Comisiones de pl¨¢stico
LOS PEQUE?OS comerciantes se han rebelado contra lo que consideran excesivas comisiones que pagan a bancos y cajas de ahorro por las operaciones a trav¨¦s de tarjetas de d¨¦bito y cr¨¦dito. Seg¨²n los estudios m¨¢s fiables, estas comisiones oscilan entre el 0,52% que pagan las grandes superficies y el 5,77% que se detrae a las casas de masajes y saunas. Como puede apreciarse, es un amplio abanico en el que se impone una de las reglas del mercado: a mayor volumen, menor coste. Los peque?os negocios de Madrid que se asocian en la COPYME entienden que las comisiones que se les aplican, en la parte m¨¢s alta de la tabla, son abusivas y han iniciado una campa?a en la que, todos los lunes, las tiendas descuentan al comprador que paga en met¨¢lico el equivalente a la comisi¨®n que los vendedores deben pagar cuando la operaci¨®n se realiza con tarjeta. La protesta se ha extendido con rapidez por varias ciudades espa?olas y el conflicto ha terminado en una mesa de negociaci¨®n. Hoy se sentar¨¢n a negociar por segunda vez los representantes de Visa y 4B con los delegados de los comerciantes.El llamado dinero de pl¨¢stico se ha extendido como medio de pago usual para las econom¨ªas dom¨¦sticas. El dinero en efectivo cada vez se encuentra m¨¢s arrinconado en operaciones de moneda menuda. ?ste es uno de los efectos de la modernizaci¨®n de la econom¨ªa y revela un cierto grado de sofisticaci¨®n financiera, en cuanto que requiere soportes inform¨¢ticos (los llamados terminales puntos de venta, TPV) para comprobar la solvencia financiera inmediata de quien paga. Por este coste de intermediaci¨®n, los bancos y las cajas de ahorro perciben al a?o en torno a 50.000 millones de pesetas, una cantidad nada desde?able para sus cuentas de resultados si se tiene en cuenta el descenso general de los m¨¢rgenes de negocio en la banca.
Las comisiones m¨¢s elevadas que tienen que pagar los peque?os comerciantes -el 3,5% como media, frente a una media general del 2% en 1997- se explican por el volumen m¨¢s reducido de transacciones y por la escasa utilizaci¨®n que en ese segmento del comercio se hace de los TPV y del servicio de la red telef¨®nica que permite las operaciones. Es la explicaci¨®n de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca Privada (AEB). Si se admite como v¨¢lida, habr¨¢ que suponer que el aumento de la utilizaci¨®n de las tarjetas reducir¨¢ paulatinamente esas comisiones. Eso es precisamente lo que se supone que va a suceder una vez que se produzca el cambio total de las monedas nacionales al euro.
No son s¨®lo los comercios los que pagan comisiones elevadas por las transacciones de pl¨¢stico; todos los usuarios de las tarjetas de cr¨¦dito se ven sorprendidos con tipos de inter¨¦s muy altos por el dinero que se les adelanta mensualmente cuando hay descubiertos. Probablemente se aplican cada mes costes del dinero en tasa anual muy superiores a los vigentes en el mercado. Pero lo importante es que, con m¨¢s frecuencia de la debida, los bancos y cajas que comercializan las tarjetas informan con extrema cicater¨ªa de las condiciones de comisiones y gastos que lleva aparejado el uso de este sistema de pago, m¨¢s c¨®modo, pero excesivamente empedrado de comisiones.
En una econom¨ªa de mercado resulta peligroso imponer topes o barreras a los precios de los servicios. Por ello, la proposici¨®n del PSOE de limitar las comisiones debe ser recibida con cierto escepticismo. Teniendo en cuenta el ¨¢mbito de libertad de mercado, la resoluci¨®n ¨®ptima del conflicto es un acuerdo en una mesa de negociaci¨®n que limite las p¨¦rdidas de ingresos de aquellos comercios que pagan por encima de la media. Esa negociaci¨®n ya est¨¢ abierta.
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