Duplicidad
Escribo desde Ochagav¨ªa, al pie del hayedo de Irati, cuando todav¨ªa no han concluido las vacaciones de Semana Santa. Ignoro, por lo tanto, el contenido de las arengas separadas pronunciadas el Domingo de Resurrecci¨®n en las diversas ceremonias del Aberri Eguna, aunque resulta f¨¢cil pronosticar que habr¨¢n rivalizado entre s¨ª por ver qui¨¦n eleva m¨¢s el tono ret¨®rico de su vocaci¨®n independentista. Y tampoco s¨¦ si desde el entorno de la banda terrorista se habr¨¢ aprovechado la ocasi¨®n para promulgar otra tregua indefinida, esta vez referida a la kale borroka. Pero lo m¨¢s probable es que, a partir de ahora, los independentistas aten¨²en sus peores extremos de violencia coactiva por puro oportunismo electoral, y eso con independencia de que tal renuncia se solemnice con alg¨²n expl¨ªcito gesto o, por el contrario, s¨®lo se insin¨²e con cualquier gui?o de t¨¢cita inteligencia.Si sucede as¨ª, bienvenido sea el regalo pascual de la paz, por espuria y precaria que sea toda paz otorgada por un perdonavidas. Pero hay que evitar llamarse despu¨¦s a enga?o, cuando en verano se reanude la campa?a de persecuci¨®n y acoso social contra los desafectos al r¨¦gimen de Lizarra. Hace falta denunciar las verdaderas intenciones ocultas de esta pseudopacificaci¨®n, que no supone ninguna conversi¨®n de los nazis radicales a la causa de la democracia. Por el contrario, s¨®lo se trata de seguir utilizando el mismo doble disfraz de lobo y de cordero, de verdugo y de v¨ªctima o de pir¨®mano y bombero, acompasando la exhibici¨®n de una u otra m¨¢scara seg¨²n la fase del calendario pol¨ªtico: y, como ahora toca precampa?a electoral, hay que ponerse la piel de cordero para disimular la ferocidad canina simulando una inocencia ovejuna. Pues as¨ª es como todo pir¨®mano-bombero se ofrece siempre para sofocar el incendio que ¨¦l mismo contribuye a provocar.
Esta c¨ªnica ambivalencia no es nueva, y el jesu¨ªtico PNV la viene ejerciendo con habilidoso virtuosismo. Pero lo que ahora ha cambiado es la modalidad de sus afinidades pol¨ªticas. Hasta hace poco, su ambivalencia consist¨ªa en estar formalmente alineado con el c¨®digo de legitimidad democr¨¢tica definido por la Mesa de Ajuria Enea mientras subrepticiamente se entend¨ªa bajo mano con el proscrito hijo pr¨®digo representado por HB. Pero desde septiembre pasado sucede al rev¨¦s: sigue habiendo ambivalencia, pero con los papeles cambiados. El PNV est¨¢ ahora formalmente alineado con el c¨®digo de legitimidad independentista establecido en Lizarra mientras, a la vez, se entiende subrepticiamente con su enemigo el Gobierno de Madrid.
?Por qu¨¦ rompi¨® el PNV la Mesa de Ajuria Enea? Probablemente, porque no ten¨ªa otra elecci¨®n, dado el ineluctable declive del nacionalismo causado por el efecto Ermua. Sin embargo, por debajo del aparente cambio de parejas se mantiene intacta la misma duplicidad definitoria, que permite al PNV coquetear con el independentismo sin dejar por ello de gestionar el autonomismo estatutario. Tanta ambig¨¹edad le resulta muy rentable, pues le permite jugar a dos barajas, conservando as¨ª tanto la iniciativa pol¨ªtica como su base electoral, abierta en un amplio arco interclasista que abarca desde el moderantismo conservador hasta el peque?o burgu¨¦s nacionalismo radical.
El problema es que, gracias a su disfraz de cordero auton¨®mico, los lobos nacionalistas volver¨¢n a enga?ar al electorado vasco, haci¨¦ndole comulgar con las ruedas de molino de una independencia en la que no cree y que s¨®lo una quinta parte desea. Y si tantos ciudadanos se dejan enga?ar es porque se les hace entender a fuerza de incendios que los pir¨®manos son los mejores bomberos. Por eso, la tarea m¨¢s urgente es romper la duplicidad nacionalista, forz¨¢ndoles a escoger entre su doble papel de incendiario y apagafuegos. Pero ?c¨®mo lograrlo? Aqu¨ª es donde podr¨ªa emerger la virtualidad de la autodeterminaci¨®n. Ante un refer¨¦ndum, los nacionalistas se ver¨ªan obligados a definirse, optando entre el independentismo y el autonomismo. Y, una vez desenmascarados, la ciudadan¨ªa vasca sabr¨ªa ponerlos en su lugar.
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