Enrique Iglesias lleva al delirio a las j¨®venes argentinas al final de su gira latinoamericana
El cantante espa?ol, con 13 millones de discos vendidos, es el nuevo ¨ªdolo de las adolescentes
La noche se presentaba ¨¢spera para Enrique Iglesias. El fr¨ªo, el viento y la lluvia se aliaron el s¨¢bado por la noche en Buenos Aires para amargar la velada al cantante. Pero bast¨® su aparici¨®n en el escenario para comprobar que la partida estaba ganada ante un p¨²blico entregado desde el primer minuto. Veinticuatro horas despu¨¦s del concierto de Luciano Pavarotti y Mercedes Sosa con la Filarm¨®mica de Buenos Aires, Enrique irrumpi¨® en la Bombonera, el popular estadio de Boca Juniors, ante 20.000 quincea?eras dispuestas a todo por su ¨ªdolo.
El menor de los tres hijos de Julio Iglesias e Isabel Preysler arrasa en el continente americano, de norte a sur. Trece millones de ¨¢lbumes vendidos en tres a?os en todo el mundo, 251 discos de oro, 132 de platino y 4 de diamante no son cifras despreciables a los 23 a?os. Su voz puede ser cuestionable, pero, por lo visto el s¨¢bado, su dominio de la escena no admite discusi¨®n. Enrique Iglesias comparece acompa?ado de una banda sobria, dos coristas dispuestas a mover sus esculturales cuerpos y una buena gama de efectos. Lo que parece una espera insoportable por la inclemencia del tiempo se transforma cuando se apagaron las luces. Dos minutos, y todo cambia: un estruendo de gritos, mejor dicho, chillidos, femeninos, recorre el estadio. Entra en acci¨®n la bater¨ªa y el griter¨ªo sube de de tono. Entre humos y efectos de luces aparece la figura de Enrique Iglesias. El delirio total.
Las jovencitas que llenan el terreno de juego est¨¢n entregadas. Suenan los primeros temasMiente, Enamorado, Desnudoy el p¨²blico se convierte en un gigantesco coro que casi opaca la voz del cantante.
Pasi¨®n colectiva
Las chicas gesticulan, levantan los brazos, gritan, lloran, suplican. "?Quique!", "?Quique, mir¨¢me!", "?Quique, te amo!" Camisetas con la foto del joven Iglesias, cintas en la cabeza con el nombre del cantante, pa?uelos, globos, paraguas. Canta Mu?eca cruel y baja del escenario. Le encanta el contacto con su p¨²blico, coquetea, busca su complicidad. Sentado entre los dos guitarristas, canta No llores por m¨ª. Seg¨²n cuenta, la historia de una novia que tuvo y perdi¨® de tanto viajar por Estados Unidos, porque conoci¨® a otra mujer y se enamor¨®. Los ojos de la concurrencia se llenan de l¨¢grimas. Un espeso cord¨®n de seguridad contiene durante todo el concierto la fuerte presi¨®n de las m¨¢s lanzadas. Se lo comer¨ªan. Llueve de todo sobre el escenario, adem¨¢s del agua que cae del cielo. Piropos, frases atrevidas, "a ver, a ver, esta colita, si no la mueve...", grita una rubia cuando Enrique Iglesias se contornea muy, muy cerca de las asistentes. Y llega el momento culminante del espect¨¢culo. Mira atentamente a las fans, como buscando a su presa, elige y la sube al escenario. Tiene 19 a?os. "Vamos a ser novios tres minutos y medio", le dice junto al o¨ªdo y el micr¨®fono. Canta Nunca te olvidar¨¦. La ni?a no se corta, toma al pie de la letra las palabras del cantante y aprovecha los tres minutos y medio para establecer el contacto m¨¢s estrecho posible. ?La besar¨¢?, se preguntan desde la envidia las miles de asistentes. Hay diversos amagos mientras dura la canci¨®n, pero finalmente Enrique Iglesias cumple las expectativas y no defrauda a su p¨²blico.
Termina el concierto con tres bises, perfectamente estudiados, ya que est¨¢n incluidos en la lista de temas que se distribuyen a la prensa. Y llega el n¨²mero final: la camiseta del artista vuela por los aires mientras se despide con el torso desnudo. La preciada prenda queda desmenuzada en cuesti¨®n de minutos, en una feroz disputa entre las m¨¢s incondicionales o las m¨¢s fetichistas para llevarse aunque sea un retal de la sudada camiseta a modo de trofeo. Culminaba as¨ª su gira latinoamericana Las cosas del amor, t¨ªtulo de su ¨²ltimo disco y que le ha llevado a Chile, Per¨² y Argentina y finaliza esta semana en Uruguay.
A pesar de algunos rumores que circularon antes del concierto, no se vio ni rastro de pap¨¢ Julio en los alrededores del estadio. Alguien insinu¨® que dar¨ªa la campanada apareciendo por sorpresa en el escenario. Hoy el hijo vende m¨¢s discos que el padre y re¨²ne a m¨¢s seguidores en sus conciertos. Enrique le debe el apellido, pero, seg¨²n confiesa, nunca le pidi¨® consejo -"crecer junto a ¨¦l fue suficiente consejo"-, por lo que su fulgurante ¨¦xito es responsabilidad exclusiva del hijo, que escribe la mayor¨ªa de los temas que interpreta. Hoy es el artista latino que m¨¢s discos vende en el mundo, y en Estados Unidos compite con el n¨²mero uno, Ricky Martin.
Enrique Iglesias lanza ahora su primer tema en ingl¨¦s, Bailamos, producido por Rive Droite -creadores del superventas Believe, de Cher -, que estar¨¢ incluido en la banda sonora de la nueva pel¨ªcula de Will Smith, Wild Wild West, que se estrenar¨¢ en Espa?a el mes de julio. Antes, combinar¨¢ viajes de promoci¨®n a Europa con conciertos en M¨¦xico, Puerto Rico y Santo Domingo.
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