Clos, Molins y el PP XAVIER BRU DE SALA
Faltan pocas semanas para las municipales y nadie lo dir¨ªa. Van saliendo cosillas, aunque no en el primer plano de la actualidad pol¨ªtica, como si fueran de tr¨¢mite o de menor cuant¨ªa. En Barcelona, la batalla dial¨¦ctica consistorial de la semana vers¨® sobre lo mucho que Clos gasta en publicidad. ?Es mejor dividir las partidas entre informaci¨®n y publicidad propiamente dicha, como asegura el alcalde, o tiene raz¨®n la oposici¨®n al decir que todo es uno y lo mismo? As¨ª, no es extra?o que la ciudadan¨ªa se aburra. La mejor y m¨¢s sorprendente noticia la dio la alcaldesa Manuela de Madre al quejarse de que en Santa Coloma se vendieran pisos de menos de 100 metros cuadrados a 30 millones de pesetas, y alegrarse de que las familias tuvieran ahorrillos con que pagarlos. A precio de Ensanche, vamos, pero con mayor capacidad adquisitiva. De ser cierto, y lo corrobora la constataci¨®n algunos directores de sucursal bancaria seg¨²n los cuales hay m¨¢s dinero en la periferia que en el centro de Barcelona, se trata de un vuelco social de primera magnitud, aunque sin trascendencia electoral evaluada. Podr¨ªamos concluir que la gente est¨¢ medianamente satisfecha y que van cambiar pocas cosas. Salvo en Badalona, donde la candidatura de Blanch es una amenaza temible para el PSC y su aparato; salvo en Sabadell, porque Farr¨¦s lo deja, y en alg¨²n que otro lugar del que todav¨ªa no tengo noticia. ?Y en el Cap i casal? Los sondeos dan por descontado que los tres peque?os, IC, ERC y el PI no rebasar¨¢n el 5% prescriptivo. Entonces, aun ganando Clos, la mayor¨ªa estar¨ªa en manos de una posible alianza entre CiU y el PP (el candidato Fisas as¨ª lo sugiri¨® en su primera aparici¨®n, al recordar que en San Sebasti¨¢n el PP gan¨®, pero un pacto entre nacionalistas y socialistas les dej¨® en la cuneta). Antes de seguir especulando, hay que escudri?ar c¨®mo pueden ir las cosas. Molins, que en las ¨²ltimas generales demostr¨® ser un buen candidato, pretende adelantar al PSC. Ni lo tiene f¨¢cil ni ha aprovechado el tiempo para configurar un equipo s¨®lido o para ir presentando propuestas alternativas. Sin embargo, los resultados de las anteriores municipales no son de lectura evidente. Parece que en Barcelona funciona el llamado efecto underdog, por el cual el peor situado recibe un plus de votos. Cullell sac¨® los mejores resultados para CiU la segunda vez que se presentaba, cuando se le daba por desahuciado y Maragall estaba en la cresta de la ola. Tras ganar el cara a cara con el alcalde ol¨ªmpico, Roca sufri¨® un baj¨®n respecto a sus expectativas en provecho de Maragall. Este efecto, de proseguir, puede favorecer a Clos en la medida en que es nuevo en la plaza y Molins tiene tendencia a crecerse y a ocupar, con equipo o sin equipo, con programa o sin programa digno de tal nombre, tanto espacio como le permiten sus considerables dimensiones corporales, o m¨¢s. Sea como sea, en los corrillos de escrutadores del futuro se da por casi seguro, dentro de la natural incertidumbre, que Clos vencer¨¢ pero no tendr¨¢ con qui¨¦n aliarse para formar mayor¨ªa absoluta. Gobernar¨ªa pues a precario, hasta que, tras las auton¨®micas y las catalanas, se recompusiera el mapa pol¨ªtico de Catalu?a mediante una entrada m¨²ltiple en escena del PP, que incluir¨ªa un vuelco en la alcald¨ªa y en la Diputaci¨®n barcelonesa, con su correspondiente participaci¨®n en los cartapacios. Es un escenario veros¨ªmil. Tambi¨¦n lo es, apunto para ver c¨®mo se lo toman mis interlocutores, que el PP decidiera apoyar a Molins desde el primer momento. "?Imposible! ?Pujol no lo permitir¨ªa! Antes mandar¨ªa abstenerse a su grupo". Como si fuera tan sencillo no votar por uno mismo. Como si no hubiera espacio para el factor sorpresa. Como si Pujol sostuviera las riendas de Aznar y no al rev¨¦s. No mantengo que tal cosa vaya a suceder, s¨®lo que los avatares pol¨ªticos vienen cargados de variables poco predecibles. Si abrimos el foco y observamos el panorama en clave espa?ola, las previsiones no son malas pero tampoco ¨®ptimas para los populares. Pueden perder las alcald¨ªas que ocupan gracias a IU porque el electorado de los anguitistas ya no va a tolerar nuevos regalos a la derecha. No parece que vayan a ganar nuevas autonom¨ªas y pueden tambalearse en otras. Las europeas podr¨ªan rebajar la distancia com¨²nmente admitida de seis o siete puntos que el PP le saca al PSOE a dos o tres. En estas circunstancias, no ir¨ªa nada mal paliar la impresi¨®n de cambio de ciclo con alguna contranoticia equilibradora. Por ejemplo la p¨¦rdida de Barcelona, eterno y muy principal basti¨®n socialista. Y si de paso Pujol sintiera como mediante el encumbramiento de Molins Aznar le aprieta un poco las clavijas, mejor para desacreditar las posibilidades de poner en circulaci¨®n sus flamantes caballos de batalla, llamados cosoberan¨ªa y d¨¦ficit fiscal. No digo que vaya a suceder, repito, pero por lo menos sirve para combatir el tedio electoral.
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