Maragall, Duran y la miop¨ªa XAVIER BRU DE SALA
Cautiva y descabezada la transversalidad convergente, la nueva transversalidad maragalliana tendr¨ªa sus interlocutores naturales en Uni¨®, pero prefiere mantenerse en estado gen¨¦rico, sin concretar. El recuerdo de Rigol y sus pactos en el mundo laboral y el cultural, las leyes a favor de incrementar las libertades individuales, promovidas por la consejera N¨²ria de Gispert, las posiciones de Duran a favor de la moderaci¨®n y el pacto, el federalismo confederal, casi todo en Uni¨® lo indica, aunque con la discreci¨®n habitual. A pesar de ello, los socialistas y su cohorte no se dan por enterados y prefieren pintar a Duran como el aut¨¦ntico hombre de la derecha espa?ola en Catalu?a, sin importarles su clara preferencia por heredar antes que nada el roquismo (y luego la porci¨®n del pujolismo estricto que se tercie). Entre tantas miop¨ªas como arrastra la pol¨ªtica catalana, una m¨¢s no importa. Por otra parte, el PP se basta y se sobra para entrar en la escena del poder en Catalu?a sin levantar m¨¢s ampollas que las de cien exaltados en Girona. ?De la mano de qui¨¦n? ?A expensas del poder de qui¨¦n? Recortando sin duda el ¨¢mbito del pujolismo por la zona compartida de sus electorados. Se concrete como se concrete, este del PP es un movimiento de fondo de la pol¨ªtica catalana, y lleva demasiado tiempo avanzando para que tarde demasiado en llegar a la meta de entrar en el reparto de cargos. Le guste o no le guste a Converg¨¨ncia, su colaborador competidor m¨¢s temible por ahora es el PP, no Uni¨®. Y no es disputando espacio a ERC como mejor se defienden los intereses electorales convergentes. Al contrario, acercar posiciones con ERC representa contribuir, a medio plazo, al crecimiento de la base de Carod, aunque a corto le pueda perjudicar. Pero en fin, son tantas las miop¨ªas, etc¨¦tera. El milagro pujolista ha consistido en doblar, aproximadamente, el electorado natural del nacionalismo moderado. Por eso cabe distinguir, entre los nuevos rabassaires que acompa?an al jefe, a los listos, que nunca olvidan ese 18% o 20 % de los votantes de su base, de los tontos que saltan encima del colch¨®n como si sus muelles tuvieran el doble de espesor. Es una distinci¨®n primaria, pero en un pa¨ªs de pol¨ªticos y analistas miopes, entre los que me incluyo, ya ser¨ªa mucho distinguir a cierta distancia la playa del acantilado. Si a ello le a?adimos la voz de la experiencia, que nos recuerda la excepcionalidad de las situaciones milagrosas -el lugar de Jon¨¢s no era el vientre la ballena, aunque durante el tiempo que all¨ª pas¨® pudiera parec¨¦rselo-, la consecuencia m¨¢s probable es que se est¨¦ acercando el momento de finalizar la navegaci¨®n y llegar a tierra. Puede tardar un a?o o cuatro, pero no se observa ninguna se?al, ni una, que permita esperar una prolongaci¨®n mayor de la traves¨ªa. Bastante milagroso es que el milagro haya durado tanto (dejo para ese futuro la exposici¨®n de mis tesis sobre cu¨¢nto hicimos el bobo mientras dur¨®). As¨ª que para dibujar el futuro del pujolismo puede recurrirse al del gaullismo en Francia -final del pal de paller-, pero con el agravante de nuestra ley electoral, que es proporcional -corregida a favor del que llega primero-, y no mayoritaria como la francesa a pesar de que lo diga TV-3. Admitir a Duran tras Pujol en las listas equival¨ªa a la aceptaci¨®n de una de esas opas en las que el peque?o absorbe al grande. O alternativamente, dar ventaja al peque?o en caso de ruptura. Lo contrario, permitir que vaya en el puesto n¨²mero ocho, escenifica la ruptura omitiendo la fecha. Duran se parece a Tarradellas en varias cosas. La primera es la conciencia de que va a tener un momento, no una sucesi¨®n de oportunidades como en la vida de los dem¨¢s pol¨ªticos, sino una sola ocasi¨®n, en la que se va a jugar el todo por el todo. Lo que haya madurado hasta el presente y lo que vaya haciendo ahora no es m¨¢s que una gestaci¨®n, una larga y laboriosa preparaci¨®n para cuando llegue su oportunidad. Le veo un solo fallo: si la ocasi¨®n se sit¨²a en la primera mitad de la pr¨®xima legislatura, hace mal en achicarse -supongo que para que luego no le cuelguen las probables mermas de CiU en octubre-. Al contrario, mientras ¨¦l est¨¢ en el fondo de la escena, otros reciben la luz de los focos. ?Tan arriesgado es montarse una campa?a explicativa sobre las ofertas diferenciales de Uni¨®? A fin de cuentas, votar a Uni¨® es votar a CiU. Aunque tambi¨¦n pudiera ser, si observamos con el catalejo, que votar a Maragall fuera votar a Uni¨®. Pero los catalejos no son para miopes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.