El Gobierno catal¨¢n prepara una reforma que convierte los bingos en minicasinos La actualizaci¨®n coincide con fuertes inversiones del grupo Cirsa en salas de juego

La Generalitat prepara un proyecto de decreto que trata de modernizar y ayudar a la supervivencia de las sociedades de bingo, que le rindieron, por la v¨ªa de los impuestos, 24.345 millones de pesetas en 1998, seg¨²n la Entidad Aut¨®noma de Juego y Apuestas (EAJA). Los operadores minoritarios desconf¨ªan del nuevo marco legal. Afirman que pretende transformar las salas de bingo en "salas de juego" o minicasinos y alertan de las inversiones en bingos del grupo Cirsa.

La Generalitat obtuvo el a?o pasado 24.345 millones por los impuestos que afectan al 20% del importe de cada cart¨®n de bingo. La magnitud del impuesto hace que sea uno de los tributos m¨¢s importantes cedidos a la Generalitat La recaudaci¨®n del bingo supera ampliamente los 19. 325 millones que las tragaperras aportaron en 1998 al erario auton¨®mico. Quiz¨¢ por eso el Departamento de Gobernaci¨®n ha elaborado un nuevo proyecto de ley que trata de modernizar las salas de bingo, muchas de las cuales atraviesan por momentos dif¨ªciles ya que de cada 100 pesetas de inversi¨®n en este popular juego, 60 se reparten en premios y 20 son para impuestos. Esto hace que muchos tengan m¨¢rgenes muy estrechos. Amadeu Farr¨¦, director de la EAJA, se muestra orgulloso de haber reducido en 5 a?os de 130 a 75 las licencias posibles de bingos en Catalu?a y de establecer un radio m¨ªnimo de 1.000 metros entre bingo y bingo. La Generalitat trata de ayudar al mantenimiento de este lucrativo negocio para ellos, que presenta una oferta anticuada y vive una enorme competencia, con espectaculares crecimientos de algunos grupos como Cirsa. Control de identidad El nuevo marco legal presenta dos aparentes avances. Uno es que para jugar en las m¨¢quinas ya presentes en las salas o en las de loter¨ªas (Rasca-rasca, Tr¨ªo Super Express) se tendr¨¢ que pasar por un control de identidad, y, otro, que las m¨¢quinas seguir¨¢n en salas anexas a las de bingo. Estos avances plantean desconfianza en un sector en el que la contingentaci¨®n de tragaperras, que la Generalitat hizo en 1995, s¨®lo ha servido para consagrar el predominio de Cirsa, que controla el 50% de los aparatos que hay en Catalu?a, y para que el precio de las licencias haya pasado de 6..200 pesetas antes de la contingentaci¨®n a los 3,6 millones que cuestan ahora. Algunos opinan que el prop¨®sito del cambio legal es convertir los bingos en salas de juego donde sea posible instalar videoloter¨ªas, como se?ala el secretario general de Aemar, Miguel Dur¨¢n. PASA A LA P?GINA 6