El coste social de la delgadez
El Ministerio de Sanidad cifra en 80.000 el n¨²mero de personas anor¨¦xicas en Espa?a
El Ministerio de Sanidad inform¨® el viernes de que la cifra m¨¢xima en Espa?a de enfermos de anorexia o con alg¨²n s¨ªntoma de la enfermedad se situarla en 80.000, una cifra similar al de otros pa¨ªses de nuestro entorno.
Aunque las causas concretas de la enfermedad se desconocen, los expertos coinciden en se?alar que en su desarrollo influyen varios factores. "Sabemos con seguridad que influyen factores biol¨®gicos, psicol¨®gicos y sociales, entendidos estos ¨²ltimos en una doble vertiente: los familiares y los culturales. Se da una aut¨¦ntica constelaci¨®n de causantes", se?ala el Alberto Fern¨¢ndez Liria, que atiende a 200 pacientes de anorexia en el hospital Pr¨ªncipe de Asturias. Consciente de la psicosis social generalizada que sataniza a la moda o la publicidad como principales causantes de la epidemia, Fern¨¢ndez Liria a?ade: "Est¨¢ claro que la influencia cultural es enorme, porque la anorexia no existe en pa¨ªses en los que no hay esta valoraci¨®n social sobre la delgadez que se da aqu¨ª. La anorexia es una enfermedad de pa¨ªses desarrollados".
Esta valoraci¨®n de Fern¨¢ndez Liria es lo que cient¨ªficos norte americanos defienden como la thin culture (cultura de la delgadez), a la que responsabilizan en gran medida de la explosi¨®n de casos de anorexia en los ¨²ltimos a?os. "Se trata de una cultura del exterminio que lo envuelve todo", dice Mar¨ªa del Carmen Gonz¨¢lez, coordinadora de los grupos de ayuda de la Asociaci¨®n en Defensa a la Atenci¨®n a la Anorexia Nerviosa y Bulimia. "La moda es uno de los ejemplos m¨¢s sangrantes, pero hay otros igual de graves y en los que nadie parece querer reparar. Es inadmisible, por ejemplo, que a los ni?os se les bombardee con ese tipo de cultura. Nadie se sorprende de que los nuevos h¨¦roes de los dibujos animados sean esquel¨¦ticos o de que nuestros hijos jueguen con mu?ecas como Betty Spaguetty, que parece salida de un campo de exterminio".
Si la moda es uno de los sectores a los que m¨¢s se ha acusado de fomentar esa cultura de la delgadez ello se debe a que propone estereotipos femeninos artificiales e inasequibles para la mayor¨ªa de los mortales. "Ni siquiera las modelos m¨¢s cotizadas, las que las adolescentes toman como ejemplo, tienen esas medidas so?adas", reconoce una agente parisina, que se ampara en el anonimato. "Aunque muchas m¨¢s que delgadas son raqu¨ªticas, ya que miden 1,80 y pesan 50 kilos como mucho, en las fotos aparecen a¨²n m¨¢s enfermizas, porque las im¨¢genes se retocan por ordenador, para recortarles brazos, nalgas..., con lo que parecen a¨²n m¨¢s marcianas".
Para desfilar en Par¨ªs, Mil¨¢n o Nueva York, lugares donde se lanzan las tendencias que marcan la moda en todo el mundo, hay que lucir talla 34. "Es mentira que tengan esa talla 38 de la pol¨¦mica. Se exige menos. Y no es que los dise?adores las obliguen, pero se desentienden. Cuando hacen los casting no quieren saber c¨®mo han conseguido esa talla, con lo cual est¨¢n cerrando los ojos a un problema grav¨ªsimo", a?ade la agente.
Profesionales del sector desmienten que esa situaci¨®n se produzca en Espa?a. "Sencillamente, porque Espa?a no marca las tendencias", dice Francisca Hern¨¢ndez, directora de la agencia de modelos Maroe. "Adem¨¢s, no es un problema generado por la moda o las modelos, quienes no hacen m¨¢s que seguir un cultura que est¨¢ la tente en la calle y que tambi¨¦n fomentan las revistas de moda, el cine o la publicidad. Hoy se exige imagen para todo, y quien diga lo contrario no es honesto. Hasta para un trabajo de recepcionista, el empresario exige que esa mujer sea alta, guapa y, por supuesto, delgada", concluye Hern¨¢ndez.
El dise?ador gallego Antonio Pernas est¨¢ de acuerdo con esa valoraci¨®n. "En la explosi¨®n de anorexia seguramente ha influido el tallaje de pasarela, pero creo que son igual de culpables otros factores sociales. Adem¨¢s, yo, por ejemplo, trabajo con modelos que tienen talla 38 —lo que no considero anorexia— y fabrico hasta la 46", dice.
Esa tendencia de tallas falsas, sin embargo, contin¨²a siendo bastante generalizada entre algunas firmas. "Hay dise?adores que est¨¢n enga?ando a los consumidores", reconoce la misma agente de Paris. "Algunos dise?adores muy conocidos etiquetan las prendas con tallas inferiores a las reales". "Con esto no quiero satanizar a la moda porque el problema nace de un estilo de vida. La industria de la m¨²sica, por ejemplo, pase¨® con orgullo por todo el mundo a Courtney Love y sus medidas enfermizas. El cine hace lo propio con Uma Thurman o con otras muchas actrices que no pasan de la 38, la industria de la alimentaci¨®n atosiga con la comida ligth, la publicidad presenta modelos humanos irreales, las revistas no tienen escr¨²pulos en trabajar con modelos adolescentes, con las que se aseguran tallas menores y la sociedad en general ambiciona alcanzar la felicidad y la perfecci¨®n ¨²nicamente a trav¨¦s de la imagen".
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