Un testigo admite en el juicio de las escuchas que actu¨® como los acusados

El juicio por las escuchas del Cesid continu¨® ayer en la Secci¨®n 15 de la Audiencia Provincial de Madrid con la declaraci¨®n de los dos ¨²ltimos imputados, Jos¨¦ Mar¨ªa Vida Molina y Julio L¨®pez Borrero, y el primer testigo, Andr¨¦s Fern¨¢ndez Baena. Las declaraciones de los tres fueron pr¨¢cticamente id¨¦nticas, con la diferencia de que s¨®lo los dos primeros se sientan en el banquillo.Sin embargo, Fern¨¢ndez Baena, destinado en el Gabinete de Escuchas del Cesid en 1992 y 1993, reconoci¨® que, como sus antecesores, hac¨ªa barridos del espacio radioel¨¦ctrico con ayuda de un esc¨¢ner y grababa conversaciones de tel¨¦fonos m¨®viles, aunque no era t¨¦cnicamente posible seleccionar un n¨²mero concreto. Menos cohibido que sus ex compa?eros, dijo cuando se le pregunt¨® qu¨¦ criterio ten¨ªa para saber si una conversaci¨®n interesaba a la Divisi¨®n de Econom¨ªa del centro: "A lo mejor, si oigo hablar de un contrato de 10.000 millones, lo habr¨ªa grabado".

Golpe de efecto de Santaella

La sesi¨®n se inici¨® con un golpe de efecto del abogado del ex coronel Juan Alberto Perote, Jes¨²s Santaella, quien aport¨®, para su incorporaci¨®n a la causa, dos documentos -un informe elaborado en diciembre de 1994 y una denuncia presentada en junio de 1995- que demostrar¨ªan, a su juicio, que el ex jefe del Gabinete de Escuchas del Cesid, Juan Manuel Navarro Benavente, fue presionado para que divulgase las actividades del servicio secreto.El abogado de Perote asegur¨® que ambos documentos fueron entregados a la Fiscal¨ªa de Madrid y que ¨¦sta no los aport¨® al juez, lo que podr¨ªa violar el derecho a la defensa de su cliente.

Los documentos aportados por Santaella -que ya intent¨® presentar, al inicio de la vista, la letrada de Pedro J. Ram¨ªrez- fueron elaborados por el polic¨ªa Jos¨¦ Villarejo, quien trabaj¨® como detective privado para el ex banquero Mario Conde, entre otros. Su objetivo es desviar hacia Navarro Benavente, fallecido recientemente, las sospechas de haber filtrado al diario El Mundo las escuchas.

La existencia de un pacto, t¨¢cito o impl¨ªcito, entre todos los acusados para atribuir al fallecido la mayor responsabilidad en el funcionamiento del Gabinete de Escuchas est¨¢ haciendo que el juicio no s¨®lo no est¨¦ arrojando luz sobre lo sucedido, sino que confunda incluso lo que parec¨ªa claro durante la instrucci¨®n.

Este pacto s¨®lo pareci¨® quebrarse ayer, aunque sin consecuencias, cuando Julio L¨®pez Borrero, jefe de ?rea del Cesid, afirm¨®, aludiendo presumiblemente a Perote: "Sin confianza no hubi¨¦ramos podido trabajar, lo malo es cuando se quiebra, cuando la quiebra alguien..."

El agente Jos¨¦ Mar¨ªa Vida Molina, tras negarse a contestar a las preguntas del diputado Pablo Castellano, que act¨²a en el juicio como acusador particular, dijo que jam¨¢s recibi¨® una orden que rozara la legalidad, ya que en caso de duda habr¨ªa exigido que se le diese por escrito.