En defensa del rombo
Rombo o diamante, como se quiera. Una manera de dibujar la t¨¢ctica y una manera de entender el f¨²tbol. Una idea maltratada por las modas actuales. ?Qu¨¦ es eso de jugar con un ¨²nico medio centro y un centrocampista creativo? ?No resulta redundante??No ataca al equilibrio del equipo? ?No desprotege el sistema defensivo? Y venga con las sospechas. En estos tiempos, donde los entrenadores pretenden tener todo controlado, el rombo en el medio campo es casi una declaraci¨®n po¨¦tica, y esta gente detesta la l¨ªrica. Quiere control y pizarr¨®n.Todo esto viene de Italia, un pa¨ªs sensible al arte pero implacable con el f¨²tbol. Durante a?os ha impuesto modas a trav¨¦s de los ¨¦xitos de sus equipos. Triunfos sin gloria que provocaban el papanatismo en otros pa¨ªses. Los carrileros, el doble pivote, el pelotazo y el rechace como forma de estad¨ªstica, la mirada al f¨²tbol como una prolongaci¨®n del atletismo. Esa forma gallin¨¢cea de entender el juego se ha instalado en las Ligas de todos los pa¨ªses, sin considerar los efectos nocivos que ha tenido en la propia Italia, cuyo f¨²tbol vive una crisis galopante.
Desacreditado el rombo, desaparece la figura del diez, del jugador imaginativo, siempre dispuesto a dejarse atacar por las musas, complementario del medio centro, un pel¨ªn afectadizo, indolente a veces, diferente siempre. Por naturaleza le correspond¨ªa la punta del rombo o diamante. Media punta le llamaban algunos con desprecio. "Media punta: medio jugador", dijo Benito Floro, te¨®rico del doble canalizador y dem¨¢s rollos. De un plumazo, los italianos, y el f¨²tbol en general, se cargaron a la estirpe del diez. Y por citar a algunos italianos maravillosos, terminaron con la saga de Rivera, Antognoni o Claudio Sala.
La depredaci¨®n del diez ha llevado al f¨²tbol italiano a un callej¨®n que le va a obligar a un ejercicio de grandeza. Porque el calcio ha pretendido camuflar a estos jugadores ingeniosos como segundos delanteros, nunca como solistas en el medio campo. Es el caso de Baggio, Zola y ahora Totti. Por cierto, Baggio ha malvivido varios a?os de su carrera, Zola tuvo que exilarse a Inglaterra y Totti sobrevive como una especie rara, a punto de extinci¨®n.
Aunque contaminado por el t¨®xico italiano, el f¨²tbol espa?ol dispone de algunas saludables se?as de identidad. Para empezar, s¨®lo una Liga se ha ganado con el famoso doble pivote. La conquist¨® el Madrid de Capello. El resto de los campeones han utilizado un medio centro cl¨¢sico (Gallego, Schuster, Guardiola, Redondo, Vizca¨ªno) y un volante de ataque. Ese f¨²tbol es posible, pero sobre todo es necesario para el disfrute de la gente y para la supervivencia de los jugadores de clase. Se vio en el espectacular partido de la selecci¨®n frente a Austria. Camacho desde?¨® los prejuicios, dio bola a los buenos, puso un medio centro (Guardiola), coloc¨® un medio de enganche (Valer¨®n) y el resultado fue memorable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.