Fascinaci¨®n por Wojtyla

Los guionistas de la BBC se muestran fascinados ante el Papa que est¨¢ conduciendo a la Iglesia a su tercer milenio, el polaco Juan Pablo II. (Habr¨ªa que estudiar la huella que puede dejar en el alma el saberse patriarca de una Iglesia que, nacida pobre y fundada por alguien, Jes¨²s, de cuyo nacimiento no se tiene noticia cierta, haya logrado la haza?a de que la inmensa mayor¨ªa de los mortales contemos las fechas desde ese nacimiento.)Lo cierto es que Juan Pablo II parece en posesi¨®n de la ¨²nica verdad como ning¨²n otro Papa en este siglo. Dos im¨¢genes lo demuestran, las dos en Polonia. En la primera, Wojtyla es obispo y habla en una ceremonia multitudinaria, consentida de mala gana por las autoridades comunistas. Unos aviones sobrevuelan la zona con ganas de molestar. Wojtyla interrumpe su discurso. "Un hu¨¦sped que no ha sido invitado", dice con desprecio. La otra es reciente, del segundo viaje papal a Polonia. El primero termin¨® con el r¨¦gimen comunista; en este otro ya ha ca¨ªdo el muro de Berl¨ªn. El Papa contempla en Varsovia la imp¨²dica presencia del capitalismo: carteles de Coca-cola, anuncios de revistas er¨®ticas y m¨¢s pobres en las calles. El Papa ri?e al auditorio, utiliza todas sus dotes teatrales para subrayar el disgusto. Y dice: "No podemos decir que la libertad sea esto". Por el Papa no hab¨ªa pasado el tiempo, pero por sus feligreses, s¨ª.