Elogio a la navaja
SEGUNDO BRU No mucho ha que nuestro vecino, el presidente de Castilla-La Mancha, tuvo que recurrir a las esencias de su tierra y salir en defensa de la industriosa actividad de Albacete, cuna de mis ancestros, frente a los ataques de alg¨²n irresponsable popular y manifestar rotundamente que ¨¦l, como todo castellano viejo, siempre lleva una humilde, menestral y ¨²til navaja en su bolsillo. Valga esta declaraci¨®n de Pepe Bono como licencia pol¨ªtica que no po¨¦tica aunque, realmente, en el trasfondo de su argumento pod¨ªa reconocerse el sentido de aquellos antiguos versos: "?Navaja! Temido acero/ de albacete?a raigambre,/si algo matas es el hambre/ del honrado navajero". Claro que aqu¨ª lo de navajero denota al fabricante de ellas y no se refiere a la acepci¨®n pol¨ªtica por la que es conocida una de las familias, tribus, clanes, tendencias o sensibilidades del PSOE alicantino, que a saber cu¨¢les ser¨¢n sus proezas para haber merecido tal nombre. P¨¦rez Ferr¨¦ o Moreno podr¨ªan quiz¨¢s explicarlo con mayor conocimiento de causa. Pero tambi¨¦n otro poeta, el granadino, nos habl¨® de los ¨¢ngeles con grandes alas de navajas de Albacete que, seg¨²n parece, han abierto ¨²ltimamente las mismas en un despacho municipal de Quart de Poblet, entre el candidato del PP a la alcald¨ªa y una concejal defenestrada. As¨ª, por un qu¨ªtame all¨¢ esas listas, una navaja albacete?a, aunque no fabricada por Arcos en una curiosa y casi erudita precisi¨®n que honra el buen gusto de quien as¨ª se lamentaba, ha acabado en el dep¨®sito judicial, no sabemos todav¨ªa si bella de sangre contraria o de la propia, o si en la mitad del despacho, que no del barranco, reluc¨ªa como un pez. Y puesto que los populares han pasado del metaf¨®rico navajeo -la naturaleza acaba siempre imitando al arte- a tirar realmente de navaja con fruici¨®n bueno ser¨ªa que se aprestasen a poder cumplir con elegancia en estas lides, para lo que me permito sugerirles la atenta lectura y posterior pr¨¢ctica de las ense?anzas contenidas en el cl¨¢sico Manual del baratero o arte de manejar la navaja, el cuchillo y las tijeras de los gitanos, cuya primera edici¨®n es de 1849 pero del que existen dos ediciones facs¨ªmiles posteriores, una de 1894, enriquecida con diez grabados, y otra posterior y m¨¢s asequible en 1984. En ¨¦l aprender¨¢n a plantar guardia como es debido, a efectuar ¨¢gilmente cuantos giros, cambios y molinetes se tercien, a cubrir su flanco con el sombrero o la chaqueta mientras intentan el golpe de costado e incluso los m¨¢s aventajados podr¨ªan aventurarse con la "suerte de la culebra", que consiste en arrojarse de bruces y apoyados en la mano libre avanzar r¨¢pidamente buscando con un golpe bajo sacar a relucir el mondongo del contrincante. Todo un nuevo arte a disposici¨®n de los matones parlamentarios populares -los Ortu?o, Quir¨®s o Maluenda- que as¨ª ver¨ªan incrementadas sus habilidades de sirleros del hemiciclo, jayanes del pateo y el alboroto. Pero no ser¨ªa de menor provecho para algunos jovenzuelos meritorios, sopistas de la pol¨ªtica, carcomas del erario p¨²blico, arrebatacapas y cortabolsas engominados. Y, como colof¨®n, nada m¨¢s propio que Zaplana premiase a los m¨¢s diestros en el uso de la herramienta (faca, mojosa, chaira, serda?¨ª, pincho, abanico o sirla) con el obsequio de una hermosa cachicuerna en cuya hoja luciese grabada la tradicional leyenda "Viva mi due?o", que es ¨¦l.
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