Asar la manteca
El se?or alcalde de Madrid tiene -como todo el mundo- cualidades y defectos. No sabr¨ªamos c¨®mo encajar lo desmesurado de su nombre y apellidos, que de privado patrimonio enriquecen y rellenan los muchos monumentos que lleva inaugurados en tan dilatado mandato. En cuanto a tasar su pol¨ªtica de obras p¨²blicas cabr¨ªa una leve diferencia: don Jos¨¦ Mar¨ªa Pen¨¦lope del Manzano y L¨®pez del Hierro. No queda mal y quiz¨¢ pasara sin advertir para quienes leen las inscripciones de corrido. Es posible que parezca injusto y excesivo cargar sobre los lomos del regidor las andanzas y fechor¨ªas de sus ediles, pero, dicho en t¨¦rminos marineros, que cada palo aguante su vela.Son varias las desdichas municipales que acibaran la existencia del mun¨ªcipe madrile?o, la mayor parte comunes a otros muchos lugares, porque estamos lejos de creer que nuestros administradores dediquen lo m¨¢s de su tiempo a que las cosas salgan mal, en lo que nadie les arrendar¨ªa el menor beneficio. Lo cargante, en mi modesto sentir de peat¨®n impenitente, no es que nos aflijan muchos inconvenientes, sino que buena parte de ellos han sido padecidos en ciudades, tanto espa?olas como extranjeras, y han encontrado soluci¨®n o su incidencia fue notablemente mitigada. Quiz¨¢ sean figuraciones m¨ªas, pero me parece que se ha desva¨ªdo la figura del cr¨ªtico municipal para dar paso a los ilustrados y literatos cronistas de la Villa. O es tambi¨¦n posible que quienes han ejercido el austero e inc¨®modo oficio hayan tirado la toalla, en vista de la constitucional sordera que a¨ªsla y protege a los tenientes de alcalde y jefes de servicio.
Con la petulancia que suele aquejar a quienes escribimos en los peri¨®dicos, observamos las anormalidades -en este terreno, por ejemplo- y nos decimos: "Os vais a enterar de lo que vale un peine"; verificando, hasta donde es posible, la informaci¨®n -o no, que nadie est¨¢ libre de emitir un falso o err¨®neo testimonio- perge?amos la cr¨®nica y la enviamos a la Redacci¨®n, con un secreto regusto de prepotencia. Aparece la cr¨ªtica, la censura, la opini¨®n y comprobamos desolados que absolutamente nada ocurre. "?Qu¨¦ raro, ser¨¢ que no lo han le¨ªdo!", nos sugiere nuestra infantil y defraudada soberbia. Es posible que volvamos con denuedo a la carga, pero la indiferencia, el silencio y la inacci¨®n son las consecuencias m¨¢s habituales.
Soy hombre de centro, de barrio, andar¨ªn hasta donde me llevan las piernas; repaso a menudo los mismos trayectos, habiendo desarrollado una habilidad indispensable para vivir indemne en los madriles: durante el acompasado paseo miro las casa circundantes, descubro algunos jardines inesperados, que suelen ser oficinas que se reservan los grandes bancos y las discretas compa?¨ªas financieras, pero no pierdo de vista el pavimento. Tiene una cualidad que rara vez he observado en los distritos selectos de las grandes urbes: el desigual embaldosado, que atribuye a nuestra ciudad cierta personalidad solar, dentro de una amplia variedad. Si alguien desea recorrer unos metros sobre un nost¨¢lgico adoquinado, s¨®lo tiene que transitar -si va en autom¨®vil- por el trozo del paseo del Prado frente al Jard¨ªn Bot¨¢nico, o verificar la solidez de sus tobillos contorneando la esquina sur del museo, hacia la calle de Espalter. Altamente desaconsejable para las se?oras que usen tac¨®n alto y, en general, para ni?os, ancianos y embarazadas.
Este tejer y destejer de don Jos¨¦ Mar¨ªa y sus ac¨®litos comprende las obras que se llevan a cabo en el primer tramo de la Castellana. En la acera de los pares, partiendo de Col¨®n, ha quedado un hermoso trozo que ser¨¢ una delicia en las estaciones m¨¢s tibias. Animados por el ¨¦xito, han acometido las obras de continuaci¨®n, y ahora est¨¢n temporalmente inutilizados los paseos de ambos lados, ?al mismo tiempo! Esperar el autob¨²s en la esquina de Marqu¨¦s de Villamagna, que pronto ser¨¢ conocida como "la Parada de la Muerte", por el riesgo que comporta, es s¨®lo franqueable merced a la proverbial agilidad e instinto de conservaci¨®n de la poblaci¨®n civil. Sin temor a exagerar, creo que esa doble y contempor¨¢nea inhabilitaci¨®n de tan hermosos y c¨¦ntricos paseos s¨®lo se le ocurre al que as¨® la manteca, que debe desempe?ar un cargo importante en el departamento de V¨ªas y Obras.
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