Andy Garc¨ªa cree que Castro "vende entradas para un espect¨¢culo que no le interesa a nadie"
El actor, ahora tambi¨¦n productor, presenta "Just the ticket", la historia de un reventa neoyorquino
Diez a?os despu¨¦s de que su vecino Richard Wenk le ense?ara el gui¨®n de la pel¨ªcula, Andy Garc¨ªa present¨® ayer en Madrid su primer trabajo como productor cinematogr¨¢fico. Just the ticket (aqu¨ª, Como ca¨ªdo del cielo) se estrena el d¨ªa 16 y cuenta la historia de un anacr¨®nico reventa neoyorquino (el mismo Garc¨ªa) que hace la calle y busca dar el pelotazo de su vida con la visita del Papa a Nueva York. Furibundo anticastrista, Garc¨ªa niega con una sonrisa el posible parecido entre Fidel y su personaje: "Castro lleva 40 a?os vendiendo entradas para un show al que nadie quiere ir".
Muy atildado y peinado, metido en un envidiable traje gris y una camisa de seda, el actor cubanoestadounidense Andy Garc¨ªa, de 48 a?os, se dio ayer un atrac¨®n de entrevistas en el hotel madrile?o donde se aloja con la coprotagonista de Just the ticket, Andie MacDowell.Al rev¨¦s que ella, que ni apareci¨®, ¨¦l atendi¨® a todo el mundo sin despeinarse, con amabilidad y entrega, en perfecto castellano de Cuba y dando la impresi¨®n de que cree tan firmemente en esta comedia callejera con gui?os religiosos (al protagonista, Gary Starke, le da por confesarse cada cuarto de hora), como cuando se decidi¨® a producirla.
La idea original recogida en el gui¨®n de Richard Wenk, a la saz¨®n director de la pel¨ªcula, consist¨ªa en rodar la historia del reventa incorregible que busca sentar la cabeza con chica inconquistable en escenarios naturales de Nueva York, dejando que el actor se metiera en el ambiente real de la calle m¨¢s o menos a lo que saliera, a improvisar. "Eso fue lo que me atrajo m¨¢s del proyecto", dice Garc¨ªa, "porque empec¨¦ en el teatro de improvisaci¨®n y siempre hab¨ªa querido sacar eso en una pel¨ªcula. Siempre quise meterme como actor en un mundo real".
Enamorado de la historia
El problema b¨¢sico era que nadie cre¨ªa que eso fuera posible, que nadie daba un duro para hacer la pel¨ªcula, y que Wenk empezaba a desesperarse al ver que su mentor no paraba de triunfar y trabajar en otras cosas. Pero el actor quer¨ªa hacer esa pel¨ªcula a toda costa. "Me enamor¨¦ de la historia, s¨ª, pero si uno produce es por necesidad, no porque tenga un gran deseo de ser productor. Es un trabajo muy duro y muy caro. Diez a?os despu¨¦s de arrancar todav¨ªa sigo haciendo cheques"."O esperaba a que alguien leyera el gui¨®n, lo hiciera y me llamara a m¨ª, o me implicaba yo. Y como me apasion¨®, me impliqu¨¦ a fondo. Cuando me enamoro voy hasta el final".
As¨ª que Garc¨ªa encontr¨® finalmente hueco en su agenda, le pidi¨® a su amigo Ridley Scott que les prestara una c¨¢mara, otro colega de la Paramount les prest¨® unos cientos de metros de pel¨ªcula ("la rob¨® de Star Trek"), y quedaron en rodar algunas escenas de madrugada. Era 1992, y Wenk ha contado que quiso morir cuando aquella noche oy¨® en las noticias que Garc¨ªa hab¨ªa sido designado por primera vez como candidato al Oscar por su interpretaci¨®n de Vincent Mancini en El padrino III. Pero el actor apareci¨®. "Rodamos, sali¨® bien, y ¨¦sa fue la f¨®rmula para que pudi¨¦ramos levantar dinero en otros sitios".
Garc¨ªa y Wenk lograron reunir 7,8 millones de d¨®lares (unos 1.200 millones de pesetas), visitaron 52 escenarios naturales, y en 33 d¨ªas rodaron la pel¨ªcula. Garc¨ªa cree que fue casi un milagro lograr que el experimento funcionara, pero a?ade que lo que m¨¢s le interesa y le ha interesado siempre del cine no es el resultado final, sino el proceso de creaci¨®n.
"Nadie garantiza el ¨¦xito, nadie sabe c¨®mo alcanzarlo. No depende de ti. Hay pel¨ªculas mejor y peor acabadas, otras que triunfan m¨¢s o menos, pero yo no hago cine pensando en el ¨¦xito o en el director que voy a tener. Si hay un gui¨®n que lees y te gusta, la amistad con el director ya est¨¢ establecida de antemano. Y terminar la pel¨ªcula, dejarla ah¨ª para que otros la vean en el futuro, me parece que es ya un ¨¦xito absoluto".
Quiz¨¢ por eso, el curr¨ªculo cinematogr¨¢fico de Garc¨ªa est¨¢ marcado por t¨ªtulos muy dispares, pel¨ªculas taquilleras, buenas, regulares y verdaderos petardazos, y su nombre, unido a un ej¨¦rcito de nombres distintos, desde monstruos m¨ªticos como Coppola (con quien no descarta volver para el anunciado, pero no inminente ni seguro, El padrino IV) hasta gente respetada como Stephen Frears (H¨¦roe a su pesar), Mike Figgis (Asuntos sucios), Barbet Schr?der (Medidas desesperadas) o Brian de Palma (Los intocables), pero tambi¨¦n hispanos desconocidos como Ram¨®n Men¨¦ndez (Stand and deliver) o Marcos Zurinaga, el responsable de Muerte en Granada, adefesio del que Garc¨ªa se declara "muy orgulloso".
"La fama no influye en nada, salvo para darte m¨¢s oportunidades", concluye el actor. "Pero si no arriesgas, est¨¢s perdido. Mi ¨²nica ley es arriesgar siempre. Si tomas riesgos y te caes de cabeza, siempre hay alguien que te da la mano para que te levantes. Recuerdo que de joven, en el teatro de improvisaci¨®n, siempre nos aplaud¨ªan por el esfuerzo y la pasi¨®n que pon¨ªamos. Y ¨¦sa es la clave. Sin riesgo ni pasi¨®n, no hay nada". ?Y de Cuba, qu¨¦ hay? "Nada nuevo. Espero que llegue la democracia, es la ¨²nica soluci¨®n. Pero eso ya sabes t¨² en manos de qui¨¦n est¨¢...".
Andie 'caprichitos' MacDowell
El flamante productor Andy Garc¨ªa sufri¨® ayer en sus propias carnes -barriguilla incipiente incluida- los caprichos de su tocaya Andie MacDowell, que parece haber prolongado durante la promoci¨®n de la pel¨ªcula el insufrible car¨¢cter de Linda, la protagonista de Como ca¨ªdo del cielo. La actriz que salt¨® a la fama en el Festival de Cannes de 1989 con Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo, y que hoy pone su bello careto al servicio cosm¨¦tico de una gran multinacional del frasco, dio un recital de groser¨ªa, que lleg¨® a desesperar a los organizadores de los encuentros con la prensa y a cabrear fuertemente a sus escoltas. Uno de ellos, regordete, paseaba arriba y abajo por los pasillos del Ritz murmurando maldiciones, se supone que intentando no cometer una locura con "la estrellona ¨¦sta de los...".Aunque es cierto que la chica p¨¢lida y triste ten¨ªa coartada: anteayer, su m¨¢nager hab¨ªa avisado a la distribuidora espa?ola de que, como llegaba en avi¨®n ayer por la ma?ana, probablemente estar¨ªa cansada, con el cutis malamente. Y que ve¨ªa muy chungo lo de hacerse fotos, no fuera a ser que...
Nada m¨¢s aterrizar en Barajas, al ver que Garc¨ªa montaba en una limusina con su se?ora y sus hijos, MacDowell dio la primera muestra de sencillez: pidi¨® un coche m¨¢s grande. Luego, se neg¨® a hacer las entrevistas pactadas, se fue de compras para relajarse, volvi¨® al hotel, se sent¨® en el hall a leer la prensa con su muy oronda representante-secretaria, se hizo dar un masaje para relajarse, se zamp¨® tremendo sandwich de pollo -mastica por cierto con la boca entreabierta- y cancel¨®, como estaba previsto, su radiante aparici¨®n ante los fot¨®grafos.
A todo esto, Garc¨ªa, que no dej¨® de dar entrevistas toda la ma?ana y se mostr¨® encantador con todo el mundo, baj¨® al hall y trat¨® de convencer a MacDowell para que colaborara un poco. Mientras le daba suavemente la charla, la belleza tir¨® mucho de melena y de sonrisa y sigui¨® d¨¢ndole al bocata. Al poco rato, Garc¨ªa abandon¨®, la bendijo con un beso en la cocorota y volvi¨® al tajo.
Babelia
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