Una carrera anestesiada
El inmovilismo domina la Vuelta al Pa¨ªs Vasco. La superioridad del ONCE-Deutsche Bank, equipo del l¨ªder Jalabert, ha anestesiado una carrera que este a?o ha cambiado la dureza de sus trazados por etapas rompepiernas poco aptas para exhibiciones definitivas. Con esto, las jornadas se suceden como un calco: escapada interminable, llegada semi masiva inevitable. Por orden, ?lvaro Gonz¨¢lez de Galdeano y Eduardo Hern¨¢ndez se encargaron de especular con la suerte que correspondi¨® en ¨²ltima instancia a Garzelli, una promesa italiana que aprende r¨¢pido a la sombra de Pantani. La jornada, ¨¢rida en cuanto a intenciones, tuvo su raz¨®n de ser en un gesto cargado de mensajes. En la Herrera, en principio la ascensi¨®n m¨¢s relevante de las aqu¨ª programadas, Jalabert asesin¨® el escaso suspense que manten¨ªa la vuelta. Le bast¨® adelantar al grupo principal por la izquierda simulando un travelling en el que los actores por ¨¦l filmados parec¨ªan avanzar en otro plano, a ritmo cansino. En realidad, todos se limitaban a pedalear mientras ¨¦l se deslizaba. O eso parec¨ªa. Si no le elimina la desgracia o lo imprevisto, el franc¨¦s no tendr¨¢ m¨¢s remedio que ganar, por fin, una prueba que las circunstancias siempre le han negado. Su gesto ilustr¨® el aburrimiento de un l¨ªder rodeado de aspirantes a las sobras. Si la Herrera deb¨ªa dibujar un antes y un despu¨¦s en la carrera, su paso s¨®lo aclar¨® lo sabido: el equipo del l¨ªder apabulla por n¨²mero y presencia -aqu¨ª, David Etxeberria merece una condecoraci¨®n por su extra?a capacidad para multiplicarse-; Rebellin prefiere conservar su segunda plaza antes que aventurarse en un cara a cara con Jalabert; Boogerd est¨¢ deslucido y el resto est¨¢ de paso o concentrado en asuntos menores (etapas, clasificaciones alternativas, entrenamiento en carrera). La fuga de ?lvaro Gonz¨¢lez de Galdeano y Eduardo Hern¨¢ndez, normalmente un aperitivo previo a las grandes explicaciones, acab¨® por convertirse en la aut¨¦ntica historia del d¨ªa. Y eso que su peregrinaci¨®n no mereci¨® m¨¢s suspense que el que quisieron concederle los hombres de S¨¢iz. Esto explica que Gonz¨¢lez de Galdeano pasara en solitario por la Herrera y, desfondado, aguantara en cabeza hasta 13 kil¨®metros del final. Cay¨® por maduro, no por buscado, y lo mismo experiment¨® su hermano Igor, que salt¨® en plan vengativo y aguant¨® hasta abordar las calles de Vitoria. Con un poco m¨¢s de chispa hubiera ganado puesto que el ONCE s¨®lo aseguraba un ritmo esperando que alguien se decidiera a ganar la etapa. Esper¨® en vano. La victoria de Garzelli, ni fea ni bonita, es justa en cambio. Premia el trabajo de Mercatone Uno, su equipo, que por verg¨¹enza puso a trabajar a un corredor, Coppolillo, contra el viento. No es que se deslomara, pero hizo todo lo que nadie (salvo los Galdeano y Hern¨¢ndez) quiso hacer. Nada permite especular hoy, entre Vitoria y Lekumberri, con emociones intensas. A menos que S¨¢iz decida ensayar una de sus piruetas habituales, el pelot¨®n volver¨¢ a arrastrarse anestesiado hasta el hotel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.