Los libros amansan a las criaturas
480 escolares de M¨¢laga aprenden a gozar de las palabras en una marat¨®n de cuentos, teatro y diversi¨®n
Cualquier profesor se lo dir¨¢. Para convencer a una veintena de ni?os apasionados de que lo mejor es que se est¨¦n quietos y callados hace falta tener autoridad y una voz poderosa. O, en su defecto, una buena historia que contar. En el colegio Lex Flavia Malacitana, situado en el barrio malague?o de Capuchinos, lo saben bien. Por eso han organizado una fiesta del cuento, para animar a sus alumnos a leer ahora que se acerca el D¨ªa del Libro. De las nueve de la ma?ana a las nueve de la noche, 480 ni?os han sido a la vez espectadores y protagonistas de cientos de cuentos, tradicionales y modernos, propios y ajenos. La idea parti¨® de la comunidad educativa: del colegio y del APA. Organizaron lecturas maratonianas, concursos (uno de dibujo, otro de invenci¨®n de esl¨®ganes de incitaci¨®n a la lectura, el ¨²ltimo de redacci¨®n), representaciones teatrales, exposiciones, proyecciones de pel¨ªculas. Todo vale para empujar a los ni?os a la biblioteca. "Se pasan el a?o leyendo libros, y pensamos que por un d¨ªa estar¨ªa bien que se los leyeran otros", explica el director del colegio, Miguel Ria?o, que est¨¢ agradablemente sorprendido del ¨¦xito de la iniciativa. "No esper¨¢bamos tanto", reconoce, se?alando una de los expositores de la peque?a feria del libro que se ha montado en el vest¨ªbulo del centro. "Nos han regalado medio mill¨®n de pesetas en libros de todas las clases". Unos 25 alumnos se encargan de atender las mesas y de explicar a sus compa?eros lo que necesiten. Se atropellan un poco, pero se las arreglan. Hay zonas distintas para cada variedad bibliogr¨¢fica. En el mostrador de los libros antiguos hay una edici¨®n de bolsillo de De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, de 1920, y unos tomos enciclop¨¦dicos y monstruosos que nadie se atreve a tocar. A su lado, el Nuevo Cat¨®n, que despierta entre los mayores una mezcla de nostalgia y aversi¨®n. Porque tambi¨¦n est¨¢n los padres y los abuelos, que han venido a leer cuentos a sus descendientes a lo largo de todo el d¨ªa, y que han aprovechado para mirar las exposiciones. Uno de ellos trajo su colecci¨®n de libros infantiles en lenguas extranjeras: hay tebeos en ¨¢rabe, cuentos ilustrados en hawaiano o en h¨²ngaro, novelitas en chino. Algo m¨¢s all¨¢ est¨¢n los cl¨¢sicos, desde el Conde de Montecristo a Robinson Crusoe. Cruza el vest¨ªbulo Mariv¨ª Romero, concejala de Asuntos Sociales, con un ejemplar de Caperucita Roja bajo el brazo. Lo lee a un grupo de ni?os de cinco a?os que quedan encantados y piden m¨¢s, as¨ª que completa con Blancanieves. Pocos p¨²blicos m¨¢s complacientes se habr¨¢ encontrado a lo largo de su carrera pol¨ªtica. No es la ¨²nica autoridad que ha venido; esta ma?ana estuvieron tambi¨¦n Juan Alcaraz, delegado de Educaci¨®n de la Junta, y el concejal del distrito centro, Francisco Lucena. "Para m¨ª, todos los que hoy se han molestado en leer un cuento aqu¨ª son autoridades", dice Ria?o con convicci¨®n. Por un d¨ªa, la clase de 2? A ha perdido su prosaica denominaci¨®n. Hoy se llama Al¨ª Bab¨¢. La biblioteca ha sido bautizada con el nombre de Miguel de Cervantes, y la sala de ingl¨¦s honra a William Shakespeare. El sal¨®n de actos no ha cambiado de nombre y es el escenario de varias piezas teatrales, algunas de compa?¨ªas del colegio y otras de fuera. El colof¨®n es La Bella y la Bestia, que levanta pasiones entre el p¨²blico, que a estas alturas anda agotado pero feliz. Liliana Vadillo, que tiene nueve a?os, resume el d¨ªa en una palabra cargada de resonancias po¨¦ticas: "Guay".
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