A un paso del olvido
Un magno pinar oculta la senda que uni¨® Navafr¨ªa con Lozoya hasta la apertura de la carretera del puerto
Cuando Pit¨¢goras dijo: "Abandonad los grandes caminos; seguid los senderos", seguramente pretend¨ªa algo m¨¢s filos¨®fico que iniciar a sus pupilos de Crotona en el excursionismo, pero 2.500 a?os m¨¢s tarde, en plena dictadura del autom¨®vil, el cumplimiento al pie de la letra de aquel precepto supone toda una filosof¨ªa de la vida.Por ejemplo: para ascender del pueblo segoviano de Navafr¨ªa al puerto del mismo nombre (1.773 metros de altitud) hay una carretera -la m¨¢s directa entre la vertiente septentrional de la sierra y el madrile?o valle del Lozoya- por la que suben haciendo eses los turistas motorizados despu¨¦s de ponerse morados de cordero y vinazo en los asadores de Pedraza o Sotosalbos; y hay una vieja senda que remonta el puerto por la orilla derecha del r¨ªo de las Pozas, camuflada entre pinos seculares, por la que andan los amigos del silencio, del corzo, del agua y del aire qu¨ªmicamente puros, de los caminos abandonados y de todas esas cosas, en general, que no figuran en las gu¨ªas de las petroleras. Adivinen cu¨¢l es la v¨ªa de la sabidur¨ªa.
De la senda en cuesti¨®n sabemos que ya era hollada en el siglo XIV, pues se menciona en el Libro de la montera de Alfonso XIV. En el Repertorio de todos los caminos de Espa?a (1546), de Pero Juan de Villuga, aparece formando parte de un ins¨®lito itinerario desde El Paular a Laredo. Y en la Descripci¨®n y Cosmograf¨ªa de Espa?a, su coet¨¢neo Hernando de Col¨®n advierte a los usuarios que el de Navafr¨ªa "es puerto muy agro". De la misma opini¨®n era Pascual Madoz, quien en su Diccionario (1848-1850) pinta el paso como "de tres leguas de largo y de ¨¢spero y muy dif¨ªcil camino".
Diversas gu¨ªas y mapas del sigloXIX presentan nuestro camino como de herradura, s¨®lo apto para caminantes y cabalgaduras, y as¨ª es como ha permanecido hasta la fecha.
Pistas forestales
A diferencia de lo ocurrido con otros caminos hist¨®ricos, que se los acab¨® tragando el asfalto, a ¨¦ste le cupo la suerte de que, al construirse la carretera del puerto en los a?os treinta, los ingenieros optaron por la margen izquierda del r¨ªo de las Pozas, dejando aqu¨¦l intacto en la ladera contraria del valle. El hecho de que varias pistas forestales abiertas con posterioridad para facilitar los necesarios trabajos en el pinar hayan aprovechado parte de su trazado, superponi¨¦ndose a ¨¦l, apenas modifica el encanto de este venerable itinerario pedestre.Para recorrerlo, deberemos subir en coche desde el pueblo de Navafr¨ªa por la carretera del puerto y, a unos dos kil¨®metros, tomar a la izquierda por un desv¨ªo se?alizado hacia el paraje de las Majarganillas.
Al rato nos toparemos con una barrera que impide el paso de veh¨ªculos, junto a una antigua piscifactor¨ªa, lugar en el que comenzaremos nuestra andadura siguiendo la prolongaci¨®n de la carretera, que enseguida cruza el r¨ªo y a¨²n conserva su firme hasta llegar a la altura del aula de naturaleza de las Majarganillas.
Sin perder de vista el r¨ªo, continuaremos nuestra progresi¨®n por camino evidente -que de momento coincide con el primitivo itinerario- hasta llegar en algo menos de una hora a una bifurcaci¨®n en la que la pista principal vira bruscamente a la izquierda para ascender en zigzag hasta la cota 1.700 y luego correr casi horizontal hacia el puerto. ?sta ser¨¢ una buena opci¨®n para el camino de vuelta.
Ahora, en cambio, seguiremos de frente por una pista secundaria que no se aleja demasiado del r¨ªo y andaremos atentos para, en otros diez minutos -unos 500 metros-, virar a la izquierda por un desv¨ªo poco evidente, que al principio puede tomarse por uno de los muchos arrastraderos de pinos que hay en la zona, pero que luego se revela como la caja del viejo camino, con sus muros laterales y su empedrado completamente desbaratados.
El camino, tras breve repecho, desemboca en la pista principal que dejamos atr¨¢s, y con ella se confunde a lo largo de un hect¨®metro, para nuevamente desviarse a la izquierda a tiro de piedra del puerto.
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