Reanimaci¨®n asistida
EL RECORTE de medio punto en los tipos de inter¨¦s del euro, decidido el jueves por el Banco Central Europeo (BCE), se ha interpretado de forma casi un¨¢nime como la aportaci¨®n de la autoridad monetaria a la reanimaci¨®n de la econom¨ªa europea, afectada en grados muy diversos, pero siempre depresivos, por la crisis econ¨®mica originada en Asia. Bajar el coste del dinero hasta el 2,5% constituye un est¨ªmulo de primera magnitud para la demanda econ¨®mica interna. Varios Gobiernos europeos e instituciones de prestigio -por ejemplo, la Comisi¨®n Europea- hab¨ªan alertado durante las ¨²ltimas semanas sobre la imposibilidad de alcanzar este a?o los objetivos de crecimiento planteados. La crisis originada en Asia en junio de 1997, convertida luego en una cadena de convulsiones burs¨¢tiles y monetarias durante la segunda mitad de 1998, est¨¢ afectando gravemente a las exportaciones europeas, lo que se ha traducido de inmediato en una reducci¨®n de las expectativas de crecimiento de Europa.La rebaja de 0,5 puntos desconcert¨® inicialmente a los mercados, que esperaban un descenso m¨¢s modesto, de un cuartillo. Que el BCE haya ido m¨¢s lejos de lo previsto en la dosis de est¨ªmulo monetario puede interpretarse de varias formas, no necesariamente contradictorias. En primer lugar se garantiza la eficacia de la medida y se cierra por un tiempo la controversia sobre el coste del dinero y su relaci¨®n con el tipo de cambio. El aspecto m¨¢s arriesgado es que la amplia rebaja tambi¨¦n puede interpretarse como un diagn¨®stico m¨¢s pesimista de la coyuntura y de las expectativas de las econom¨ªas del euro.
Wim Duisenberg y el consejo de la instituci¨®n han procurado que el descenso del coste del dinero se apruebe en buenas condiciones econ¨®micas y pol¨ªticas. No hay riesgo de inflaci¨®n en el ¨¢rea del euro, aunque el encarecimiento de algunas materias primas (como el petr¨®leo) deba tenerse en cuenta. La posici¨®n relativa del euro respecto al d¨®lar tampoco era un obst¨¢culo serio. Era de esperar, como as¨ª ha sucedido, que el efecto positivo de la eliminaci¨®n de incertidumbres neutralizara cualquier tendencia autom¨¢tica a la depreciaci¨®n. Ayer, el euro se mantuvo firme, y se hubiera apreciado de no mediar la amenaza militar de Bor¨ªs Yeltsin.
La dimisi¨®n de Oskar Lafontaine como ministro de Econom¨ªa alem¨¢n es el factor pol¨ªtico que hay que incluir para explicar la decisi¨®n del BCE. Los mercados ya no pueden interpretar la rebaja de tipos en t¨¦rminos de sometimiento a las exigencias de los pol¨ªticos. Como la independencia del banco no queda en entredicho ante la opini¨®n p¨²blica, Duisenberg y su equipo se permiten la magnanimidad de un gesto que acompase el rigor monetario con la situaci¨®n de la econom¨ªa real, demostrando que las acusaciones de fundamentalismo monetario son exageradas. De paso privan a los Gobiernos nacionales de la excusa de una pol¨ªtica monetaria rigurosa para explicar el estancamiento de la econom¨ªa.
El problema es que la zona del euro no es un ¨¢rea econ¨®mica homog¨¦nea, y este primer recorte de los tipos de inter¨¦s desde la introducci¨®n de la moneda ¨²nica servir¨¢ para demostrar algunas contradicciones importantes en la gesti¨®n del modelo de pol¨ªtica monetaria ¨²nica. Mientras que Alemania, Italia o, en menor medida, Francia muestran una desaceleraci¨®n de la demanda, otros pa¨ªses -por ejemplo, Espa?a- presentan ritmos de expansi¨®n econ¨®mica mayor. De ah¨ª que, como muchos analistas econ¨®micos han apuntado r¨¢pidamente -y el Gobierno, por boca de su vicepresidente Rodrigo Rato, se ha apresurado a minimizar-, la rebaja de los tipos puede ser beneficiosa a medio plazo para alemanes o italianos y perjudicial para Espa?a, por el riesgo de repunte de la inflaci¨®n. Esta posibilidad debe ser considerada muy seriamente. Y aunque el equipo econ¨®mico del Gobierno act¨²e con l¨®gica al restar importancia p¨²blicamente a sus efectos inflacionistas, lo cierto es que deber¨ªa sentirse m¨¢s acuciado que nunca a poner en marcha con cierta urgencia algunas reformas de mercados que contribuyan a reducir los costes de los servicios.
Es un error interpretar que el BCE toma sus decisiones monetarias para favorecer a Alemania o a los pa¨ªses centrales del euro. Que una decisi¨®n favorezca a unos pa¨ªses y perjudique a otros es una consecuencia de las imperfecciones del estado actual de la UEM. La autoridad monetaria aparece como muy desarrollada institucionalmente y dotada de independencia irrebatible, mientras que la pol¨ªtica presupuestaria contin¨²a dispersa. De ah¨ª que ahora parezca m¨¢s necesario desarrollar un gobierno econ¨®mico en Europa para que aten¨²e esta contradicci¨®n.
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