'Sentencia' gitana, justicia paya
La Audiencia de Madrid juzga entre fuertes medidas de seguridad a una mujer acusada de matar a su esposo
C¨®digo Penal frente a justicia gitana. Teresa Moreno Maya, de 46 a?os, se sent¨® ayer en el banquillo de la Audiencia de Madrid con una condena sobre su cabeza. D¨ªas despu¨¦s de que la Guardia Civil la detuviese, en abril de 1995, acusada de matar de un tiro en la cabeza a su marido, varios patriarcas gitanos -etnia de la v¨ªctima y de su esposa- se reunieron a guisa de tribunal. Y emitieron un veredicto de culpabilidad, irrecurrible y acorde con los c¨¢nones de la ley gitana, seg¨²n ha contado la v¨ªctima a sus abogados.Teresa supo en prisi¨®n que los suyos la hab¨ªan sentenciado a muerte. Por eso, cuando un a?o despu¨¦s qued¨® en libertad provisional, la mujer busc¨® cobijo y ayuda en una asociaci¨®n de mujeres maltratadas. Con ellas vive desde 1996; y representantes de esa asociaci¨®n explicaron ayer a EL PA?S que en su d¨ªa pidieron se silenciasen el nombre de la entidad y el refugio de la acusada. Tanto ellos como el abogado defensor aseguran que la pena capital de los patriarcas pesa sobre la mujer, aunque los familiares del marido lo desmientan.
Sin embargo, se han tomado precauciones: en las dos sesiones del juicio celebradas hasta ahora, el tribunal que juzga a Teresa Moreno ha establecido un fuerte dispositivo de seguridad para evitar que la familia de la v¨ªctima, Vicente Molina Maya, intente ejecutar la condena. El tribunal habilit¨® ayer una parte de la sala de vistas para los familiares del difunto, acaudillados por la matriarca del clan, una mujer entrada en a?os que, al igual que sus v¨¢stagos y nueras, vest¨ªa de luto riguroso. Al t¨¦rmino de la sesi¨®n, los agentes rodearon a Teresa y la sacaron de la Audiencia en un santiam¨¦n. Un coche policial camuflado la esperaba en la calle. No hubo alboroto ni gritos en los pasillos, s¨®lo miradas y susurros hostiles.
El crimen de Vicente Molina Maya se produjo el 16 de abril de 1995, en la infravivienda que el matrimonio pose¨ªa en la localidad de Mejorada del Campo (a unos 15 kil¨®metros de Madrid). El fiscal pide en su escrito de acusaci¨®n provisional (el juicio no ha concluido a¨²n) 15 a?os de c¨¢rcel para Teresa por homicidio. Sostiene que "en el curso de una discusi¨®n matrimonial", la mujer cogi¨® una pistola de su marido y le dispar¨®.
La acusada difiere del fiscal. Ha confesado al tribunal que la relaci¨®n con su esposo era normal. Le quer¨ªa, aunque cuando ¨¦l beb¨ªa se pusiera violento. "A veces, mi padre le daba un guantazo, pero se llevaban bien", ha declarado una de las hijas del matrimonio.
Seg¨²n la acusada, el d¨ªa del crimen su esposo lleg¨® borracho. Cuando estaban los dos solos en el dormitorio, le apret¨® el cuello y la amenaz¨® con una de las pistolas que guardaba en casa. Teresa dijo que se abraz¨® al marido para zafarse del arma y que ambos cayeron sobre la cama. Entonces, siempre seg¨²n su versi¨®n, Vicente dispar¨®. Agreg¨® que, sin saber muy bien lo ocurrido, cogi¨® la pistola y sali¨® gritando a la calle. All¨ª vio a su suegra, a quien entreg¨® el arma. Al ver que Vicente yac¨ªa muerto sobre la cama, sus hermanos persiguieron a Teresa y la agredieron. La llegada de la Guardia Civil salv¨® a la mujer.
Gabriel Navarro, abogado de Teresa Moreno, reclama al tribunal su absoluci¨®n. Afirma que fue el marido quien dispar¨®. En la sesi¨®n de ayer, los peritos se?alaron que en la mano de la acusada hab¨ªa rastros (bario, plomo y antimonio) del proyectil. A?adieron que ello pod¨ªa deberse a la nube de part¨ªculas que deja un disparo y que impregna todo en un radio de un metro. Un forense acredit¨® que el difunto hab¨ªa bebido alcohol y tomado un ansiol¨ªtico el d¨ªa de su muerte.
Tani, como llaman a Teresa sus compa?eras de residencia, tendr¨¢ que volver el pr¨®ximo d¨ªa 22 a la Audiencia, donde proseguir¨¢ el juicio. Ayer fue suspendido a ¨²ltima hora por la incomparecencia de Aquilino, de 16 a?os, uno de los hijos de la acusada. "?Otra vez se ha suspendido por eso?", pregunt¨® su abuela paterna. "Pero si el ni?o no quiere venir, porque no quiere verla a ella". Un hijo terci¨®: "Es que es muy duro que obliguen a la criatura a que vea a la madre, sabiendo que su padre est¨¢ en la tumba por ella".
"?Es cierto que la comunidad gitana ha condenado a muerte a Teresa?", pregunt¨® EL PA?S en los pasillos de la Audiencia a un hermano de la v¨ªctima. "Eso es mentira. Sabemos d¨®nde vive, y si as¨ª fuera habr¨ªamos ido a por ella, ?no?".
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