¨®n que cederle m¨¢s soberan¨ªa? R. Creo que muchos ciudadanos europeos estar¨ªan dispuestos a ceder m¨¢s soberan¨ªa. Lo que sucede es que da la impresi¨®n de que esto no funcionar¨ªa. Lo prioritario ahora no es huir hacia adelante, sino poner orden en lo que ya existe y gestionar bien lo que hay, que creo que es suficiente. El Tratado de la Uni¨®n Europea puede ser reinterpretado en su aplicaci¨®n sin necesidad de modificarlo. Por ejemplo, en el tratado no se habla de consejos, sino del Consejo. Me da miedo que con una pol¨ªtica de huida hacia adelante se dejen de hacer cosas en los pa¨ªses con la excusa de que se har¨¢n en Bruselas, que al final no las har¨¢ porque muchas veces no tiene los instrumentos. Esto es muy peligroso.
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