LA CR?NICA La vida entera MARIA JA?N
En noviembre de 1997, el dominical de La Vanguardia public¨® un c¨¦lebre reportaje sobre la ablaci¨®n, con texto de Isabel Ramos Rioja y fotos de Kim Manresa. El reportaje narraba la experiencia de Kadi, que como muchas ni?as africanas (exactamente dos millones de ni?as cada a?o) fue sometida al ritual de la ablaci¨®n del cl¨ªtoris. Casi dos a?os despu¨¦s, la editorial Blume ha publicado de nuevo el trabajo de Manresa, ahora en forma de libro -El d¨ªa que Kadi perdi¨® parte de su vida-, con m¨¢s fotos, con m¨¢s texto, con m¨¢s datos y con un mapa que te pone los pelos de punta: la mutilaci¨®n del cl¨ªtoris -s¨®lo del borde del cl¨ªtoris; del cl¨ªtoris y de los labios menores; del cl¨ªtoris, de los labios menores y de parte o incluso de la totalidad de los labios mayores, seg¨²n la zona- como ritual inici¨¢tico se practica en m¨¢s de 30 estados. A la presentaci¨®n del libro asisti¨® Efua Dorkenoo, responsable del tema de la ablaci¨®n dentro de la OMS. Dorkenoo explic¨® que el mejor modo de erradicar la pr¨¢ctica es "educar y dotar de poder a las propias comunidades africanas, para que luchen desde dentro, adaptando la estrategia a las diferentes culturas, respetando el rito, manteniendo la ceremonia de iniciaci¨®n, pero sustituyendo la ablaci¨®n por otro ritual que tenga el mismo significado pero que no suponga una tortura". Si piensas un rato en el tema, ¨¦sa parece la postura m¨¢s coherente. La mirada occidental suele reducirse a: "?Son unos b¨¢rbaros, deber¨ªa prohibirse una cosa as¨ª!"; o bien: "Que hagan lo que quieran, es su cultura, es su tradici¨®n". Efua Dorkenoo -y por suerte muchos hombres y mujeres africanos est¨¢n ya con ella- pide el respeto a las culturas, pero insiste en que hay que dar la voz de alarma cada vez que en nombre de una tradici¨®n se tortura y se atropella la vida. Imagino que muchos de quienes lean este art¨ªculo recordar¨¢n que, m¨¢s o menos por las fechas en que la historia de Kadi apareci¨® en La Vanguardia, un programa debate de TV-3 que versaba sobre el racismo se hizo eco de aquel reportaje y quiso hablar de la ablaci¨®n. Entre el p¨²blico de aquel programa, conducido por Ramon Pellicer, estaba Fatou, una mujer africana que mostr¨® abiertamente la indignaci¨®n que sent¨ªa ante el enfoque, superficial y fr¨ªvolo, que se le estaba dando al tema. Esto viene al caso porque Fatou, junto con otras compa?eras, acudi¨® tambi¨¦n la otra tarde a la presentaci¨®n del libro de Kim Manresa. Quiso hablar y dejar claro que las palabras que pronunci¨® aquella noche en televisi¨®n se interpretaron mal y que ni entonces ni nunca ha pretendido defender la ablaci¨®n. Es m¨¢s, Fatou forma parte del grupo AMAM (Asociaci¨®n de Mujeres Africanas en contra de las Mutilaciones), que tiene su sede en Gr¨¤cia y que lucha tambi¨¦n para erradicar esa pr¨¢ctica. Y es bueno que se sepa. Porque aqu¨ª hay tambi¨¦n ni?as y adolescentes que, aun estando lejos de sus pa¨ªses, se ven obligadas -?y qu¨¦ dif¨ªcil es entenderlo, obligadas por el amor de sus padres!- a vivir ese dolor que tan bien ha retratado Manresa. En el libro hay una foto que destaca por encima de todas: tras el ritual, Kadi, envuelta en una manta, camina hacia la caba?a donde esperar¨¢, inm¨®vil, a que cicatrice la herida. Ni sus ojos miran ya como antes ni su gesto es el mismo. Parece que ha comprendido que lo que acaba de vivir no es comparable a nada de lo que ha vivido antes, que aunque la herida se cierre, el dolor le durar¨¢ la vida entera. Cuando Kadi sufri¨® la ablaci¨®n ten¨ªa s¨®lo cuatro a?os, "ahora ya tiene siete y est¨¢ muy bien y muy guapa", dice el fot¨®grafo en su breve, brev¨ªsima, intervenci¨®n. Manresa explic¨® tambi¨¦n que ha colaborado en la escolarizaci¨®n de la ni?a y que espera que eso sirva para que Kadi pueda ayudar y educar a las futuras generaciones. Casi al acabar, Efua Dorkenoo le dijo a Kim Manresa: "Habr¨¢ generaciones de chicas africanas que te bendecir¨¢n". (El 50% de lo beneficios obtenidos con la venta del libro ir¨¢ destinado a financiar proyectos para erradicar la pr¨¢ctica de la ablaci¨®n en ?frica).
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