La soberan¨ªa del Estatuto

El Pacto de Ajuria Enea ha dejado de ser un problema. Plantearse a estas alturas del gui¨®n si el lehendakari Ibarretxe debe convocar o no la mesa prevista en dicho pacto no tiene mucho sentido. El Pacto de Ajuria Enea lo rompi¨® de facto el PP en el verano de 1993 y no ha podido recuperarse de aquella ruptura. Aunque la emoci¨®n que provoc¨® el asesinato de Miguel ?ngel Blanco pareci¨® generar la impresi¨®n de que era posible una recuperaci¨®n del mismo, la verdad es que dicha impresi¨®n fue m¨¢s un espejismo que otra cosa. El pacto estaba ya roto y, adem¨¢s, de manera no reversible. Todo lo que ha ocurrido en el Pa¨ªs Vasco desde entonces, Pacto de Lizarra, constituci¨®n del Gobierno exclusivamente nacionalista con base en este pacto, celebraci¨®n del Aberri Eguna este domingo pasado de la forma en que se ha hecho..., todo certifica de manera inequ¨ªvoca que el Pacto de Ajuria Enea pertenece ya a la historia.No parece, en consecuencia, que deba ponerse en pr¨¢ctica una defensa numantina del Pacto de Ajuria Enea y que no se est¨¦ dispuesto a explorar la posibilidad de constituir un foro alternativo con la finalidad de hacer avanzar el proceso de pacificaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco. Es verdad que la manera en que ha formulado su propuesta el lehendakari Ibarretxe, al situar en el mismo plano el Pacto de Ajuria Enea y el de Lizarra, no facilita que sea aceptada por los partidos no nacionalistas. Pero no creo que ello deba convertirse en un obst¨¢culo insalvable. La pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco es demasiado importante como para no tragarse cosas como ¨¦sta.

Lo que s¨ª cabe exigir es claridad sobre el principio de legitimidad con base en el cu¨¢l se va a constituir el nuevo foro. El valor del Pacto de Ajuria Enea resid¨ªa en que descansaba en un principio de legitimidad democr¨¢tico objetivado en la Constituci¨®n y en el Estatuto de Autonom¨ªa. El Pacto de Ajuria Enea era un instrumento de defensa de la Constituci¨®n y del Estatuto de Autonom¨ªa frente a la agresi¨®n de car¨¢cter terrorista. Lo decisivo no era el instrumento, sino la finalidad que con el mismo se persegu¨ªa.

Aqu¨ª es donde reside el problema. ?Se puede renunciar a la Constituci¨®n y al Estatuto de Autonom¨ªa como fundamento de la legitimidad de cualquier foro unitario que se constituya en el Pa¨ªs Vasco para hacer avanzar el proceso de paz? ?La renuncia al instrumento Pacto de Ajuria Enea supone tambi¨¦n la renuncia a la finalidad que con dicho pacto se persegu¨ªa? ?Si es as¨ª, cu¨¢l es el nuevo principio de legitimidad que se propone?

Sin que haya una respuesta a estos interrogantes, no hay forma de constituir ning¨²n foro unitario. Y no por inmovilismo, sino por instinto democr¨¢tico de conservaci¨®n. En el Pacto de Ajuria Enea se establec¨ªa con claridad que se podr¨ªan introducir todos los cambios que se consideraran oportunos en el sistema pol¨ªtico vasco, siempre que se siguiera el procedimiento de reforma previsto en el Estatuto de Autonom¨ªa. No hab¨ªa nada intangible, excepto la legitimidad que proporcionaba la norma estatutaria. Si se acepta esto, se puede discutir todo. Si no se acepta esto, no se puede discutir nada.

La democracia es ante todo acuerdo sobre determinados principios que no pueden ser siquiera sometidos a discusi¨®n. Y ¨¦ste es uno de ellos. La "soberan¨ªa" del Estatuto de Autonom¨ªa no puede ser discutida democr¨¢ticamente en el Pa¨ªs Vasco, porque es el principio en el que descansa el propio car¨¢cter democr¨¢tico de su sistema pol¨ªtico. Si se lo pone en cuesti¨®n, lo que se produce es una ruptura de dicho car¨¢cter democr¨¢tico. Con ello se inicia una aventura que se sabe c¨®mo empieza pero no c¨®mo puede terminar.