El Parma puede m¨¢s que el efecto Antic
El Atl¨¦tico pone pie y medio fuera de Europa y su afici¨®n se divide en dos por Juninho
Lo que naci¨® como la fiesta de Antic por su retorno, termin¨® en drama. Con el Atl¨¦tico pr¨¢cticamente fuera de Europa y con la hinchada partida en dos, insult¨¢ndose de fondo a fondo por Juninho. Y todo por culpa del Parma, que fue mucho equipo, demasiado, para el Atl¨¦tico. Tuvo organizaci¨®n, equilibrio y buenos futbolistas el bando italiano. Y ese potaje bast¨® para arruinarle la noche a Antic, a su emocionante reencuentro con la afici¨®n y a todos los sue?os de grandeza europea de los rojiblancos. El veneno el¨¦ctrico de Chiesa, las subidas impetuosas de Thuram, las cabalgadas de Fuser y la visi¨®n de Ver¨®n, por nombrar lo que m¨¢s ruido hizo, llen¨® de agujeros al Atl¨¦tico, que tiene ahora muy cuesta arriba la eliminatoria, s¨®lo pendiente de un milagro.El Atl¨¦tico arranc¨® crecido, metido a empujones por la grada en el partido y animado por la esperanzadora sociedad que formaron en el inicio Valer¨®n y Solari en la banda izquierda. Pero a los rojiblancos les dur¨® la calentura 14 minutos. Lo que tard¨® Thuram en cargar de aire sus pulmones y salir decidido a la caza de un incomprensible y blando pase atr¨¢s de Aguilera: el rocoso defensa franc¨¦s captur¨® su presa, el bal¨®n, y se fue con ¨¦l a toda potencia hacia el portal, dejando atr¨¢s, en el suelo, a Juninho y Jugovic, y regal¨¢ndole la pelota a Ver¨®n cuando ya hab¨ªa conseguido un peligroso tres para tres. Luego, Ver¨®n la condujo hasta Chiesa, quien, como quien bosteza, ide¨® un globo sublime hasta el gol desde la esquina del ¨¢rea. 0-1 en el primer zarpazo parmesano.
ATL?TICO 1
PARMA 3Atl¨¦tico de Madrid: Molina; Aguilera, Santi, Chamot, Serena; Valer¨®n, Jugovic, Juninho, Roberto (Tevenet, m. 65); Solari y Jos¨¦ Mari. Parma: Buffon; Sartor, Sensini, Thuram; Fuser, Dino Baggio, Fiore, Vanoli; Ver¨®n (Stanic, m. 65); Crespo (Mussi, m. 82) y Chiesa (Balbo, m. 68). Goles: 0-1. M. 14. Chiesa amaga el centro desde la derecha, pero pica el bal¨®n, por encima de Molina, al palo contrario. 1-1. M. 21. Penalti de Thuram a Jos¨¦ Mari, que ejecuta Juninho. 1-2. M. 40. Ver¨®n saca un c¨®rner que Chiesa estrella en el larguero, el bal¨®n se queda muerto, ¨¦l mismo lo recupera y marca. 1-3. M. 62. Crespo aprovecha un rechace tras un centro de Fiore. ?rbitro: Levnikov (Rusia). Mostr¨® tarjeta amarilla a Fiore, Vanoli, Chamot y Jugovic. 57.000 espectadores en el Calder¨®n. Partido de ida de las semifinales de la UEFA. Juninho fall¨® un penalti con 1-3. Jugovic no podr¨¢ jugar la vuelta. En el otro partido, Marsella, 0; Bolonia, 0.
Aunque el Atl¨¦tico se encontr¨® el empate pronto, siete minutos despu¨¦s y por obra de un penalti con pinta de excesivo, el Calder¨®n se dio cuenta en ese reducido espacio de tiempo, en lo que fue de un gol a otro, de que el partido se le iba. Fue una mirada r¨¢pida, pero fr¨ªa, una comparaci¨®n de siete minutos que retrat¨® por un lado a un equipo completo y por el otro a un simple boceto, una caricatura. El Atl¨¦tico ha ido echando sistem¨¢ticamente la culpa a sus entrenadores de los dolores del a?o, pero en realidad el problema estuvo siempre en el mismo lado, en la plantilla. Rebajada, floja, incapaz de competir de t¨² a t¨² a un enemigo tan repleto como el italiano: un portero mand¨®n y seguro, un montaje defensivo f¨¦rreo y ordenado, dos atletas para correr los contragolpes (Thuram y Fuser), un tipo que tiene ojos en todas las partes de su cuerpo (Ver¨®n) y un delantero que no se le espera, pero que aparece y mata (Chiesa).
El Atl¨¦tico empat¨® pronto, de penalti, y m¨¢s de uno crey¨® que el fogonazo anterior era una simple pasadilla. Sobre todo porque, tras el 1-1, el equipo tir¨® de laboratorio, le peg¨® un par de sustos al Parma a bal¨®n parado y Valer¨®n volvi¨® al partido. Estaba el canario a gusto, trenzando desde la izquierda todo el f¨²tbol que fue capaz de construir ayer el Atl¨¦tico. Pero fue tambi¨¦n el propio Valer¨®n uno de los grandes problemas de su equipo: regal¨® en defensa su banda, por donde Fuser especialmente, y Ver¨®n y Chiesa dej¨¢ndose caer por all¨ª, montaron un estropicio de consideraci¨®n en el esquema rojiblanco.
No lleg¨® el 1-2 por esa zona, pero s¨ª los peores avisos y la reaparici¨®n de esa imagen pesimista que se clav¨® en el coraz¨®n rojiblanco tras el primer gol: esa sensaci¨®n de aplastante superioridad del Parma. Una desproporci¨®n que vino a concretarse a bal¨®n parado, como retando a Antic y su laboratorio: c¨®rner al primer palo de Ver¨®n y Chiesa, otra vez el peque?o Chiesa, cabecea a la cruceta y marca tras recoger el rechace.
Antic se dio cuenta de la paradoja de Valer¨®n -la munici¨®n estrella del equipo y el principal problema defensivo a la vez- y le cambi¨® de banda. Roberto pas¨® a la izquierda para frenar a Fuser, pero el Parma sigui¨® en superior toda la segunda parte. Silbando en defensa, gobernando el centro del campo hasta la marcha de Ver¨®n y envenenando en ataque. Aument¨® su ventaja en otro c¨®rner mal defendido y se fue, ya dej¨® que el Atl¨¦tico se muriera solo. Que Juninho fallara un penalti y que la propia hinchada colchonera, siempre tan unida, se rompiera por la mitad: la mayor¨ªa pitando al brasile?o, y el Frente, criticando los reproches e insultando a los autores al grito de madridistas. Luego le toc¨® la pitada a Jugovic. Y aunque Solari, uno de los pocos que se salv¨® de los madrile?os, se llev¨® una cerrada ovaci¨®n al final, la tendencia parece clara: el personal se ha cansado de ver volar entrenadores y dispara contra los futbolistas.
El caso es que en Antic, en su retorno al Calder¨®n, nadie repar¨® m¨¢s. S¨®lo se habl¨® del Parma, de su indiscutible superioridad. De Ver¨®n, de Thuram, de Fuser, de Chiesa. De esos futbolistas que tienen al Atl¨¦tico con medio cuerpo fuera de Europa.
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