D?AS EXTRA?OS Subtitulando a Chucky RAM?N DE ESPA?A
En este pa¨ªs tan dado a aplicar la l¨®gica a lo bestia, cuando uno dec¨ªa que era mejor subtitular las pel¨ªculas al catal¨¢n en vez de doblarlas, siempre sal¨ªa alguien que le se?alaba con el dedo y le dec¨ªa que en realidad lo que uno estaba haciendo era atacar la justa expansi¨®n de la lengua catalana. De nada serv¨ªa afirmar que entre una copia doblada al castellano y otro subtitulada en catal¨¢n uno optar¨ªa por la segunda, m¨¢s que nada porque no hab¨ªa manera de encontrar en la cartelera una sola pel¨ªcula subtitulada en catal¨¢n. Pero eso era antes de que se estrenara, correctamente subtitulada en la lengua de Verdaguer, La novia de Chucky, cuarta entrega de la saga del mu?eco pose¨ªdo por un criminal que tuve el placer de tragarme la otra tarde en el Boliche. Tengo la impresi¨®n de que si la gente de Filmax hubiera subtitulado al catal¨¢n una pel¨ªcula de Kieslowski o de Kusturica, los peri¨®dicos habr¨ªan alabado la iniciativa y todo habr¨ªan sido parabienes para lo que ser¨ªa considerado un logro cultural. Pero como la cinta elegida para ensayar el subtitulado en catal¨¢n es, aparentemente, un producto basuril para la diversi¨®n de adolescentes convencidos de que los de la Mafia de la Gabardina ten¨ªan su punto, nadie ha dicho esta boca es m¨ªa. Pero no me importa quedarme solo en el aplauso a la iniciativa de Filmax. En parte porque La novia de Chucky es una excelente pel¨ªcula de terror que le devuelve a la saga el empuje que perdi¨® con las dos primeras y funestas secuelas. Y sobre todo porque me hace mucha gracia que la normalizaci¨®n del subtitulado empiece con un producto carente de la menor ambici¨®n art¨ªstica. ?De qui¨¦n habr¨¢ sido la idea? Lo ignoro, pero si me preguntaran mi opini¨®n, yo se?alar¨ªa al carism¨¢tico l¨ªder de Filmax, Julio Fern¨¢ndez. El tal Fern¨¢ndez es un empresario gallego que hace unos pocos a?os se hizo con Filmax, que andaba en situaci¨®n asaz precaria, y ha conseguido convertirla en una firma competitiva que en Catalu?a es lo ¨²nico m¨ªnimamente parecido a una industria cinematogr¨¢fica. Algunos de sus colegas catalanes le consideran un parvenu y hacen correr todo tipo de rumores sobre el origen de su fortuna (unos optan por el v¨ªdeo porno, otros por el tel¨¦fono er¨®tico). Los pol¨ªticos de la Generalitat se hacen fotos con ¨¦l porque no les queda m¨¢s remedio (?qu¨¦ pedazo de edificio tiene el hombre en el pol¨ªgono Pedrosa!), pero siempre salen con la nariz ligeramente arrugada. Tal vez el error de Fern¨¢ndez consista en reivindicar, en un pa¨ªs donde los productores parecen viajantes de comercio, la imagen del magnate a la antigua. Y es que Fern¨¢ndez es de esos productores que llevan camisas hawaianas, fuman puros y tienen un yate. A m¨ª el tipo me cae muy bien, aunque todav¨ªa estoy esperando su respuesta a un proyecto cinematogr¨¢fico que puse en sus manos pronto har¨¢ un a?o (tal vez le pill¨¦ en plena renovaci¨®n de su vestuario veraniego y el hombre no pudo atenderme como quer¨ªa). En cualquier caso, la visita a su despacho result¨® muy ilustrativa, ya que yo nunca hab¨ªa visto a un magnate tan de cerca: qu¨¦ refrigeraci¨®n, amigos; qu¨¦ exceso de monitores incrustados en la pared (?como en el Nick Havanna, pero sin el botafumeiro posmoderno!); qu¨¦ moqueta; qu¨¦ sillones ergon¨®micos... Y a la espalda de Julio Fern¨¢ndez, tres fotos enmarcadas que, sin duda, resum¨ªan su visi¨®n del mundo. Foto 1: Fern¨¢ndez con Jordi Pujol. Foto 2: Fern¨¢ndez con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Foto 3: Fern¨¢ndez con Michael Douglas: Catalu?a, Espa?a, Hollywood... ?Si alg¨²n d¨ªa nos invaden los extraterrestres, Fern¨¢ndez se retratar¨¢ con Ming el Cruel, no lo duden! Mientras llega ese momento, Fern¨¢ndez produce y distribuye cada vez m¨¢s. Y a la hora de subtitular al catal¨¢n, elige La novia de Chucky (no va tan desencaminado: ?qui¨¦n mejor que los adolescentes educados en catal¨¢n para leer ese idioma que tal vez se les resista a sus padres y abuelos?). A su manera, este gallego al que muchos miran por encima del hombro ha entendido mejor que nadie la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica en el mundo del cine.
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