El Deportivo gana sin esfuerzo

Llena de aprensiones antes del partido por las ausencias de Fran y Djalminha, la hinchada de Riazor se encontr¨® con la agradable sorpresa de una goleada ante un rival que presum¨ªa de estar en racha. El Deportivo sigue sin deslumbrar a nadie, pero su solvencia tampoco admite dudas: en cuanto le brindan la ocasi¨®n de un contragolpe, machaca al adversario, como le ocurri¨® ayer en el tramo final de la primera parte, cuando tres minutos le bastaron para clausurar la contienda. Tras encajar los goles, el Valladolid, que hasta entonces se hab¨ªa empleado con correcci¨®n, se apresur¨® a sacar la bandera blanca. El Deportivo se fue al descanso con dos goles de bot¨ªn, un notable premio para una producci¨®n futbol¨ªstica que no estuvo a la altura del resultado y que, adem¨¢s, hab¨ªa ca¨ªdo alarmantemente justo en el momento en que los blanquiazules hallaron el camino de la porter¨ªa. Los de Irureta s¨®lo apretaron al principio y al final. El resto del tiempo, una larga media hora, se entretuvieron con un juego bastante funcionarial, de escasa vitalidad. Pero tampoco necesitaron m¨¢s para agarrar el partido.

El duelo arranc¨® supers¨®nico, como no pod¨ªa ser de otro modo estando por all¨ª Bassir. El marroqu¨ª es un b¨®lido, alocado muchas veces, sorprendente - en el mejor y en el peor sentido de la palabra - casi siempre. Su salida ayer, tras una prolongado suplencia, fue como un hurac¨¢n del desierto.

Entre su regate corto y su esprint incendi¨® el ¨¢rea del Valladolid desde el primer minuto. Pero el Deportivo no sac¨® provecho de su temprana acometida, la tormenta Bassir se remans¨® y con ¨¦l, el resto del equipo.

El Valladolid, que hab¨ªa resistido con aplomo los latigazos iniciales del Deportivo , tuvo paciencia y compostura para enfriar el partido seg¨²n su conveniencia. El f¨²tbol se atasc¨® por el centro del campo, a lo que contribuyeron los sistemas t¨¢cticos, ambos id¨¦nticos: una l¨ªnea de cuatro de jugadores con doble privote en el medio.

El Deportivo no fue capaz de crear m¨¢s peligro que en un remate de Schurrer a la salida de un c¨®rner que Chema salv¨® bajo los palos. El Valladolid se conformaba con tejer su tela en el centro del campo y esperar que le cayese alg¨²n premio gracias a la calidad y los esfuerzos de V¨ªctor, quien siempre ofreci¨® una sensaci¨®n de peligro que no pas¨® a mayores por falta de acompa?amiento.

Y entonces, cuando el Deportivo parec¨ªa m¨¢s amodorrado y el Valladolid esbozaba los primeros rasgos de atrevimiento, surgieron los goles como dos fogonazos inesperados. Ambos nacieron de contragolpes y en ambos tuvo un destacado protagonismo Bassir, sobre todo en el primero, en el que control¨® magistralmente un largo servicio de Donato.

El partido muri¨® en el descanso, porque el banquillo del Valladolid pareci¨® incapaz de improvisar un nuevo gui¨®n sobre la marcha. Sin que el rival mostrase mayor determinaci¨®n para intentar la haza?a, el Deportivo se limit¨® a esperar que un nuevo contragolpe le permitiese apuntillar al moribundo.