El caos recibe a los refugiados en Albania
Las ONG creen que s¨®lo la Alianza Atl¨¢ntica tiene capacidad para organizar los campamentos
ENVIADO ESPECIALLos kosovares que llegan al paso de Morina, al norte de Albania, escapan de un manicomio de limpieza ¨¦tnica, pero ignoran que aqu¨ª, en Kukes, les espera otro: la desorganizaci¨®n m¨¢s absoluta. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) los concentra en la plaza central de Kukes, donde se hacinan por miles metidos en carromatos techados de pl¨¢sticos caritativos. Algunos llevan ah¨ª, entre el barro, m¨¢s de dos semanas. Son los que se niegan a abandonar sus veh¨ªculos, su ¨²nica pertenencia.
La segunda oleada no tiene espacio en Kukes, donde se hacinan m¨¢s de 100.000 refugiados. Desde el mi¨¦rcoles, cuando el r¨¦gimen de Slobodan Milosevic dio la orden para la nueva fase de expulsi¨®n, han entrado en Albania otros 30.000 kosovares. No hay capacidad para darles cobijo y alimento. La ayuda humanitaria es trasladada desde Tirana en helic¨®pteros militares. Con buen tiempo (es decir, casi nunca) se efect¨²an hasta 68 vuelos. Cada uno transporta dos toneladas de raciones de emergencia. Los camiones, que mutiplican por siete la capacidad de carga, se enfrentan a la pesadilla log¨ªstica de las carreteras: desde Tirana tardan 12 horas en recorrer 240 kil¨®metros.
Despu¨¦s de tres semanas de crisis humanitaria, en Kukes existen tres campamentos estables: el Italia1, con capacidad para 5.000 personas; el griego, para 2.000, y un segundo italiano reci¨¦n terminado para otros 6.000. Otras 45.000 personas han sido recolocadas en casas particulares en la zona. Los dem¨¢s se mantienen agazapados en sus carricoches en distintos puntos de la ciudad.
En el almac¨¦n del pan, un extinto museo de la industria de Enver Hoxa, se mantienen dos pisos en pie en los que se han ubicado los casos m¨¢s dram¨¢ticos; al menos ah¨ª la gente no se empapa con la lluvia. Ayer, en un d¨ªa miserable, con fr¨ªo y cortinas de agua por la noche y la ma?ana, muchas de las tiendas de lona de los campamentos -hay un cuarto montado por el Ej¨¦rcito alban¨¦s sobre un gran barrizal- se inundan.
El sistema de reparto de comida es lamentable. Los camiones se aproximan a los lugares en los que se apretujan los tractores y arrojan barras de pan sobre una muchedumbre arracimada. No existen listados ni control. Unos reciben doble; otros, nada. Las ONG, e incluso las organizaciones dependientes del sistema de Naciones Unidas, como el Plan Alimentario Mundial (WFP) o Unicef, arremeten contra ACNUR. "Han menospreciado la crisis, creyeron que cuando los serbios cerraron la frontera esto se hab¨ªa terminado". El responsable de prensa del ACNUR en Kukes, Jacques Franquin, asegura que no se han montado m¨¢s campamentos estables porque "la zona es peligrosa" desde el punto de vista militar. Se halla a tiro de la artiller¨ªa serbia. "El objetivo es sacar a los refugiados de aqu¨ª en un par de d¨ªas, cuando hayan descansado". Pero la realidad es otra. Pasa el tiempo y siguen en las mismas condiciones. Sin moverse. La ayuda de emergencia es insuficiente. No llega, por ejemplo, alimentaci¨®n espec¨ªfica para beb¨¦s. No se han creado las condiciones para una larga estancia.
Los italianos -un ejemplo de efectividad en Albania-, en cambio, han levantado en muy pocas horas campos autosuficientes, con tiendas de campa?a, letrinas, duchas, cocinas, suministro de agua y electricidad. Pero para ACNUR se trata de "campamentos demasiado sofisticados", en palabras de Franquin. "Creo que las ONG debemos reconocer que hasta que la OTAN no decida montar aqu¨ª uno o varios campos de tr¨¢nsito, el problema de fondo no va a desaparecer", asegura Jos¨¦ Juan Ortiz Bru, director de comunicaciones de Unicef. "Ellos son los ¨²nicos que disponen de los medios, tanto log¨ªsticos como humanos, para hacerlo en 48 horas y marcharse". Pero aqu¨ª, en Kukes, corre la sospecha entre las organizaciones humanitarias de que la OTAN no tiene inter¨¦s alguno en organizar campamentos sofisticados que inciten a los refugiados a quedarse en Kukes, pues la mayor¨ªa anhela estar lo m¨¢s cerca de su pa¨ªs. Esta frontera tiene un valor militar potencial. En una eventual operaci¨®n terrestre, es una de las puertas de acceso a Kosovo. La zona de Kukes, adem¨¢s, abrigada por gigantescas monta?as, es uno de los pocos emplazamientos ideales para los helic¨®pteros Apache estadounidenses.
Obligados a sembrar minas
Al otro lado de Morina, en territorio controlado por las fuerzas de seguridad serbias, la limpieza ¨¦tnica le toc¨® ayer a la zona de Lipijan, al sur de Pristina. El sistema es el mismo que en Drenica, Mitrovica o Klina: orden sumaria de salida, paramilitares con el rostro cubierto, intimidaciones con armas, quema de casas y escolta hasta la frontera. Son ya, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE), m¨¢s de 800 aldeas destruidas en todo Kosovo y m¨¢s de un mill¨®n de desplazados. Ayer, refugiados procedentes de Prizren, a tan s¨®lo 34 kil¨®metros de la frontera albanesa, denunciaron que la polic¨ªa especial serbia en esa localidad utiliza a unos 700 varones kosovares que fueron separados a la fuerza de sus familias para enterrar a los muertos y para cavar y colocar minas antipersonas. Este mismo hecho, corroborado por otros testimonios recogidos en Morina por el personal de la OSCE y de Unicef, se repite en el caso de Zhur (Zur, para los serbios), a tan s¨®lo cuatro kil¨®metros de la frontera. All¨ª, el Ej¨¦rcito yugoslavo ha vestido con sus uniformes a centenares de j¨®venes kosovares a los que obliga a minar una segunda l¨ªnea fronteriza imaginaria con el objetivo de dificultar una eventual operaci¨®n terrestre de la OTAN.
A los j¨®venes se les ha sacado tambi¨¦n sangre para nutrir las reservas del banco sangu¨ªneo de las Fuerzas Armadas de Slobodan Milosevic. Aquellos que se niegan o se amilanan en el trabajo son ejecutados en el acto.
Las casas m¨¢s pr¨®ximas a Morina, en el lado serbio, est¨¢n siendo desalojadas. Este extra?o repliegue puede representar, seg¨²n la OSCE, un movimiento preventivo en el caso de que esta parte de la frontera se convierta, como en el caso de Tropoje, m¨¢s al norte, en un ¨¢rea de guerra, con frecuentes intercambios artilleros o incursiones de tropas.
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