Tres empleos, un solo salario
S¨®lo diez pa¨ªses en todo el mundo ofrecen una mejor calidad de vida que Espa?a. Profundos an¨¢lisis como los que aportan las investigaciones de Mar¨ªa-?ngeles Dur¨¢n demuestran que el desmedido esfuerzo casi nunca pagado de la poblaci¨®n femenina tiene mucho que ver con nuestro envidiable estado de bienestar. Esta catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de 56 a?os de edad, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), centr¨® su tesis doctoral en el empleo femenino y hace ya 12 a?os public¨® un libro titulado La jornada interminable, lo que evidencia su especializaci¨®n en un asunto vital hoy en d¨ªa para esa revoluci¨®n en la que est¨¢ inmersa la sociedad europea (no s¨®lo la femenina) y que va a tratar de cambiar unas estructuras que han sobrecargado de trabajo a las mujeres.
Siguiendo los dictados de la Cumbre de Pek¨ªn, que recomend¨® cuantificar el trabajo invisible de las mujeres, Dur¨¢n acaba de publicar dos estudios, uno espa?ol y otro europeo, que demuestran, por ejemplo, que a lo largo del ciclo vital, la jornada laboral de una mujer espa?ola es el doble de larga que la de un hombre. Son estudios que evidencian el enorme desequilibrio existente en nuestras sociedades actuales a la hora de repartir la carga global de trabajo. Porque no se trata s¨®lo de que la jornada de la espa?ola sea el doble, sino que, adem¨¢s, la mayor parte de la misma no se ve recompensada econ¨®micamente. Justo lo contrario de lo que les pasa a los hombres.
Los Estados de bienestar de toda Europa se ven beneficiados de una inmensa fuerza de trabajo invisible, que nadie paga directamente y que ejercen en un 80% las mujeres. Sustituir su aportaci¨®n por mano de obra pagada (servicios sociales y sanitarios, fundamentalmente) quebrar¨ªa la contabilidad nacional. Cita Dur¨¢n un estudio que se acaba de realizar en Madrid, pero que es extrapolable a toda Espa?a: "El 5% de los responsables de hogar (mujeres en el 95% de los casos) dedica un promedio de cinco horas diarias a cuidar a un familiar enfermo. Eso significa que para sustituir ese tiempo por trabajo remunerado har¨ªan falta en toda Espa?a unos 600.000 trabajadores". Los pa¨ªses escandinavos han optado por aumentar sus servicios sociales, pero es impensable que el Estado pueda hacerse cargo de todo.
Porque el trabajo no remunerado significa en Espa?a el doble del remunerado, seg¨²n las conclusiones de Dur¨¢n, basadas en todos los estudios, estad¨ªsticas y encuestas disponibles sobre el uso del tiempo de los ciudadanos. Introducir todo el trabajo en la contabilidad nacional es, pues, imposible, dado que por cada peseta que se paga en salario habr¨ªa que poner en circulaci¨®n otras dos. "Tenemos un sistema sanitario y un sistema social que prestan muy pocos cuidados, ya que se dejan a los familiares", insiste Dur¨¢n.
El trabajo relativo a Espa?a se titula La base del iceberg y forma parte de un proyecto de I+D realizado por el CSIC y financiado por el Instituto de la Mujer. Su conclusi¨®n es el hecho ya mencionado de c¨®mo la jornada laboral total de la mujer duplica a la del hombre y el expreso deseo de las espa?olas de cambiar esta situaci¨®n por una relaci¨®n diferente con la estrucutura productiva y con el mercado de trabajo. "La econom¨ªa espa?ola es como un iceberg", dice el estudio, "porque flota gracias a los dos tercios del esfuerzo colectivo que permanece invisible". En medio, algunos datos para la desesperanza: "En las tareas de mantenimiento del hogar, de cada trece minutos trabajados por los j¨®venes, doce los trabajan las chicas y uno los chicos". En medio, tambi¨¦n, otros datos esperanzadores: "La d¨¦cada de los noventa se inicia bajo el signo de la ambig¨¹edad, y el viejo esquema divisorio de la poblaci¨®n se derrumba...". La tendencia apunta a la simultaneidad de papeles ocupacionales: los estudiantes son al mismo tiempo parados y amas de casa; las amas de casa intentan (y logran) conquistar huecos en el mercado; los empleados contribuyen a la producci¨®n dom¨¦stica...".
El estudio europeo lo patrocina la Unidad de Igualdad de Oportunidades de la Comisi¨®n Europea y, bajo el t¨ªtulo de El futuro del trabajo en Europa, coordina los trabajos de diversos investigadores para comparar la situaci¨®n de los pa¨ªses n¨®rdicos con la Europa del sur. Espa?a sale siempre mal parada respecto al nivel de incorporaci¨®n de mano de obra femenina al empleo remunerado (mucho menor, por ejemplo, que en Portugal) y el consecuente nivel de paro femenino. Pero mantiene en casi todo lo dem¨¢s unos par¨¢metros est¨¢ndar. As¨ª, por ejemplo, los pa¨ªses escandinavos, con una red muy desarrollada de servicios p¨²blicos, redistribuyen a trav¨¦s de los servicios m¨¢s del 22% de su producto interior bruto (PIB). Entre los pa¨ªses europeos con un volumen menor de gasto p¨²blico se encuentran Turqu¨ªa (13%), Suiza (14%), Holanda y B¨¦lgica (15%). Espa?a, junto con otros, ocupa una posici¨®n intermedia, redistribuyendo en servicios el 18% del PIB. La gran amenaza para el Estado de bienestar y para el sobrecargado trabajo invisible de la sociedad es el envejecimiento de Europa. De hecho, se?ala el estudio, "la demanda de cuidados para los ni?os est¨¢ siendo sustituida por la demanda de cuidados y apoyo para las personas mayores".
A pesar de las amenazas, la mayor parte de las europeas prefiere tener m¨¢s dinero a costa de tener menos tiempo de ocio, aunque perciban la p¨¦rdida de tiempo como un mal necesario derivado del acceso al empleo remunerado. Hoy, s¨®lo el 9% de las europeas y el 13% de los hombres europeos consideran que el estilo de vida ideal para la mujer es dedicarse principalmente a la casa.
?C¨®mo conciliar todo esto? Dur¨¢n lo tiene claro: compartiendo las tareas dom¨¦sticas, creando m¨¢s servicios sociales y cambiando de modelo econ¨®mico. "Mi preocupaci¨®n no es feminista, sino intelectual. ?C¨®mo podemos conformarnos con una estructura social tan imperfecta?".
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