Carta de la se?ora Milosevic a Cook
Mira Markovic escribe al ministro de Exteriores brit¨¢nico y desmiente que haya huido
No todos los d¨ªas la mujer de un dirigente serbio escribe al ministro de Asuntos Exteriores brit¨¢nico, Robin Cook. Y mucho menos se le ocurre enviar la misiva mientras las Fuerzas A¨¦reas del Reino Unido est¨¢n lanzando bombas sobre su propio pa¨ªs. Pero Mira Markovic, esposa del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, profesora de marxismo en la Universidad de Belgrado y ama de casa serbia (poderosa, si se puede decir), se encuentra muy, muy enfadada y en Belgrado. "Hace ya diez d¨ªas", escribi¨® el pasado domingo en una carta abierta a Robin Cook, "que me enter¨¦ de que usted afirmaba p¨²blicamente que tanto yo como mis dos hijos nos encontr¨¢bamos fuera de Yugoslavia. Mi primera reacci¨®n al escucharlo fue de sorpresa. ?Puede ser que el ministro brit¨¢nico de Asuntos Exteriores no tenga otra cosa que hacer que preocuparse de lo que hacemos yo y mis hijos?"
Iron¨ªa. Es uno de los principales ingredientes de la carta de Mira Markovic. Ya lo emple¨® a conciencia en 1995, cuando acus¨® a los que deb¨ªan defender la causa serbia en Bosnia y Croacia de pasar el tiempo en los restaurantes de Belgrado. "Debe ser que usted est¨¢ aburrido, sin suficientes asuntos de Estado que atender, y que carece de obligaciones familiares, por lo que emplea su tiempo en preocuparse por la vida de los dem¨¢s".
Mira Markovic y sus dos hijos, Marija y Marko, est¨¢n en Yugoslavia, asegura. Tambi¨¦n insiste en que los Milosevic no tienen cinco villas fuera del pa¨ªs, como hab¨ªa sostenido Robin Cook. "Dif¨ªcilmente podr¨ªamos permitirnos semejantes lujos, por razones econ¨®micas, por supuesto". Al decir aquello, el ministro brit¨¢nico "quer¨ªa enviar el mensaje a la opini¨®n p¨²blica mundial de que mis hijos y yo somos desleales y miedosos". Y le inquiere a Cook: "Para su pesar y nuestra suerte, no tendr¨¢ ¨¦xito en sus intenciones: ni a mi familia ni a mi pa¨ªs le importa lo que usted diga". Yugoslavia, a?ade Markovic, se ha convertido en "la capital de la resistencia internacional" contra la dominaci¨®n.
"Mi hija todav¨ªa dirige el programa de radio m¨¢s escuchado de Yugoslavia; mi hijo se ha alistado y, adem¨¢s, se ocupa de su familia. Mis hijos han desarrollado unos importantes sentimientos patri¨®ticos, son valientes, inteligentes y extremadamente maravillosos".
"Yo acudo cada d¨ªa a la sede del Partido de la Izquierda Yugoslava, en el que milito. Los ciudadanos pueden verme en las noticias de televisi¨®n todas las semanas... Tanto mis hijos como yo estamos en el lugar que nos corresponde, al igual que todos los yugoslavos. El hecho de que piense que hemos abandonado nuestro pa¨ªs me recuerda un refr¨¢n: cree el ladr¨®n que todos son de su condici¨®n". "?C¨®mo se enter¨® de que hab¨ªamos desertado? Quiz¨¢ porque en una situaci¨®n similar es lo que habr¨ªa hecho usted".
"No he comenzado esta carta con el acostumbrado "muy se?or m¨ªo" porque usted no se ha comportado como tal". Entre los brit¨¢nicos se dice que no hay infierno comparable con la furia de una mujer despechada. Y Robin Cook, en esto, tambi¨¦n tiene experiencia.
?The Independent
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