El Madrid certifica su ruindad
Cat¨¢strofe blanca en Bala¨ªdos, donde el Celta jug¨® a su antojo ante un rival inexistente
El Madrid no s¨®lo abandon¨® en Bala¨ªdos toda esperanza de alcanzar al Barcelona, sino que dilapid¨® definitivamente la escasa credibilidad que le restaba. En Vigo, el Madrid certific¨® su estado de ruindad y rubric¨® lo que ya se intu¨ªa: el final de un ciclo que le otorg¨® el sue?o dorado de la s¨¦ptima Copa de Europa, pero durante el cual nunca lleg¨® a explotar del todo las enormes posibilidades que le conced¨ªa su excelente n¨®mina de futbolistas. Con apuntar que el Madrid recibi¨® tres goles en el primer cuarto de hora, ya casi todo est¨¢ dicho. Frente a una pat¨¦tica procesi¨®n de fantasmas, el Celta se recre¨® en ese f¨²tbol de la mejor escuela que ha popularizado esta temporada.Tan mal andaba el Madrid que ya antes del partido se intu¨ªa que el Celta estaba ante una ocasi¨®n ¨²nica para destrozar la reputaci¨®n de su insigne adversario. Toshack no pod¨ªa contar con Hierro, Roberto Carlos e Iv¨¢n Campo, y si con ellos la defensa ya suele ser una sucursal de C¨¢ritas, en su ausencia el ambiente se llenaba de presagios de cat¨¢strofe. Todos los temores se confirmaron plenamente en s¨®lo unos minutos.
CELTA 5
REAL MADRID 1Celta: Dutruel; M¨ªchel Salgado, C¨¢ceres, Djorovic (Oskar Vales m. 80), Josema; Makelele, Mazinho; Karpin, Mostovoi (Tom¨¢s m. 83), Revivo (S¨¢nchez m. 75); y Penev. Real Madrid: Illgner; Panucci, Sanchis, Karanka, Jarni; Karembeu, Redondo, Seedorf (Jaime m. 70), Guti (Morientes m. 27); Mijatovic (Savio m. 52) y Ra¨²l. Goles: 1-0. M.7. Centro de Mostovoi desde la izquierda y Penev, entre los dos centrales madridistas, remata de cabeza y marca. 2-0. M. 11. Mostovoi saca un c¨®rner hacia Mazinho, quien, s¨®lo ante la frontal del ¨¢rea, marca sin oposici¨®n. 3-0. M. 15. Mostovoi mete al interior del ¨¢rea para Penev, quien se zafa del acoso de Manolo Sanchis y remata por la escuadra. 3-1. M. 32. Magn¨ªfico pase de Jarni hacia Morientes, quien dentro del ¨¢rea, escorado hacia la izquierda, resiste la acometida de la defensa del Celta y marca de tiro cruzado. 4-1. M. 33. Mostovoi aprovecha un defectuoso despeje de tac¨®n de Karembeu. 5-1. M. 61. Falta que saca Revivo, Illgner no logra atrapar y Penev recoge el rechace y marca. ?rbitro: Jap¨®n Sevilla. Amonest¨® a Karanka y Karpin. M¨¢s de 30.000 espectadores en el estadio de Bala¨ªdos, pr¨¢cticamente lleno.
Desde el inicio, el Madrid ofreci¨® un horroroso compendio de desatenci¨®n, imprecisiones e indolencia. El equipo de Toshack, por ejemplo, pareci¨® olvidarse de la existencia de Mostovoi, como si el ruso no fuera uno de los mejores futbolistas de esta Liga. Redondo estuvo m¨¢s pendiente de fajarse con Mazinho y Makelele, y los defensas tampoco se dieron por enterados. En resumen, que Mostovoi camp¨® a sus anchas por esa zona de nadie entre el centro del campo y la delantera, y los madridistas se limitaron a hacer de palmeros a su exhibici¨®n. Un verdadero suicidio, por supuesto: al cuarto de hora, el partido estaba resuelto gracias a tres goles que partieron de las botas del artista ruso.
Al margen de la intolerable inhibici¨®n ante Mostovoi, la defensa del Madrid se super¨® a s¨ª misma. Ve¨¢se, si no, el segundo gol. Hasta los equipos de alevines aprenden al segundo entrenamiento que en los saques de esquina alguien debe quedar en la zona frontal del ¨¢rea para prevenir un posible disparo lejano del rival. Pero este Madrid ha olvidado los detalles m¨¢s simples. Nadie se preocup¨® de Mazinho, pr¨®ximo al semic¨ªrculo del ¨¢rea, Mostovoi se la dio desde la esquina y el brasile?o no tuvo m¨¢s que buscar un hueco para el remate. Por lo dem¨¢s, los centrales madridistas concedieron toda clase de licencias a Penev, quien con sus tres goles se rehabilit¨® tras una etapa un tanto oscura.
No se debe restar m¨¦rito a un Celta que jug¨® con ese preciosismo ya habitual en Bala¨ªdos, pero pocas veces se va a encontrar con un adversario tan dispuesto a facilitarle la labor.
Ante la hecatombe, Toshack emprendi¨® la huida hacia delante. A¨²n no se hab¨ªa cumplido la media hora y prescindi¨® de Guti, que no estaba siendo precisamente de los peores, para reforzar el ataque con Morientes. ?ste se estren¨® con un alarde de instinto goleador para aprovechar un magn¨ªfico pase de Jarni, lo ¨²nico bueno del Madrid en toda la tarde. El espejismo de una posible remontada dur¨® dos minutos, el lapso que tard¨® el Madrid en volver a dejar solo a Mostovoi dentro del ¨¢rea. La segunda parte result¨® una an¨¦cdota irrelevante, en la que el ¨²nico inter¨¦s residi¨® en saber el tama?o de una goleada que para el Madrid son¨® como un epitafio. El ciclo de la S¨¦ptima, con sus luces y sombras, concluy¨® ayer junto al mar de Vigo.
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