La herida de Do?ana sigue abierta
El CSIC detecta, a un a?o de la cat¨¢strofe, dosis r¨¦cord de ars¨¦nico y 19.900 aves contaminadas
Do?ana tardar¨¢ a?os en reponerse de la cat¨¢strofe del vertido t¨®xico de Minas de Aznalc¨®llar. El suelo del parque nacional permanece libre de contaminaci¨®n, pero el cintur¨®n que lo protege, el parque natural, se ha convertido en su zona norte en un dep¨®sito de ars¨¦nico. Los cinco millones de metros c¨²bicos de veneno que la fractura de la balsa verti¨® 40 kil¨®metros r¨ªo abajo en el Guadiamar -hasta el l¨ªmite del Parque Nacional de Do?ana- han dejado, un a?o despu¨¦s del accidente, el suelo m¨¢s contaminado por este metaloide registrado en la Uni¨®n Europea. Concentraciones m¨¢ximas de 300 miligramos por kilo y medias de 50 -cinco es el l¨ªmite de riesgo- se han detectado despu¨¦s de la retirada de los lodos t¨®xicos en 3.060 hect¨¢reas, la mayor¨ªa de ellas en la zona protegida de Entremuros. "Es la secuela que m¨¢s nos preocupa", dice C¨¦sar Nombela, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). Este experto, responsable del grupo de cient¨ªficos que eval¨²a las consecuencias del accidente, destaca que todos los perjudicados por el vertido, tanto de la Administraci¨®n central como de la auton¨®mica, han trabajado con ah¨ªnco para minimizar sus efectos. Pero la magnitud del da?o ecol¨®gico, afirma, "es muy preocupante", especialmente por la contaminaci¨®n que susbsiste en los suelos despu¨¦s de la limpieza. El plomo, zinc, cadmio, manganeso, hierro y el resto de metales de desecho acumulados durante 20 a?os en la balsa de residuos de la mina Boliden acidificaron el cauce del Guadiamar hasta acabar con todo signo de vida. Los guardas a¨²n recuerdan c¨®mo miles de peces saltaban del agua para morir en las orillas. Hasta 29.500 kilos de peces muertos se recogieron en las horas inmediatas a la cat¨¢strofe, seg¨²n el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Luis Blanco. O tal vez fueron 300 kilos, seg¨²n cifr¨® la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, el pasado 29 de septiembre en el Parlamento, durante el medio minuto que dedic¨® a la fauna de Do?ana en su intervenci¨®n de hora y cuarto ante los diputados.
El agua ¨¢cida se trat¨® con ¨®xido c¨¢lcico, por lo que la concentraci¨®n de estos metales disminuy¨® hasta permitir de nuevo el ciclo biol¨®gico. Sin embargo, el comportamiento at¨ªpico del ars¨¦nico ha mantenido oculta la gravedad de sus efectos durante meses. Los an¨¢lisis del CSIC detectaron peque?as cantidades en vegetales e invertebrados. S¨®lo cuando el agua contaminada se ha transformado de ¨¢cida en alcalina ha comprobado Rosa Montoro, analista del Instituto de Agroqu¨ªmica de Valencia, hasta qu¨¦ punto el ars¨¦nico est¨¢ instalado en los suelos del parque natural de Do?ana y con qu¨¦ versatilidad se cuela en los seres vivos.
No s¨®lo el ars¨¦nico preocupa en Do?ana. Que sigan sin limpiar cerca de 30 kil¨®metros del lecho del Guadiamar inquieta igualmente al CSIC, que lo ha denunciado en repetidos informes. Pero lo que hace que cient¨ªficos, ecologistas y ornit¨®logos se lleven las manos a la cabeza son las declaraciones monocordes de la ministra: "Do?ana se ha salvado porque el vertido t¨®xico nunca alcanz¨® al Parque Nacional". El director, Alberto Ruiz de Larramendi, admite que el vertido s¨ª entr¨®, diluido por las mareas del Guadalquivir, hasta 80 hect¨¢reas en el interior del parque nacional y que contamin¨® con ligeras proporciones de zinc el estuario del Guadalquivir. El problema, se apresura a aclarar Larramendi, est¨¢ hoy subsanado, y el coraz¨®n de Do?ana s¨®lo guarda como recuerdo de la cat¨¢strofe un muro que ser¨¢ derribado cuando concluya la descontaminaci¨®n del entorno.
No es la imprecisi¨®n de Tocino lo que enerva a Pablo Mascare?as (responsable de Do?ana en Greenpeace) o a Francisco Castro, de la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa, irritados ante "el empe?o de la ministra de Medio Ambiente en minimizar el da?o ecol¨®gico". A la mayor¨ªa de los expertos les cuesta entender por qu¨¦ Tocino ni siquiera cita los riesgos del verdadero tesoro de Do?ana: los centenares de miles de aves acu¨¢ticas que cada a?o repostan, viven o anidan en sus marismas, y que llevaron a Naciones Unidas a declarar Do?ana en 1994 Patrimonio de la Humanidad. Enrique Macpherson, coordinador de los trabajos del CSIC, prefiere disumular su tristeza con una broma: "Habr¨¢ que repartir mapas entre los peces, las aves y los man¨ªferos para que distingan d¨®nde acaba el parque nacional y comienza el natural, no vayan a contradecir las tesis oficiales". Miguel Ferrer, el director de la Estaci¨®n Biol¨®gica del Parque Nacional de Do?ana, apostilla: "Y tendremos que ense?arles a separar el lodo de los alimentos antes de ingerirlos".
Ambos apuntan directamente hacia el otro gran problema que padece Do?ana un a?o despu¨¦s del vertido: el envenenamiento de las aves. El CSIC ha trabajado coordinadamente con cient¨ªficos del norte de Europa. Antes de que los ¨¢nsares iniciaran su viaje invernal hacia ?frica con parada en Do?ana se analizaron ejemplares en Escandinavia, Holanda y el norte de Alemania. Los resultados de la muestra concluyeron que eran animales sanos, libres de contaminaci¨®n. Ahora, tras su paso por Espa?a, los datos del CSIC son inquietantes. Del muestreo de 18 especies analizadas, el 40% de las aves acu¨¢ticas contiene metales por debajo de los niveles de riesgo; el 15%, sin embargo, los supera. Entre patos cuchara, gansos, patos reales y fochas, se cifran en aproximadamente en 19.900 las aves que albergan dosis elevadas de veneno en su organismo. Los cient¨ªficos creen que s¨®lo el 1,3% de ellas presenta concentraciones letales. El resto vivir¨¢ con los efectos de la acumulaci¨®n de plomo, zinc, cadmio o ars¨¦nico: debilidad; inmunodepresi¨®n, problemas de infertilidad, huevos con c¨¢scara fr¨¢gil y aumento de la mortandad en las cr¨ªas.
Sequ¨ªa y pozos averiados
No han sido los efectos del vertido la ¨²nica desgracia padecida en Do?ana por los animales. Tambi¨¦n se han encontrado con el a?o m¨¢s seco de la d¨¦cada. Y como remate, el pozo Maril¨®pez, que llena artificalmente uno de los principales lucios del parque nacional, se averi¨® el 30 de diciembre, en mitad del ciclo de invernada. Hoy, casi cuatro meses despu¨¦s, sigue roto. Muchas aves tuvieron que completar su ciclo invernal en los cauces de riego del r¨ªo Guadiamar, la mayor¨ªa en Entremuros, la zona m¨¢s contaminada del enclave de Do?ana. Los bulbos de la casta?uela y los tallos de la tifa crecieron sobre una tierra que alberg¨® durante m¨¢s de dos meses toda la basura del vertido t¨®xico, hasta que entr¨® en funcionamiento la depuradora. Esas plantas constituyen el alimento de gansos y calamones. Los invertebrados, crust¨¢ceos y micromam¨ªferos que han crecido en la zona son los que ingieren, cubiertos de lodo, el resto de aves. El pasado martes, este peri¨®dico vio c¨®mo cig¨¹e?elas y polluelas de agua picoteaban en el negro cauce del Guadiamar, a donde vierten sin depurar los restos fecales de las poblaciones de los municipios de Aznalc¨®llar, Pilas, Villamanrique, Huevar y Sanl¨²car La Mayor (70.000 habitantes en total), y en cuyas proximidades se usan plaguicidas. Ya en el parque natural, en la zona de Entremuros, cerca de escu¨¢lidas plantaciones de adormideras, milanos negros, garcetas, patos reales, flamencos, zampullines, garzas, agujas colinegras, archibebes, avocetas, lin¨ªcolas, abubillas, aguiluchos y garzas reales cumpl¨ªan su ciclo biol¨®gico ajenos a las excavadoras que siguen levantando muros y caminos, o a las cuadrillas de empleados del parque que completan la limpieza de lodos.
A pocos kil¨®metros de all¨ª, en Sanl¨²car la Mayor, la juez Celia Belhadj-Ben a?ad¨ªa los ¨²ltimos datos a los 41 tomos del sumario sobre el accidente. La juez, que ha imputado a 21 personas, ha anunciado que probablemente en junio habr¨¢ concluido la instrucci¨®n. 60.000 millones, el coste de la mayor cat¨¢strofe ecol¨®gica ocurrida en Espa?a, est¨¢n en juego.
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