Cebri¨¢n defiende el diccionario como instrumento de unidad del espa?ol
El acad¨¦mico clausura en Nueva York unas jornadas sobre el idioma
El diccionario ha mantenido la unidad de la lengua castellana desde la independencia de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, y sigue siendo el gran instrumento para hacerlo en estas v¨ªsperas de un siglo XXI en el que el ingl¨¦s ser¨¢ a¨²n m¨¢s que hoy la "lingua franca" universal y la revoluci¨®n digital en curso provocar¨¢ un cambio de civilizaci¨®n que apenas podemos imaginar. ?ste fue el mensaje esencial del periodista, escritor y acad¨¦mico Juan Luis Cebri¨¢n en su discurso de clausura, el viernes por la noche, de las jornadas sobre el impacto de los medios de comunicaci¨®n en el uso del espa?ol organizadas en Nueva York por el Instituto Cervantes.El diccionario, "fruto de la sociedad civil y aceptado voluntariamente por los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina tras su independencia", une al mundo hispano desde Sevilla hasta Nueva York, pasando por Buenos Aires y M¨¦xico. Pero Cebri¨¢n insisti¨® en que, para que conserve ese papel en estos tiempos en que la revoluci¨®n digital consagra la primac¨ªa del ingl¨¦s y afecta a todas las culturas al mismo tiempo y de manera instant¨¢nea, el diccionario debe incorporar con mayor rapidez y flexibilidad que nunca los cambios de la lengua.
Cebri¨¢n, para entusiasmo de las decenas de periodistas hispanos de Nueva York que asistieron a su conferencia, defendi¨® que el diccionario responda al uso mayoritario de los hispanohablantes que viven en las Am¨¦ricas, y no tan s¨®lo de las gentes de determinadas regiones de Espa?a. Dijo, por ejemplo, que si toda Am¨¦rica Latina emplea la palabra "computadora", ¨¦sta debe ser la favorita de la Academia en vez de "ordenador". Tambi¨¦n se mostr¨® partidario de incorporar sin complejos los anglicismos relacionados con las nuevas tecnolog¨ªas que los usuarios de la lengua consideren ¨²tiles.
Rarezas de lujo
El autor de La red imagin¨® un mundo no muy lejano en que el soporte del papel para los peri¨®dicos y los libros ceda su plaza al digital. "No es que la gente dejar¨¢ de leer", dijo, "sino que lo har¨¢ en sus peque?os ordenadores personales, y los peri¨®dicos y libros en papel se ir¨¢n convirtiendo en rarezas de lujo".Alex Grijelmo, periodista de EL PA?S y autor de El estilo del periodista; Alberto G¨®mez Font, responsable del manual de la agencia Efe, y Enrique Soria, del cotidiano neoyorquino El Diario-La Prensa, precedieron a Cebri¨¢n. Grijelmo arranc¨® carcajadas del p¨²blico cuando cit¨® ejemplos de c¨®mo los pol¨ªticos y empresarios, y luego los medios, emplean toda suerte de b¨¢rbaros eufemismos -"un exceso de algo es un sobredimensionamiento o un muerto en un bombardeo es un da?o colateral"- para no llamar las cosas por su nombre.
G¨®mez Font inform¨® de la existencia de un proyecto para que todos los medios de comunicaci¨®n hispanos empleen t¨¦rminos comunes en sus manuales de redacci¨®n, una idea que interes¨® a los profesionales hispanos de Nueva York, confundidos no s¨®lo por el peso del ingl¨¦s, sino por sus diferentes or¨ªgenes nacionales.
Soria record¨® que en Nueva York y sus alrededores hay tres millones de hispanos, pero a?adi¨® que sus distintas procedencias plantean problemas a la hora de escribir un ¨²nico diario en castellano para esa zona. Cit¨® que ¨¦l, de origen peruano, titul¨® un d¨ªa con "Mea culpa" una informaci¨®n sobre la confesi¨®n de un criminal. "Al d¨ªa siguiente, la redacci¨®n fue inundada de llamadas de lectores hispanos que protestaban porque hubi¨¦ramos empleado una palabra tan grosera en un titular".
"Hay que salir del gueto, salir del barrio, y hacer un periodismo de calidad al servicio del creciente poder hispano en Nueva York", exhort¨® Soria a sus colegas. Cebri¨¢n tambi¨¦n puso el acento en que las comunidades hispanas de EE UU est¨¢n alcanzando niveles sociales y econ¨®micos que las convierten en un mercado interesante para los medios de comunicaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.