El Bar?a se zamp¨® al Estudiantes

El Bar?a abrum¨® a Estudiantes. Pod¨ªa ser previsible hace ocho d¨ªas, pero ayer, despu¨¦s de que los azulgrana sucumbieran por 16 puntos en Madrid, hab¨ªa dudas. As¨ª es este Bar?a. As¨ª es tambi¨¦n Estudiantes. Se encontraban dos equipos espa?oles por vez primera en una final europea. Y, salvando las diferencias de potencial, son dos equipos parecidos en un aspecto: no admiten t¨¦rmino medio. O trituran o divagan. Ayer fue el Bar?a el que fulmin¨® y Estudiantes el que a duras penas pudo resistir con alg¨²n decoro.El Bar?a arranc¨® como si no temiera lo m¨¢s m¨ªnimo ning¨²n desgaste, como si fuera un asunto que se tuviera que saldar en un abrir y cerrar de ojos. Estudiantes trat¨® de aparentar un aplomo del que careci¨®. Por si acaso, el Bar?a presion¨® por toda la pista en el primer par de jugadas, no fuera caso que Estudiantes renunciara a sus se?as de identidad. Juego r¨¢pido, propenso a devolver golpe por golpe. Pero ayer s¨®lo hizo que encajar y enviar golpes al aire. El partido de ida, pero al rev¨¦s. El Bar?a contraatacaba, reboteaba infinitamente m¨¢s y Estudiantes no se acercaba al aro y fallaba hasta los tiros libres. En 17 minutos el Bar?a ya hab¨ªa superado la enorme desventaja que arrastraba de la ida: 37-20. Y eso que A¨ªto ya hab¨ªa empezado a dosificar su equipo con cuatro cambios casi consecutivos. Los desajustes apenas dudaron unos minutos, suficientes para que Estudiantes diera alguna se?al de vida (27-20). Pero entre los que hab¨ªan entrado en juego estaba Djordjevic, quien, junto a Xavi Fern¨¢ndez, tuvieron la virtud de romper la defensa en zona que adopt¨® Estudiantes con tan poca convicci¨®n como hab¨ªa demostrado en t¨¦rminos generales. Las tres personales que sum¨® Due?as en un visto y no visto fue un mal menor para el Bar?a, que volvi¨® a subir el list¨®n para irse al descanso con nada menos que 23 puntos de ventaja: 45-22.

Quedaba por ver si el efecto psicol¨®gico, ese que ha sido trascendental en esta apasionante final espa?ola, iba a pesar como lo hab¨ªa hecho hasta entonces; es decir, cuanto peor parec¨ªa tenerlo un equipo, mejor jugaba. Y a la inversa. Y as¨ª fue. Pero en menor medida que hasta entonces. El Bar?a lleg¨® a disponer de 25 puntos de ventaja (47-22) y mantuvo distancias (58-34). Pero Estudiantes, asimilada ya la facilidad con la que hab¨ªa malgastado su bot¨ªn de la ida, empez¨® a actuar a partir de aquellos ahorros de la ida. Por momentos se reh¨ªzo, como si no le pesara la veintena larga de puntos de desventaja. Empez¨® a administrar haciendo cuentas con lo ganado en la ida; por momentos apareci¨® Jim¨¦nez como no lo hab¨ªa hecho en toda la primera parte, por vez primera los p¨ªvots de Estudiantes se dejaron ver. Y el Bar?a se dio cuenta de que no todo estaba hecho. El marcador lleg¨® a situarse en 62-45. El correctivo era enorme, pero Estudiantes estaba a un punto del t¨ªtulo. Volvi¨® Djordjevic y se reh¨ªzo el Bar?a en un final vertiginoso, con cuatro bases en la pista para tratar infructuosamente de poner alg¨²n orden y con el equipo azulgrana desmelenado. Un vendaval.